18.- Sé sincera, Luisi

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[Luisita]
Mucha mierda para mañana!!

[Amelia]
Ay 🥺🥺🥺🥺🥺
Muchas gracias
Estoy un poco atacada ya
No he parado en toda la semana
Con el bar, los ensayos,...
Acabo de llegar a Zaragoza

Luisita podía percibir los nervios de Amelia a través de la pantalla. Le había escrito por la tarde previendo que al día siguiente no tendría tiempo para nada y quería desearle suerte en el estreno y la respuesta de la morena había llegado varias horas más tarde cuando ya estaba metida en la cama, con mensajes prácticamente instantáneos debido a la velocidad a la que debía escribir Amelia.

[Luisita]
En Zaragoza por qué?
Ha pasado algo?

[Amelia]
No tranquila 😉
Para buscar a mi madre y a mi tía
He preferido venir después del ensayo
Aunque sea tardísimo
Duermo hoy en su casa y mañana por la mañana nos vamos
Que también tengo que trabajar 😪

[Luisita]
Pues no te molesto más
Que descanses

[Amelia]
Gracias bonita
Mañana te veo
😙😙


La rubia bloqueó el teléfono después de leer los últimos mensajes recibidos y se acomodó en la cama sobre su lado derecho para dormir. Había dejado ligeramente abierta la ventana y a pesar de la suave brisa que entraba, el pensamiento intrusivo de tener que volver a Madrid en pocos días con todo lo que eso significaba provocaba que le costara coger el sueño más que de costumbre.

*****

Habían cenado antes de lo que lo solían hacer normalmente en verano para llegar a tiempo del pequeño discurso de bienvenida que daba el alcalde como todos los años previo al comienzo de la obra de teatro pero al llegar a la plaza ya no había sillas disponibles por lo que Mateo, Marina, Lourdes y Luisita se dirigieron a la barra de bar que habían instalado al fondo para la ocasión y, ya que iban a ver la función de pie, al menos no pasarían sed.

Para este año, el grupo de teatro aficionado había dado un pequeño paso más con una obra más larga que las que habían representado anteriormente y con un diseño de vestuario y escenografía que mezclaba lo local con la fantasía del relato, y el resultado de la puesta en escena tuvo una gran acogida entre los vecinos.

Después de los largos aplausos recibidos, los actores fueron bajando del escenario y acercándose hasta sus familiares y amigos que los esperaban en la plaza del pueblo convertida en patio de butacas por una noche para felicitarlos.

Los cuatro amigos habían vuelto a visitar la barra de bar y compartían un par de minis de cerveza cuando Amelia, tras saludar brevemente a unos vecinos, se dirigía hacia ellos, aún con parte del vestuario que había utilizado durante la representación puesto.

- ¡Vamos la artista! – animó Mateo cuando la morena llegaba a su lado y le ofrecía el vaso que tenía en sus manos.

- Me he bebido un par de botellas de agua – dijo después de dar un trago largo de cerveza.

- Pero cerveza siempre mejor – expresó el chico.

- Siempre – confirmó devolviéndole el mini tras otro trago, esta vez más corto. – ¿Os ha gustado? – preguntó ilusionada.

Sueño de una noche de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora