Capítulo 18.

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Capítulo 18.

Finnegan.

Estoy medio dormido cuando la campanilla de la puerta suena, alzo un poco el rostro de mis brazos para verificar quién es, y cuando veo que se trata de Fionlagh con Nelda y Adara, simplemente vuelvo a esconderme en mis brazos.

—Buenas noches —saludan al unísono.

Elevo la mano y la sacudo como saludo, sin embargo noto que se quedan frente a mí hablando.

Joder, no dejan dormir por aquí.

—Estoy impresionada por lo distintos que son —comenta Adara, entiendo que se refiere a mi hermano y a mí.

—Tenemos al teoría que cuando me procrearon papá hizo todo el trabajo, y cuando iban por Finn fue al revés —responde Fion con gracia haciéndolas reír.

—Son completamente diferentes —afirma Nel.

—Mis hermanos y yo parecemos salido de una fotocopiadora, pero en personalidades somos todo lo opuesto —dice Adara—. Y cuando concordamos, generalmente es para crear situaciones que ponen el ritmo cardíaco de nuestros padres en juego.

—Pareces tener anécdotas interesantes, esperamos escucharlas en la cena de mañana.

—Te aseguro que no iremos con las manos vacías, tengo mucho de qué quejarme de estos dos —Sé que Nel se refiere a Fionlagh y a mí por el tono que usa—. Hacen batallas navales estando juntos.

—Estaremos llenos de anécdotas, entonces, porque Rik tiene bastante con sus hermanos también.

—Tuve oportunidad de conocer a algunos de sus hermanos y a tu hermana también, creo que te conté —menciona Fionlagh; ella lo afirma con un asentimiento—. Y sé que Finn se lleva bien con una de ellos, ¿cierto, hermano? ¿Cómo es que se llama?

—Genio.

—El nombre real, Finn.

—Kelyam —contesto sin inmutarme.

Adara habla. —Oh sí, son amigos ¿no?

—¡Oigan, tengo una idea! —exclama Nel con entusiasmo—. ¿Por qué no incluimos a Finn y a ella a la cena? Seria divertido, ampliaríamos el círculo.

—Sabes que sí, suena bien.

—¿Qué dices, Finn? —Fionlagh palmea mi brazo llamando mi atención, obligando a que me incorpore y lo mire; me regresa la mirada directamente—. ¿Te nos une a la cena de mañana con tu genio?

—Depende, ¿te refieres a la Genio o a mi genio?

—A Kelyam, por supuesto, si puedes dejas tu genio en casa —replica—. Por favor.

Le doy una sonrisa irónica que solo provoca que su mirada sea más intensa; paso la mía por las chicas expectantes por la respuesta. Adara sonríe amigablemente y Nelda aprieta sus labios, lo hace cuando su interés está enfocado en una sola cosa.

Sopeso la idea; negar es mi primera opción, no aceptar por ellos es la siguiente, y la tercera es negarme ante la escena que proyecta mi mente de, en caso de que Kelyam no vaya, verme solo con esas dos parejas. Tomo la última, no quiero soltar una negativa y que Adara piense que soy grosero, no es que me importe su opinión porque ni siquiera nos llevamos, pero crecí siendo bien ducado.

A veces me desvío, pero fallas tenemos todos. Y en mi defensa, la mayoría de las veces son malinterpretaciones de la gente ante mi sarcasmo o ironía.

—Solo si Kelyam va —termino contestando—. Ser la rueda sobrante no es mi papel favorito.

—Bien, la llamaré —contesta Adara—. Entonces quedamos así, iré subiendo a mi apartamento y cuando tenga la respuesta les aviso.

El Filo de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora