Capítulo 39.

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Capítulo 39. 

—Te ves bien.

—Me siento bien —respondo a la doctora.

Ella sonríe y asiente, a la vez que va anotando algo en su libreta.

—Tu semblante ha cambiado —menciona—. Luces brillante.

—Yo en sí he cambiado.

—Haz hecho un muy buen trabajo, Kelyam.

Asiento concordando, casi por sí sola mi boca forma una sonrisa. No esbozo muchas sonrisas cuando estamos en sesiones, pero eso ha cambiado las últimas semanas; sonrío cuando reconozco mi progreso, cuando le cuento sobre las cosas buenas que he logrado, y más cuando me ayuda a plantearme nuevas metas.

He trabajado en ganar la suficiente confianza para saber que podré con lo que me proponga, ya no me aterra tanto enfrentarme a mis problemas. He estado ganando las batallas, el éxtasis y la emoción luego de la tormenta que es cada una, me deja recargada para otras. Finalmente siento que avanzo.

—¿Sabes cuánto tiempo llevamos en terapia?

—Siete meses —asiento, los llevo contado—. ¿Vamos por la mitad?

—No puedo especificarlo, no tenemos un tiempo exacto para el plan de tratamiento —responde—. Eso varía en cada paciente. 

—De acuerdo... solo era una pregunta. No estoy desesperándome por eso.

—Sin embargo sé por qué lo preguntas, y en base a eso viene mi siguiente pregunta —aclara, tomando una hoja de su carpeta para luego tendérmela—. ¿Sientes que has llegado o estás cerca al primer punto, Kelyam?

Miro la hoja, recuerdo de inmediato el día que escribí en ella.

¿Qué cambios quiero al llegar a la mitad de las sesiones? Dejar de sobrevivir.

¿Cómo quiero verme cuando acabemos las sesiones semanales? Estar viviendo.

En aquel momento, como respuesta a la primera pregunta, me imaginé a mí festejando año nuevo y cómo me sentía. Aun falta un mes para ello. No sé si tenga la respuesta ahora mismo, prefiero esperar a ese día y cómo me sentiré luego de todos estos avances que he tenido.

—Honestamente, aun no me siento lista para responder eso.

—Está bien, no hay problema —dice guardando la hoja—. Sigamos... Me hablaste que tenías un problema con tu mejor amigo, ¿cierto? ¿Quieres seguir hablándolo?

Tomo aire antes de afirmar; ya le había comentado brevemente la situación y cómo me sentía, eso fue antes de la última conversación con Zack de hace unos días. Le cuento sobre ello, abordándolo sin muchos detalles.

—¿Y cómo te has sentido al respecto?

—Aunque lo respeto, tengo miedo —confieso jugando con mis manos—. He perdido grandes figuras en mi vida; mis padres, el amor de mi vida, y ahora siento que también a mi mejor amigo... No falleció como los otros, ni se relacionan entre sí ninguno, pero se siente una pérdida grande. Un vacío.

>>Él lo pidió como algo temporal, sin embargo temo que no lo sea.

—¿Te estás culpando por ello?

—Sé que si hubiese actuado antes, la historia seria diferente —contesto—. No me culpo, solo pienso en eso.

—¿Crees que hay algo que puedas hacer?

—No, hice lo que estaba en mis manos, ahora únicamente me queda respetar su decisión.

Ella escribe en la libreta antes de verme.

El Filo de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora