Capítulo 41.

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Capítulo 41.

Kelyam.


Río viendo cómo Oliver niega con la cabeza mientras lo guío a mi habitación y a la vez enumera cómo Declan puede reaccionar.

—Me lanzaría por la ventana, me estrangularía, me arrastraría por las escaleras hasta la puerta...

—Relájate, Olly —interrumpo riendo—. No haremos nada, solo quiero tiempo para nosotros sin mis hermanos alrededor.

—¿Qué ocurre si Declan llega y nos encuentra en tu habitación?

—Dejaré la puerta abierta como siempre me indica, no habrá problemas. Confía en mí.

Él suspira y termina asintiendo; entramos a mi dormitorio, dejando unos diez centímetros de distancia entre la puerta y el umbral como mi hermano me lo pidió. Luego me uno a Oliver en el suelo, apoyando nuestras espaldas en las camas.

—Tienes varios pósteres de Taylor Swift —comenta, mirando los que están pegados en mi armario—. Sin duda eres una gran fan.

—Soy una Swiftie —corrijo.

—¿Cómo se llama el fandom de Bryce Sabat, entonces? —inquiere señalando la otra mitad de pósteres.

—Brycers, duh. 

—No sé mucho de cultura de fandoms, así que dejaré que me instruyas.

Eso es como darme cuerda, porque hablo y hablo de lo que sé sobre mis artistas favoritos. Amo la música, creo que todo joven ha tenido su momento de fan hasta las venas con algo o alguien y no fui la excepción. Para mí es normal saber datos curiosos sobre esas celebridades, más si para Oliver no lo es, no lo demuestra y me escucha atentamente.

En un momento, gira para dejar su brazo en el colchón y luego apoyar la cabeza, sin dejar de observarme. Su mirada es tan intensa que dejo de hablar.

—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? 

—No, tranquila, solo lindura —responde provocándome una sonrisa.

—Oh, qué cursi eres —lo codeo y él ríe.

—No me importa serlo si obtendré que sonrías así.

—¡Lo volviste más cursi! 

Ambos reímos, luego procedo a copiar su postura de manera que nos quedamos de frente y con nuestras miradas fijas en el otro, sin quitar la tonta sonrisa de los labios. Él me pide que siga hablando, yo lo hago; ninguno aparta sus ojos.


El rostro de Oliver se va difuminando a medida que abro mis ojos, parpadeo continuamente al encontrarme con el techo y no su cara. Miro a la derecha y no está, giro a la izquierda y tampoco. Vuelvo arriba, inspiro hondo y rompo en llanto.

Solo fue un puto sueño, pero se sintió tan real.

No sé si fue un recuerdo o producto de mi imaginación, no me interesa qué fue, solo que era tan real que por un momento pensé que seguía aquí. Creí que nunca me dejó. Abrir los ojos y no verlo se siente como el primer día sin él. Sin mi Olly.

No puedo respirar bien por los sollozos que brotan desde lo más profundo de mi alma, apretando mi pecho y ocasionándome más dolor del que soy capaz de soportar. Me abrazo a mí misma, hundiendo las uñas en mis brazos, mientras me hago un ovillo en la cama.

El Filo de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora