¿Demasiado reina para los pasivos, demasiado cuerpo para los activos?, pero ¿qué cojones me pasa? Me quiero desaparecer y no puedo. Recuerdo que sigo encerrado en su coche. ¡Trágame tierra y escúpeme bien lejos!
- Curiosa forma de romper el hielo la tuya.
- ...
- Tranquilo, haré como que no lo he escuchado. Pero que conste que he estado tentado en pedirte el número a cambio.
Rojo como debo estar en estos momentos, intento recuperar mi dignidad como puedo y volver a mirarle a la cara.
- No tengo ningún interés en darle mi teléfono a nadie en estos momentos. No es nada personal, te lo aseguro.
- ¡Hmmm!, se me olvidaba que tu generación os movéis por Instagram y cosas de esas.
- ¿Qué?, ¡no!. No me refería a eso... Es solo que no estoy en condiciones... espera, ¿qué, mi generación?, pero ¿cuántos años crees que tengo?, o ¿cuántos se supone que tienes tú?.
El caso es que joven no es, tiene diversas marcas de expresión en su cara, la larga barba con muchas canas y el pelo, aunque es castaño claro, también blanquea.
- No quiero cagarla aún más, no soy muy bueno calculando la edad de la gente, pero he dado por sentado que siendo amigo de Andrés tendrías su edad.
- No, que va, Andrés es el más joven del grupo de amigos. Él tiene 25 solamente, el resto pasamos la treintena ya.
- ¡Ah!, igualmente pareces más joven.
- Me conservo bien, me gusta cuidarme.
- Ya veo, ¿y eres siempre así de directo?
No, de hecho nunca soy tan directo. No sé qué me ocurre con el tipo este, es como si andara a la defensiva y necesitase poner los puntos sobre las íes.
- Entonces... ¿de qué os conocéis Andrés y tú?
- Por otro amigo en común. Quizá lo conozcas. Valentín.
Su expresión relajada ha cambiado totalmente al nombrar a Val. Mis alarmas saltan.
- Sí, conozco a Valentín, también soy su entrenador.
Val lleva años jugando a hockey, de ahí se conocen Andrés y él. Años atrás en un cumpleaños de otro amigo, apareció en la fiesta con un par de colegas de Hockey, acababan de jugar un partido y venían los tres con sus bolsas gigantes de entrenamiento. Andrés continuó quedando con nosotros, del otro chaval nunca más supimos nada.
Un silencio incómodo nos acompañó los últimos minutos del trayecto. Le pedí que me dejara en la esquina del súper de mi barrio y nos despedimos todo lo cortés que se puede tras el encuentro tan surrealista que habíamos tenido. Y se marchó, sin más.
Dos horas más tarde estaba Andrés en mi casa viendo qué tal estaba. Se disculpó por enésima vez y empezó a transmitirme el partido, como si me interesara lo más mínimo. Y ahí estaba yo, como un imbécil, esperando que me hiciera la famosa pregunta...
- ¿No me vas a preguntar por Samuel?
- ¿...?
- ¡Venga, no me jodas Andrés!, ¿en serio no te ha contado nada?
- ¿Nada de qué?, ¿qué ha pasado?
Será posible que el Fifa no le haya hablado de mí... ¿Se va sin mi número y aún así no se lo pregunta a Andrés? - No, nada importante- le tranquilizo. Él frunce el ceño pero sigue contándome los goles que han marcado.
Esa tarde, mientras leía en el balcón al solecito, mi cabeza no paraba de darle vueltas al encuentro con Samuel. Nada cuadraba ahí. El tipo no salta baja el gay rádar, pero tampoco va de hetero curioso porque ha sido directo y franco ligando conmigo. Le he puesto una barrera a mantener contacto y ahí se ha acabado el interés... Soy imbécil o qué, el otro día prometiéndome a mí mismo que sanaría en soledad, y ahora me preocupo porque un señor con pinta de padre no está insistiendo en conocerme como si fuera un acosador, cuando justo le he dicho que no quería que me acosara.
La curiosidad me está matando, así que llamo a Andrés, y todo lo sutil que puedo empiezo a sonsacarle información sobre Samuel. Andrés es buen chaval, pero muy perspicaz no es, así que no nota nada raro en mis preguntas y poco a poco voy hilando su historia. El tal Sami, como él le llama, ha sido entrenador del equipo desde antes de que el propio Andrés jugara en él, le encantan los deportes así que cuando le dijeron de entrenar al equipo no lo dudó, a pesar de que no le paga nada el club. Andrés no sabe su edad, pero dice que seguro más de 40 tiene ya que está casado.
- ¿Qué, casado?
- Sí, justo cuando yo entré en el equipo él estuvo un par de semanas sin venir porque se fue de luna de miel.
- Entonces su mujer...
- Bueno, Ale ya no es su mujer, se quedó viudo hace un par de años. Un cáncer se la llevó por delante. El equipo entero fue a despedirla al funeral, pero fue el año que yo estuve de Erasmus [1] ese semestre y no pude asistir.
- ¡Uf, qué duro!
- Sí, y que lo digas, el pobre Sami estaba destrozado y su hija también. Tiene una nena pequeña como de 4 o 5 años. Debió de ser un palazo para ellos.
Andrés tuvo que colgar rápidamente porque le tocaba pedir en la cola del Mc Donalds. Me dijo que otro finde me llevaría a otro partido. Y me dejó con el corazón hecho trizas por la historia tan triste de Samuel.
[1] Programa que promueve el intercambio de estudiantes entre Universidades europeas.
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Valentín
RomanceValentín pasa de la treintena cuando sus padres deciden que se marche de casa. Su hermana quiere buscarle novio y su mejor amigo acaba de romper con su pareja. Para él, un viaje inesperado le llevará a romper sus propios prejuicios y abrir su corazó...