71. Saber si era real.

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- Déjame- le digo a Quique- no hagas eso.

Le aparto de mí, pero él vuelve a abrazarme - No quiero- me responde.

Así, con media cafetería mirándonos, nos pasamos los siguientes cinco minutos. El coche del semáforo hace rato que ya se ha marchado, sin que yo me haya percatado de ello.

- Está bien, Quique. Ya me he tranquilizado, puedes soltarme.

- No te abrazo para tranquilizarte- me contesta levantando la cabeza de mi hombro y mirando hacia arriba para verme los ojos- te abrazo porque soy yo quien necesito abrazarte.

¿Cómo?, ¿qué está pasando aquí?

- Soy yo quien necesitaba volver a tocarte para saber...

- ¿Para saber qué?- le interrumpo con algo de desconfianza.

- Para saber si era real.

De nuevo sentados decidimos que era mejor pagar y marcharnos a otro sitio, porque bastante melodrama habíamos puesto ya al lugar.

No quiero ser yo el que le ofrezca venir a casa, mi casa perdón. Y no sé si quiero ir a la suya... Le miro mientras que andamos y algo me hace pensar que él está teniendo el mismo dilema que yo. Así que le propongo ir a su restaurante favorito.

No se trata de un sitio muy glamuroso, pero está cerca del mar y sé que a Quique le encanta escuchar el sonido de las olas. Pedimos algo ligero porque no solemos cenar mucho ni él ni yo, pero sí nos gusta el buen vino, y no nos privamos de elegir un buen reserva.

No sé cómo ha sucedido realmente, pero aquí andamos los dos, riéndonos de tonterías del trabajo, comentando la última tendencia en moda y mirándonos a los ojos como hace tiempo que no hacíamos.

No me hace falta que termine la velada para darme cuenta de que no podré pasar página con nadie si él sigue ocupando el lugar que tiene ahora mismo en mi corazón. Pero no estoy seguro de qué piense Quique al respecto, porque también pensaba que antes yo lo era todo para él y que nos casaríamos pronto y sin embargo se fue.

Lo más sensato por mi parte es esperar. Mejor no decir nada que acojonarle de nuevo.

Pero lo que yo no podía saber en esos momentos es que por la cabeza de Quique estaban pasando pensamientos similares a los míos. "Quique, no te precipites. Él siempre es agradable con todo el mundo, no va a ser tan fácil que te perdone y te vuelva a abrir su corazón. No te lo mereces".

ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora