Capítulo 54.
Esto es una pesadilla, debe ser una pesadilla. No puede ser real.
Abriré mis ojos y estaré en mi habitación, despertándome de un mal sueño. El sonido del llanto se desvanecerá al igual que el dolor del pecho. Parpadeo, encontrándome con un techo blanco y una luz brillante, voy bajando la vista hasta dar con que esta no es mi habitación, sino un cuarto de hospital.
Nelda y Fionlagh están llorando en la esquina del sofá a mi derecha, papá está apoyado en la pared frente a mí con la mirada en el suelo y mamá está a mi lado, ella es la única que me observa con sus ojos rojizos e hinchados.
Entonces el dolor no se va, se multiplica al grado que siento que no puedo respirar y me incorporo tosiendo, sujetando mi pecho donde se esparce un dolor agudo.
—Finn...
—Dime que es mentira —suplico en medio de jadeos—. Motina, dime que es mentira.
Su rostro se desencaja cuando empieza a llorar, niego con la cabeza ahora buscando a papá.
—No es posible, eso no es verdad —espeto—. Cath se recuperaría, ella no... No puede ser real esto.
—De verdad lo siento mucho, hijo —dice, sosteniéndome la mirada—. Pero desafortunadamente es cierto, se ha declarado fallecida hace cuatro horas.
—No me digas eso, por favor, no lo hagas. Dime que todo estará bien y podré verla de nuevo, por favor, papá...
Él se acerca para sentarse delante de mí, sus ojos están rojizos también. Aprieta sus labios al tomar mis manos, que de paso tiemblan, y suelta un suspiro antes de volver a hablar.
—La situación fue intensa y todo pasó muy rápido, Finn —dice con cuidado—. Hicieron todo por ayudarla, sabes que allí había gente especializada, pero no todo es controlable y hay cosas que se salen de las manos. Cuando pareció que las cosas estuvieron bajo control, ella lo tomó para... saltar.
—¿Ella... ella se fue, papá?
—Cathleen está descansado, hijo.
Sacudo la cabeza, no puedo entender lo que dice. Aprieto sus manos en un intento de drenar la desesperación que quema mi cuerpo.
—Necesito verla —suplico—. Debo verla para creerlo, porque no... no es posible. Necesito ver a mi Cath.
—No es posible, Finnegan, los doctores están realizando el debido proceso. Ni siquiera a sus padres se le ha permitido verla hasta después que hayan realizado su trabajo.
—¿Y ellos, dónde están?
—Haciendo la documentación necesaria —responde, él no retira sus manos a pesar que puede que lo esté lastimando—. Entendemos que estás en shock, te has desmayado ante la noticia... y debes descansar. Mañana será un día largo, pero estaremos para ti ¿ok?
Me hace recostarme otra vez en la camilla, cubriéndome con una sábana después; mis ojos quedan en Fionlagh, quien me da una dolorosa mirada que no soporto. Miro a su lado, donde yacen ahora solo las amapolas rojas... ¿Esperanza? Eso se acabó.
-
Estoy frente a su ataúd, y aun no me lo creo.
Insisto que creeré que toda esta mierda esté pasando cuando la vea, no podré vivir sin verla una vez más. Pero el ataúd está cerrado, nadie la ha podido ver más que sus padres y oí que fue sugerencia de los doctores. No quiero ni imaginarme por qué.
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El Filo de un Corazón Roto.
RomanceProbablemente todos en el mundo habían sufrido la perdida de un amor, y tenido que ser víctima de los estragos que causa. A Kelyam McGowan le llegó su turno. Para ella era como vivir con una bala perforando su corazón, la anestesia para soportar el...