Todas las tareas que tenía pensado hacer en su día de descanso quedaron resumidas en cambiar las sábanas de una cama que seguía deshecha desde que el día anterior se levantara con la hora justa de darse una ducha antes de ir a trabajar y poner una lavadora cuando regresó al pueblo.
Devoción le había preparado un plato de lentejas al despertarse de la siesta y luego habían estado hablando de las escasas novedades que habían sucedido en las dos últimas semanas desde que se vieron y se le hizo más tarde de lo que en un principio habría querido volver por lo que, una vez en casa después de dar un paseo con "la niña", cogió una cerveza de la nevera y acomodó una silla de terraza al lado de la hamaca a modo de mesita en la que colocar la lata, el teléfono móvil y el paquete de tabaco que tanto había echado de menos durante las horas de espera en el hospital junto con el cenicero.
Se tumbó en el hueco que le había dejado su okupa y sacó un cigarro de la cajetilla, expulsando el humo lentamente tras la primera calada.
- ¿Me has echado mucho de menos, pequeña? – demandó la morena al animal mientras le rascaba la cabeza, provocando que se le cerraran poco a poco los ojos con las caricias. – Yo a ti también, ¿eh?
Amelia dejó el cigarro sobre el cenicero y cogió el teléfono para echar un vistazo por las redes sociales, entreteniéndose unos minutos con los stories y otras publicaciones que no había visto en todo el día, evitando entrar en la aplicación de mensajería instantánea, aunque finalmente terminó cayendo.
Pulsó sobre el icono de "nuevo chat" y deslizó entre los contactos hasta llegar a su nombre esperando ver la foto que estaba a su izquierda pero se encontró con un icono blanco sobre círculo gris.
"Joder... claro, ella no tiene mi teléfono".
Bloqueó el móvil y lo dejó en su estómago para volver a coger el cigarro que se estaba consumiendo y dar un par de caladas. Echó la ceniza en el cenicero y dejó el cigarro de nuevo para desbloquear el teléfono otra vez y repetir la operación, ahora sabiendo que no encontraría foto de la rubia. Tocó en su nombre y se abrió un nuevo chat vacío en el que únicamente estaba un atardecer cerca del río como imagen de fondo.
- ¿Qué hago? ¿La escribo o no la escribo? – preguntó. – Meri, como me contestes un día me muero. Venga, va – se animó sola.
"Hola!!! Qué tal?"
"No, borra, borra, que está en el hospital por un accidente de moto y parece que le estás preguntando cómo le ha ido de fiesta".
"Hola Luisita. Como te encuentras?"
"Uffff muy serio, ¿no? Así de golpe, sin presentarme ni nada".
"Hola Luisi 😊 Soy Amelia. Me ha pasado Lourdes tu número de teléfono, espero que no te importe"
"¿Mejor? Que ayer muy bien, o esta mañana, pero igual no era consciente del todo que era yo y estaba bajo los efectos de la anestesia y los calmantes. Sí, venga".
La morena cerró los ojos al pulsar sobre la flecha de enviar y respiró profundamente.
[Amelia]
Hola Luisi 😊 Soy Amelia. Me ha pasado Lourdes tu número de teléfono, espero que no te importe
Cómo estás? Te duele mucho el brazo y el costado?
Si necesitas cualquier cosa puedes llamarme
O tus padres"Ya no hay vuelta atrás".
Amelia se giró ligeramente sobre la hamaca para dejar el aparato en la silla y dar un trago de la cerveza antes de llevarse de nuevo el cigarrillo a los labios, con ciertos nervios mientras llegaba una respuesta.
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Sueño de una noche de verano
FanficLos reencuentros no son siempre felices, sobre todo si éstos te devuelven al presente momentos del pasado que prefieres no recordar. Luisita y Amelia se conocieron en el pasado y ahora, las circunstancias de la vida las vuelven a situar en el mismo...