Me despierto con esa sensación de que se te ha olvidado algo. Me da mucha angustia pensar en que pueda ser algo realmente importante y ya no pueda hacer nada para remediarlo, así que no consigo volver a dormirme.Miro a Álvaro, se ha recostado en mi hombro y lleva puesto un cojín cervical. Sus facciones se ven duras sin su sonrisa y el verde de sus ojos. Tiene la barba muy oscura, el pelo igualmente negro, la piel morena y la espalda ancha. Luego veo ese jerseicito que me lleva puesto y me da la risa. Es como si hubiesen querido disfrazar de Barbie a un militar marroquí.
Y de repente caigo, ¡ya sé qué se me ha olvidado! No tengo ni idea de cómo es físicamente Khalan y no le he preguntado cómo identificarle. Además, él no conoce de nada a Álvaro. Así que debo confiar en que él me reconocerá a mí por los vídeos de Tiktok.
...El aeropuerto Suvarnabhumi internacional de Bangkok me resulta especialmente enorme. Pensaba que sería una minucia en comparación con Barajas y me he llevado mi primer bofetón de prejuicios.
Viajar fuera de la Unión Europea es un coñazo; papeleos, inmigración, controles, maletas y para colmo los protocolos propios que el país tiene para el coronavirus.
Álvaro va como si nada, recto como una vela y aparentemente descansado. Yo soy harina de otro costal, pero sigo siendo más fuerte que él, así que me cargo sus bultos de mano y junto con los míos cruzamos las puertas automáticas que nos separan de la zona de desembarque. De repente la imagen de un montón de "chinos" expectantes aparece frente a nuestros ojos.
Tantas familias tailandesas juntas me hacen sentir muy guiri. Doy gracias por tener el pelo castaño y los ojos marrones porque si fuera rubio de ojos azules parecería un alienígena. Pero lo que más me llama la atención es que todos los hombres son imberbes y llevan el mismo corte de pelo, una especie de melenita por encima de las orejas y flequillo hasta la altura de los ojos. Parecen champiñones. Me río internamente. Debo parecer tonto ahora mismo.
Una adolescente con el mismo corte de pelo se nos acerca con una sonrisa amable, lleva un pequeño cartel donde se puede leer mi nombre. No sé qué decirle, así que simplemente la sonrío y pongo mi mano izquierda en mi pecho. Me parece preciosa cuando amplia la sonrisa y sus ojos simplemente desaparecen para dar paso a dos pequeñas rayitas.
Álvaro toma la iniciativa.
- ¡Hi! , He's Valentín and i'm Álvaro. Nice to meet you. Who you are? [1].La tailandesita sigue sonriendo, junta sus dos palmas y hace una ligera inclinación de cabeza. Imaginamos que será un saludo respetuoso y torpemente la imitamos. Pero no dice nada.
- Creo que no debe hablar inglés- le digo bajito a Álvaro.
- Ya veo-Así que uso el lenguaje internacional de los gestos. Me señalo a mí mismo, a su cartel y pronuncio mi nombre. Señalo a Álvaro y pronuncio el suyo. Y acto seguido la señalo a ella y pongo una expresión de pregunta en mi rostro.
Saca una pequeña libreta desgastada y escribe en inglés, "I'm Khalan" [2].
[1] Hola, él es Valentín y yo soy Álvaro. Encantado de conocerte, ¿qué tal estás?
[2] Soy Khalan.
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Valentín
RomanceValentín pasa de la treintena cuando sus padres deciden que se marche de casa. Su hermana quiere buscarle novio y su mejor amigo acaba de romper con su pareja. Para él, un viaje inesperado le llevará a romper sus propios prejuicios y abrir su corazó...