Capitulo 2

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Entré de forma sutil, impidiendo crear el ruido más innecesario que podría hacer.

Ya adentro, la viva imagen de Ian al borde la cama jugando con su consola de videojuegos y al final, cerca de un escritorio donde además se hallaba una computadora y un estante de libros, yacía Kelly, la cual parecía estar escribiendo.

Ninguno de los dos se inmutó, de hecho, creó que pensaron que era la Sra. Hammer quien había entrado.

—Nell ¿Sería posible comer otra rebanada de pastel?—Hablo Kelly sin girarse para ver si en realidad se trababa de ella.

Mis labios se estiraron de inmediato, iba a responder, pero al observar como Ian se volteaba a mi dirección me dejó hermético.
El chico abrió sus ojos completamente, dejando caer el mando al suelo, acción que por supuesto, llamó la atención de su hermana que se giró.

Y en un punto de inflexión nada grato, ambos niños me miraban perplejos y un tanto asustados.

—Ho, hola chicos...—Intente disimular mis nervios sonriendo de manera pasiva, sin embargo, creó que esto no ayudo en nada a la situación.

Al no tener un respuesta o reacción a mí saludo, decidí dar un pasó al frente pero opuesto a lo que deseaba y quería, esto causó que tanto Ian saltara de la cama y se arrinconara a lado de su hermana.

Paré en seco, lo último que quería era asustarlos, «¿Acaso doy tan mala impresión?»

No suelo tartamudear, pero en ese momento mi garganta y mi voz, parecían estar en diferente sintonía.
Toqué mi frente sudada, esperando quizás que la tensión de ambos niños bajara.

Levanté mis brazos en señal de paz, pues... Que más podía hacer.

—Tranquilos, Nell me invitó a cenar y...—Mi excusa se detuvo y de inmediato, comencé a ponerme nervioso—Vine, vine a ver cómo estaban.

En ese instante entendí que Kelly parecía ser un poco más suelta que su hermano, este último parecía un tanto reservado.
Aún así, podía ver y sentir la desconfianza de ambos ante mi presencia.

—Ella no nos lo dijo—Hablo Kelly sin dejar de mirarme.

Y fue esa respuesta por la cual quede impresionado y hasta cierto punto, orgulloso de la niña que era Kelly.
Es decir, más allá de ser rubia igual que yo, que por cierto, su hermano también era rubio, ella tenía claramente la mirada de su madre, la tesitura de sus labios eran un fiel reflejo de su progenitora que aún no conocía en persona.

—He... Imaginé eso, de hecho le pedí que no lo hiciera, quería que fuera una especie de sorpresa para los dos.

—¿Sorpresa?—Ella replicó confundida.

—Asi es.

Lentamente Kelly miró su hermano para después levantarse de la silla y decir:

—¿Acaso ya nos conocías? Porque, honestamente nosotros jamás te habíamos visto antes.

Eso sí que dolió, y la manera en que lo dijo aún más, me hizo sentir como un bueno para nada en el aspecto paternal, pero, ¿Y si decía la verdad?

—Por supuesto que los conocía, tuve la oportunidad de verlos cuando apenas cabían en mano, y véanse ahora... cómo pasa el tiempo niños.

Creó que mis palabras confundieron aún más a los dos, y la razón, fue porque se miraron mutuamente, inclusive me dio la sensación de que me creían un loco.

—Disculpa pero ¿Quién eres?—Manifestó una vez más Kelly que parecía ser la más curiosa de los dos.

Y si, la pregunta y la respuesta que vendría era la más temida.
Cómo puedes decirles a un par de niños que indiferentes a la vida, llega en un día un tipo que asegura ser su papá así como así, sería algo difícil de digerir, y no sería extraño pensar que alguno me crea un demente sin sentido.

La presión sofocante de ambos pares de ojos azules hicieron estragos en mí temple, que ya de por sí estaba atiborrado de ansiedad.

