Nota importante: Corazones, como saben hay un personaje que es psicólogo, antes de escribir investigo lo más que puedo para lo que éste dice o transmite no sea erróneo. Trato de informarme, tengan eso en cuenta, no soy psicóloga ni nada parecido; sin embargo, si ustedes ven una falla o conocen sobre el tema, si han visto psicólogos y saben sobre ello, pueden comentármelo y con gusto lo tomaré en cuenta. Gracias.
*Advertencia de contenido sensible*
Capítulo 6.
¿Qué estoy haciendo exactamente? Intento vivir sin Oliver, ¿o sobrevivir, realmente? ¿Viviendo o sobreviviendo?
Enfrentas día tras día el dolor y la pérdida de alguien importante, es hacer mucho más que estudiar, emprender, familias o relaciones. Entonces eso no es nada, eso es ser fuerte.
Las palabras del portero, Finnegan, resuena en mi mente pero no quedan conmigo como ayer. En su momento me hicieron sentir... mejor. Reconfortada y entendida. Solo que ya no, ahora vuelvo a sentirme inútil y las palabras de Zack, junto a las de la doctora y Declan, predominan en mis pensamientos.
No puedes poner tu vida por debajo de su fallecimiento.
Parece que desde hace mucho nos dejaste.
Mi ayuda empieza a surgir efecto donde tu disposición también lo esté.
Todos lo ven de la misma manera desde afuera, incluido Macbride que en mi mente sigue siendo un niño que no sabe nada, piensa igual que el resto. Que me he estancado. Que me rendí.
Y después de ver cómo otros han llevado su vida, creo que tienen razón. ¿Realmente qué estoy haciendo?
Me he despertado tarde porque nuevamente me costó dormir, por lo tanto cuando decido levantarme de la cama por la necesidad de hablar con Declan, es cerca de la hora del almuerzo. Sin embargo nadie está en la cocina ni en las habitaciones, bajo a la primera planta y aunque pienso que tal vez esté en el restaurante no tengo la valentía de entrar.
Demasiados recuerdos para soportar.
Me giro al lado contrario y noto que la puerta de esa habitación está abierta. Antes era otro estudio para Declan, pero desde que se casaron se le otorgó a Alannah como un lugar para sí misma, por ende todo es de su esencia. Hay estantes de libros que llenan las paredes laterales, algunas áreas siguen vacías para nuevos libros, las otras dos paredes tienen frases escritas; hay dos sofás rojos de dos plazas frente a frente en el medio, y más allá está un escritorio de cristal. En su silla giratoria, Alannah alza la mirada para verme.
—Sí, eso está bien, Gavin —dice al celular—. Pásame los documentos, les daré una rápida ojeada y te llamo, ¿de acuerdo? —Un segundo después cuelga y se centra en mí—. Buenos días, leona, ¿o buenas tardes ya?
—Tardes —afirmo—. ¿Dónde está Dex?
—Trabajando, tenía una sesión fotográfica programada para hoy.
—¿A qué hora vuelve?
—Después de almuerzo —responde, ladea la cabeza—. ¿Por qué? ¿Lo necesitas?
Sacudo la cabeza en negación, puedo esperar.
—¿Y los bebés?
—Están con mis padres, mamá pidió a todos nuestros retoños para alegrar más su día —contesta con una sonrisa.
—Oh, entiendo —murmuro; entonces no podré entretenerme con ellos hasta que mi hermano regrese—. ¿Y Mac?
—En el colegio... Debo pasar a recogerlo —recuerda tras observar su reloj. Se pone de pie y rodea el escritorio—. ¿Ya desayunaste para que me acompañes?
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El Filo de un Corazón Roto.
RomanceProbablemente todos en el mundo habían sufrido la perdida de un amor, y tenido que ser víctima de los estragos que causa. A Kelyam McGowan le llegó su turno. Para ella era como vivir con una bala perforando su corazón, la anestesia para soportar el...