Capítulo 48.
—¿Cómo es que Lilian puede estar tan tranquila si una aguja atraviesa su piel? —masculla Brid, haciendo una mueca de dolor.
—¡Calla! —chista ella—. No lo pongas así, es diferente.
—Es la misma cosa, una aguja y ¡Ay, ay!
—Cuidado, por favor —advierte Declan, entrecerrando los ojos hacia el tatuador.
Creo que el muchacho traga grueso mientras asiente y susurra una disculpa a Brid, casi quiero reír pero el sentir un trazo largo de la aguja me hace apretar mis labios. Alannah pone una mano en mi otro brazo, regalándome ánimos con una sonrisa.
—Ya casi finalizan, niñas —dice dándonos una mirada general.
—Lo hiciste ver fácil, Anne —me quejo—. Ni tú ni Dex hicieron una sola mueca. Sobre todo tú, te estabas riendo.
—Es mejor reír que chillar.
—El primer tatuaje puede doler —comenta Lil—. En sí más por los nervios y la tensión, pero ellos estaban relajados. Así que respiren hondo e intenten calmarse.
Echo la cabeza hacia atrás y exhalo profundo, luego miro el costado de mi muñeca que es donde yacerá el tatuaje. Nos hacemos el mismo, solo con un detalle particular para cada una. No me imaginé verme sentada aquí, pero lograron convencerme con mostrarme el diseño de lo que querían que nos hiciéramos; simplemente no pude resistirme.
Y de alguna manera hacer esto me pone feliz, que me incluyeran en esta idea me emocionó. No sentía celos porque ellas compartieran un tatuaje, tienen una conexión personal por ser gemelas y no necesitaba de ello para reforzar nuestro lazo o algo por el estilo, solamente es demasiado lindo marcarnos con un significado entre nosotras.
El sonido de mi celular me distrae de inmediato, lo tomo de mi bolsillo con la mano libre y leo el mensaje que me llegó.
Finn: Reviví, así que buen día.
Kelyam: ¿Te lanzaste de la ventana y no me avisaste?
Finn: Intenté ir en la noche a jalarte los pies, pero tu casa está muy lejos.
Kelyam: Ni como fantasma sirves.
Finn: Corrección, ni morir me da energías, por eso volví a la vida.
Kelyam: ¿Te das cuenta que no hay sentido en esta conversación?
Finn: ¿Y a quién le importa?
¿Quieres venir a almorzar conmigo?
Kelyam: No puedo, pero puedo pasar después por allá.
Finn: Te espero, Genio.
—Listo —anuncian los tatuadores, casi al mismo tiempo.
—¡Gracias Dios! —exclama Brid, desparramándose en la silla—. No creo que vuelva a hacerme otro, consideren esto como un gran acto de amor, chicas.
—Dramática, no fue tan malo —repongo mirando mi muñeca.
—Yo quiero hacerme otro —Lil suena emocionada—. Creo que me enamoré de los tatuajes.
—Hazte los que quieras, pero jamás en el rostro, Lilian —pide-ordena Declan.
—Vengan, niñas, pongan sus brazos juntos para tomar una foto —indica Alannah, contagiada por el chip fotográfico de su esposo.
ESTÁS LEYENDO
El Filo de un Corazón Roto.
RomantizmProbablemente todos en el mundo habían sufrido la perdida de un amor, y tenido que ser víctima de los estragos que causa. A Kelyam McGowan le llegó su turno. Para ella era como vivir con una bala perforando su corazón, la anestesia para soportar el...