Mis manos sudaban, y mi garganta gradualmente se volvía tosca y pesada, impidiendo en parte poder articular de mejor forma las palabras.

—Yo, soy...—Podía saltar por la ventana y salir huyendo de la propiedad para no volver jamás, pero cada pensaba en aquello, más patético me sentía.

Frunciendo el ceño dije—En realidad soy hermano de su papá—Consciente de lo que había dicho, tapé mi boca y alcé mis cejas.

«¿Que diablos dije?»

Ian parecía tan sorprendido que su expresión me figuro tan familiar como la mía, no cabía duda que ese niño era mi hijo.

De forma pasiva Kelly avanzó hacia mi con la fina intención de reafirmar mis palabras, no obstante, su rostro había cambiado y sin darme cuenta, mis palabras habían llenado de tristeza sus pequeños ojos azules—Entonces... eres nuestro tío, pero... ¿Cómo? No, no entiendo, ¿Por qué jamás oímos hablar de ti? y... ¿Por qué nunca nos habías visitado? ¿Acaso... no te importamos?

Mi corazón se partió cuando ella parecía llegar a la lágrimas, su hermano por otro lado, se encontraba en la misma instancia.

Rápidamente me puse en cuclillas y sin pensarlo, tomé sus delgados hombros con mis manos—No, no, jamás digas eso, es sólo que... No tuve la oportunidad de hacerlo, la vida de los adultos es complicada Kelly, pero nunca dejé de pensar en los dos, igual que su madre.

—¡Mamá!—Interrumpieron ambos al unísono—¿Conoces a mamá? ¿Cómo es ella? ¿Te ha hablado de nosotros? ¿Algún vez la veremos? ¿Responde?

De inmediato solté Kelly y retrocedí varios centímetros «Pero que es ésto»

Ambos niños se veían tan entusiasmados por saber más sobré su madre, que comenzaron a acercarse a mí, dejando atrás la cautela que los invadió en un principio.

—Porfavor, cuéntanos, ¿Cómo es ella? ¿Será posible que algún día la veamos?

—... Es, prácticamente lo único que tenemos.

Me quedé inmóvil, sin palabras, con un nudo en la garganta y un dolor en el pecho que me carcomía de tan solo verlos.
Eran mis hijos, creían y deseaban ver a su mamá, sin saber nada de su papá, ósea yo, y con lo que había dicho, no tenía la menor idea de que lo tenían justo enfrente.

Bajé mi cabeza y esperé varios segundos intentando interpretar la razón por lo cual no les dije que yo era su papá.
Los nervios, su mirada o tal vez, la presión de ser padre a la cuál siempre intente huir, me lo impidió.

Ian se cansó de esperar una respuesta, se inclinó tomó el mando que seguía en el suelo y continuó con lo suyo, mientras Kelly seguía esperando una respuesta de mi parte.

—Su madre, su madre es la razón por la cual estoy aquí... le prometí que los llevaría a NY, y eso haré.

Y casi de inmediato, los ojos de Kelly se iluminaron, a tiempo que Ian volvía a dejar caer el mando al suelo y de paso, también se le iluminaban los ojos.

—Oíste eso Kelly, vamos a conocer a mamá.

—¡Siii!

Ambos se abrazaron en mi presencia, no recuerdo haber presenciado una imagen más hermosa pero al mismo tiempo tierna.

Sin embargo, Kelly detuvo su emoción de forma fortuita—Pero... Nell, ella no nos va a dejar ir.

—No te preocupes Kelly, ella está de acuerdo, y de hecho, sugirió que empezarán a empacar algunos cambios de ropa, no querrán ver a su madre con esas fachas o ¿Si?

Negaron efusivamente mi insinuación, acción que me resultó cómica como placentera.

—Bien, esperó y bajen a cenar en unos minutos, será agradable verlos en el comedor.

Di vuelta para salir de la habitación, hasta que repentinamente paré en seco y volví hacia ellos—Por cierto, me llamo Scott.

La elección de LeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora