28. Hasta que tenga que regresar.

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- Álvaro, Khalan nos está invitando a ir a Pukhet este fin de semana. Como te marchas el lunes sería genial terminar el viaje así, ¿No te parece?.
- Val, oye, me gustaría hablar contigo un momento- Me dice súper serio, sentado al borde de su cama.

Echo una mirada rápida a la habitación, todo está extrañamente recogido. Él hace un gesto con su mano y mueve algo tras de sí.

No sé qué coño está pasando, pero ahora mismo siento a Álvaro como si fuera un completo desconocido.

-¿Qué pasa?, ¿acaso no quieres ir?- empiezo a sospechar- Puedo escribir a Khalan y decirla que lo dejamos para el finde siguiente...
- Para- me interrumpe - No se trata de eso. Está genial el plan, de verdad. Pero me temo que no es para mí.

No... no, no, no. Ésto no está pasando, no en toda mi cara. ¿Viene Quique?

- He decidido volver antes a España.- Y saca su maleta tras de sí.

Mi cara es un poema en estos momentos.

- Pero... ¿Por qué? O sea, ¿Cuándo? No... No lo entiendo.

Sí, sí que lo entiendo, lo entiendo perfectamente. Lo ha escogido a él. Pero no quiero aceptarlo.

....

Esa tarde despido a Álvaro en el aeropuerto, le deseo buen viaje y le pido que siga manteniendo mi secreto de cara a mi familia. Le digo que voy a estar muy ocupado porque quiero aprovechar y viajar al norte del país, donde las condiciones no son tan cómodas como en Bangkok, pero podré hacer fotografías espectaculares. Así que seguramente no tendré ni cobertura ni internet (ni ganas de vivir). Que no se asuste y que en menos de dos semanas estaré volviendo yo también.

Mentira.

No quiero hablarle. No quiero verle. No quiero volver a España. No sé qué haré ni dónde viviré a mí regreso.

El norte me brinda la excusa perfecta para seguir perdido en tierras tailandesas sin dar señales de vida hasta que tenga que regresar.

ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora