Epílogo (primera parte)

37 2 0
                                    


Álvaro vuelve a su casa absorto en sus pensamientos cuando Quique se lo encuentra en el rellano. Le mira con dulzura porque le da cariño ver la cara de concentración que pone en esa tez tan dura que la naturaleza le ha dado a su chico. Nada que ver con el carácter sereno y tranquilo que realmente tiene.

- ¿Qué ocurre, cariño?- intenta sacarle de su ensimismamiento.

- ¡Ah, hola! - le responde algo sorprendido- no es nada, tan solo... no sé... siento que hay algo que no termina de cuadrarme en toda la historia de Valentín y Khalan.

- ....

- Yo estuve ahí, Quique, vi cómo esa persona se enamoraba de Valentín cada día más. Luego supe cómo hizo todo lo posible y lo imposible para retenerlo a su lado. Y cuando consigue que sea él mismo, por su propia decisión, quien vuelva a acudir a buscarle... ¡Imagínate!, Khalan tenía novio cuando Valentín fue a Tailandia esta segunda vez, y ni eso les impidió vivir su romance.

- Ya, es como si estuvieran predestinados.

- ¡Eso es, exacto!, y con todo eso ¿no se te hace raro que sin más le deje marchar de nuevo, sin luchar por él?. Es que a mí hay algo que no me encaja en todo ésto - dice el chico de ojos verdes frotándose el pelo.

- Quizá esté muerto de miedo.

- ¿Qué?

- Pues eso, quizá el sentimiento de culpa de Khalan sea superior a su valentía en estos momentos.

- Explícate mejor.

- A ver, Álvaro. Yo entiendo al chaval. Así estuve yo muchos meses, enamorado hasta los huesos de ti y sin atreverme a acercarme por miedo a no ser suficiente, a no ser digno de que volvieras a mi lado - continúa explicando Quique con la mirada perdida en sus recuerdos.

- Cariño... - le abraza y besa en la frente.

- Khalan debe sentirse muy perdido en estos momentos. Me parece lógico que no viniera a España con Valentín. Eso, y que ser mudo con otra lengua materna aquí debe de ser todo un reto personal.

- Sí, eso también es verdad...

Quique se percata de que Álvaro vuelve a tener esa expresión serie de concentración y sabe que tiene que estar tramando algo.

...... Día de la boda.....

Mucho tiempo atrás Quique le había dicho a Valentín: "Quiero dejar a Álvaro". Y, sin embargo, ahora estaba acompañando a esos dos como testigo en su boda. La hermana de Quique colgaba de su brazo con un vestido de manga francesa en color salmón. Y los padres de ambos novios estaban muy emocionados al presenciar, por fin, la boda de sus hijos.

La pareja no había querido concentrar a muchas personas frente al ayuntamiento, pero eran queridos por muchos y al final se les había ido un poco de las manos el número inicial de invitados que tenían en mente. Además de la familia directa de ambos, los padres de Valentín y Sonia no pudieron faltar, al igual que no lo hizo Alba, la cual acudió con unos taconazos de escándalo que acabaría paseando Andrés por todo el convite.

Para Álvaro era sumamente importante que Samuel y Rebeca le acompañaran en el día más importante de su vida. Y ellos no quisieron perdérselo por nada del mundo. Además, nada más juntarse en la copa de espera, la pequeña ya le había echado el ojo a un hombre rubio con ojos redondos y brillantes que lanzaba miradas discretas a su padre desde el otro lado del jardín. Rebeca sabía que su padre no se habría percatado de nada, así que decidió dejarse caer casualmente a los pies de aquel hombre y derramar cuatro lágrimas dramáticas para que su padre acudiera a consolarla.

Otra que también fue en su ayuda es Alba que, desde que su amigo Quique se había prometido con Álvaro en la playa, se había propuesto encontrarle pareja a su hermano mayor.

- Miguel, ¿qué le ha ocurrido a la niña? - le pregunta al rubio.

- No lo sé, simplemente se ha caído - responde el hombre de 36 años mientras que carga a la pequeña para levantarla - ¿Estás bien, peque?, si necesitas llorar llora, pero si quieres ayuda o agua o algo, dímelo, ¿vale?.

- Con lo bruto que siempre eres tratando a los adultos, tienes una mano con los niños y con los animales que no es ni medio normal - le dice su hermana - Si fueras la mitad de dulce con algún hombre yo ahora tendría un cuñado guapo - dice en un tono alto cuando ve acercarse a Samuel para socorrer a su hija - Así como éste, por ejemplo.

Alba sonríe con picardía, y Rebeca ve en ella una posible aliada, así que le da la mano y le pide que la acompañe al baño a lavarse las manos que lleva manchadas de tierra.

- No pasa nada, Papá, voy con la prima de Joan al baño de chicas. Tú quédate con este nuevo amigo a tomar un café - dice con desparpajo la pequeña.

- ¿Un café? - le pregunta Alba mientras que les dan la espalda a sus familiares - ¿no se te ha ocurrido nada mejor que tomar en una boda?.

- Soy una niña, ¡bastante que no les he dicho que se tomen un zumo! - le contesta mientras que ambas se alejan de la nueva pareja.

Valentín está feliz por haber visto a su amigo del alma casarse con el amor de su vida, esa boda era necesaria para volver a traerle algo de alegría a su vida gris. Pero no puede reprimir un suspiro de nostalgia que le recuerda que eso es algo que no tendrá nunca en su vida.

Tiene claro que si no es con Khalan no piensa unirse a nadie eternamente.

Pero el tailandés no había vuelto a dar señales de vida desde que se separaron. Sin embargo, cree olerle cada vez que un aroma a fresas le llega, como ahora mismo. "Te estás volviendo loco, Valentín. Sólo será otro jabón perfumado o una colonia de alguna mujer", se repite para despejar la mente.

Aunque lo está viendo, tras un corrillo de dos o tres personas hay un tobillo tatuado con una pequeña flecha y un arco cruzados.

Valentín enfoca su vista para saber si realmente está perdiendo la cordura o no. Y un cuerpo delgado y menudo, perfectamente enfundado en un estrecho traje de chaqueta beige se encuentra en su campo de visión a unos 20 o 30 metros de él, su dueño mantiene ese inconfundible corte de pelo con forma de champiñón.

ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora