Capítulo 28.

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Capítulo 28.

Finnegan.

Joder, la gente sí que es fastidiosa. 

Llevo treinta segundos aguantando las quejas de un inquilino de mi edificio, que esto no sirve aunque está en buen estado, que los vecinos de arriba y también los del lado no sé qué, el bombillo no le gusta y lo otro tampoco... Estoy mirando mi reloj, esperando que, si se cumple un minuto en quejas, lo mandaré a la mierda.

... Cincuenta y siete... cincuenta y ocho... cincuenta y nueve... sesenta... Listo.

—Mire, señor...

—Yo lo atenderé —interrumpe Carson dándome un suave un empujón.

Hago una mueca, en verdad quiero mandarlo a la mierda, pero por lo menos ya no me toca escuchar sus tortuosas quejas. Así que me voy al cuarto de las cámaras, me siento en la silla frente la aparatología y empiezo a dar vueltas.

Qué mierda de aburrimiento, la verdad, intento distraerme mirando las cámaras pero o es un día aburrido, o los inquilinos son aburridísimos.

—¿Qué tal la programación de hoy? —dice una voz divertida.

Ladeo la cabeza hacia Kelyam, inconscientemente copio su sonrisa aunque con un deje de ironía.

—Terrible, solo están pasando Sosos Vecinos del 99. 

—Bueno, seguro que es porque graban los pasillos y las afueras del edificio —contesta adentrándose al cuarto—. Uno no sabe qué ocurre dentro de los apartamentos.

—De hecho, puedo saber —refuto—. Pero hay una ley que me impide ver sin la autorización previa del inquilino o al menos que haya una emergencia.

>>Aunque... —me vuelvo tentativamente hacia el panel de control—, un aburrimiento como este es considerado una emergencia...

—Si, claro —Toma mi mano y hace que gire otra vez hacia ella, sacude la cabeza—. No seas un mal jefe.

—Me ofendes —Llevo mi mano libre al pecho—, soy el jefe que todos querrían tener.

—Mentira —difiere Carson, entrando.

—¿Cómo que mentira? Mira, para probárselos, te asciendo hoy.

Arquea las cejas. —¿Ah sí, a cuál puesto?

Tamborileo las manos en la mesa para crear el factor intrigante, Kelyam ríe pero él sacude la cabeza.

—Como mi ayudante personal, ¡ta dá! —sonrío abriendo los brazos—. Dado que estaré muy ocupado atendiendo la parte administrativa, necesitaré tu especial ayuda para atender lo que los inquilinos piden.

—Es decir, yo me calaré las quejas —Entrecierra los ojos—. Joder, qué emoción, mírame, no puedo parar de sonreír.

—Entonces felicidades, Carson —Kelyam palmea su hombro y él la señala.

—Necesitamos alguien de limpieza —me menciona—, ella sería buena opción.

—De hecho, sí, es una gran idea —concedo viendo cómo ella pierde la sonrisa.

—Gracias, pero no busco trabajo.

—Es una lástima, haríamos los tres un buen equipo para este edificio —Me levanto tomando mi chaqueta del respaldar—. Cuando quieras, la oferta sigue en pie.

—Y supongo que cuando vuelvas discutiremos mi aumento de sueldo por mi ascenso —Carson sonríe sacudiendo la mano.

Resoplo ignorándolo, por otro lado, Kelyam me observa divertida mientras salimos del cuarto.

El Filo de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora