Capítulo 33.
Finnegan.
Observo a Kelyam y mamá alejarse, mediante su lenguaje corporal intento saber si estará cómoda con ello y cuando sonríe, sé que estará bien. Por ende me voy tranquilo hacia Fion que me espera en recepción.
Lo sigo al estacionamiento, directamente a su coche, sin embargo no arranca cuando subimos. Se queda callado frente al volante, hago lo mismo porque no encuentro las palabras.
—Honestamente —rompe el silencio—. Pensé que no vendrías y te odiaría por mucho tiempo.
Menos mal vine, pienso de inmediato. Con solo plantearlo en mi mente, el pecho se me encoge y sé que no podría con eso.
—Lo siento, mo dheartáir —digo sinceramente.
—Tengo mucha curiosidad —Me observa—. ¿Qué te dijo ella que no te hayamos dicho nosotros?
—No hay tanta diferencia en lo que dijeron —admito echando la cabeza hacia atrás—. Pero, supongo, es que el problema era directo con ustedes y me sentía a la defensiva.
—Y con ella no.
—Pues no, estaba más calmado e hizo que lo viera con más perspectiva.
Él asiente lentamente, volviendo la vista al frente. Yo suspiro, sabiendo que es el momento para unas debidas disculpas. Trago mi orgullo y lo observo.
—Lamento haber enfocado el asunto en mí. Entiendo que es tu momento, no se trata de nadie más y la única pareja que importa, son ustedes dos —aseguro haciendo que vuelva a verme—. Estaba viendo a través de mis deseos y heridas... No lo dijo explícitamente, pero Kelyam insinuó que era yo el egoísta.
—Efectivamente, sí —responde.
—Y en serio lo siento.
—También lo lamento, mo dheartáir —suelta un suspiro—. Para pelear se necesita de dos y puse de mi parte para agrandar el problema. Estaba furioso y dolido, provocando que fuera rudo contigo. Sé que no la estás pasando bien.
Asiento apretando mis labios, confirmando ese hecho.
—Supongo que también lo veía a través de Cath, sabes que tengo un alto instinto protector y yo sé cuánto los quiere ella a ustedes. Digo, éramos los cuatro siempre ¿no? —Él afirma con un gesto—. Pensaba en cuánto ella desearía estar acá, estaría muy feliz y yo... no me sentiría tan solo y celoso.
—¿Celoso? —repite frunciendo el ceño—. ¿Era eso también, Finn?
—Un poco sí —confieso apenado—. Haberlos visto retomar sus planes, ver los felices que estaban... Quiero todo eso.
—Debí suponerlo, lamento que hayas sentido eso todo este tiempo.
—No es su culpa... De nadie lo es.
—A pesar de cada cosa y de lo difícil que puede parecerte, agradezco que estés aquí —Toma mi hombro—. Las cosas están hechas un desastre, pero tenerte acá me hace sentir menos mal. Tengo a Nelda, a ti, a mis padres y los suyos... era todo lo que necesitaba para casarme.
—Nunca me hubiera perdonado no asistir y menos que haya hecho que me odies.
—Te hubiese perdonado con el tiempo, eso sé —asegura.
Me sonríe un poco y procede a abrazarme, palmeando mi espalda. Dando por terminada la conversación, me siento más tranquilo; aún tengo algunas inquietudes, pero las manejo como puedo e intento enfocarme en lo que debía.
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El Filo de un Corazón Roto.
Storie d'amoreProbablemente todos en el mundo habían sufrido la perdida de un amor, y tenido que ser víctima de los estragos que causa. A Kelyam McGowan le llegó su turno. Para ella era como vivir con una bala perforando su corazón, la anestesia para soportar el...