Capítulo 30.

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Capítulo 30.

Es extraño sentir que después de tanto tiempo, me gusta cómo me veo. 

Estoy lista para la fiesta de Anne, con el vestido, tacones pequeños y guantes blancos hasta la muñeca. El maquillaje es ligero y mi cabello está recogido en una coleta medianamente alta, enfatizando lo largo que es. Encima, tengo la tiara plateada que me corresponde por ser de la "familia real".

Y me gusta lo que veo en el espejo. Analizo cada ángulo, detallo los rasgos, intento hacer un minucioso examen pero por primera vez me impongo que no es necesario. Porque me siento tranquila, como si mi mente y ojos hicieran una tregua para acordar que mi aspecto no es un asco. Que de hecho, más que verme, me siento hermosa.

Hoy me siento hermosa. No es algo que pasa todos los días.

Es tan significativo que me dan ganas de llorar, y a la vez me siento un tanto ridícula por ello. Sin embargo, trato de darle importancia como debe ser. Esto importa. Y no lloro, pero le sonrío al espejo.

—¡Lyam! —Macbride toca la puerta—. ¡Zack llegó!

Me doy una última mirada, respiro hondo y salgo. Macbride me escanea; él está en un traje de terciopelo color cobre, mangas anchas y chaqueta de cola larga, también usando una corona plateada.

—Te ves hermosa, Lyam —sonríe—, exactamente como una princesa.

—Y tú como un príncipe —respondo palmeando su hombro—. ¿Emocionado por ir?

—Mucho —asiente repetidas veces.

Es la primera vez que asistirá a una fiesta de Anne, pues se consideró que tiene edad suficiente para ir —de hecho, luego de una serie de ruegos—. Así que va con expectativas.

—¿Jake irá? —pregunto dirigiéndome a la segunda planta.

—Alannah convenció a su tutora —afirma animado—. Lo veremos allá.

—Qué bien.

—Vaya  —Declan silba al vernos, sonríe—. Princesa, príncipe.

—Rey —Hago una divertida reverencia.

Él viste un traje rojo con bordeados dorados y pantalón negro, bastante elegante. Su corona, a diferencia de nosotros, es de color oro. Combina con Alannah, quien va saliendo de su habitación con su extravagante vestido y corona dorada con gemas rojas. Ambos se ven despampanantes.

—Arrodíllense ante mí —exige ella con voz grave.

—Dios se apiade de todos nosotros hoy con su tiranía —me burlo haciendo otra reverencia.

—Seré la mejor tirana de la historia —ríe, nos da un repaso y asiente orgullosa—. ¡Se ven espectaculares! Muñeco, amo ese color en ti. Y Lyam, ese vestido fue hecho solo para ti.

Eso definitivamente aumenta mis ánimos, porque en otro día no me lo hubiese creído.

—Me encantaría pintarte como una reina antigua —comenta Mac—. Tienes el aspecto total de una, muñeca.

—Yo fascinada —acepta.

—De acuerdo, niños, deben estar yéndose —indica Declan—. Las gemelas están con Zack, nos vemos en media hora.

Nos despedimos y ambos nos vamos a la salida, en el frente están los tres esperándonos. Las gemelas elegantes en sus vestidos y tiaras, y Zack en un traje azul profundo. Él se acerca mirándome de pie a cabezas, para terminar en mis ojos con una sonrisa.

El Filo de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora