Capitulo 35

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Era un agradable día de marzo, la mañana había comenzado con un habitual desayuno con Jill y una reconfortante charla matutina.

Ambos iríamos a laborar en esos meses, teníamos trabajo en nuestro respectiva organización por lo que nuestra convivencia había disminuido ligeramente, nos veíamos en la mañana y al llegar la noche, era un poco estresante para los dos vivir de esta manera, aunque al menos los fines de semana teníamos todo el tiempo para los dos.

Ese día en particular, Jill me cortó el cabello antes de irme al trabajo, le dejaba hacerlo debido a que lo hacía bastante bien y no me cobraba en el proceso, me despedí de ella antes de irme y aproveché para decirle que hoy sería mi turno de preparar la cena, o eso suponía, aunque siendo sincero compraría algo para cenar.

Salí de casa bastante contento y animado, podría decirse que mi vida iba en constante ascenso y que no se degradaria por ningún motivo aparente.

Antes de irme, miré la casa desde la distancia, el hogar que se había convertido en mi mayor tesoro además de Jill, me aterraba pensar que aquel lugar podría ser testigo de como ella y yo podríamos hacer una nueva persona de la noche a la mañana, aquello era cuestión de tiempo, obviamente en estos 2 años nuestra actividad sexual fue altamente activa, pero yo particularmente había sido tan estricto en muchas cosas que literalmente nunca estuve cerca de ser padre, aún.

Odiaba decepcionar a Jill, de ves en cuando le daba un ataque de ansiedad y aversión, argumentando que no podía creer como no podía embarazarse aún, incluso llegó a pensar que no podía concebir niños jamás, esa posibilidad la abrumó, nada más lejos de la realidad, Jill era completamente fértil, si las veces en que los hicimos hubiera actuado sin responsabilidad, tal vez tendríamos una docena de Kennedys corriendo por la casa,

No me sentía listo, pero ella quería uno hijo, ese contraste nos va a desafiar de aquí hasta que uno de los dos gane la partida, igual en la cuestión de matrimonio, aunque eso, no está del todo decidido.

...

Más tarde ese día

—Buenos días equipo.

—Buenos señor Kennedy—Replicaron al unisono varios colegas del lugar.

Había entrado a mi oficina en las nuevas instalaciones de la D.S.O en Massachusetts.
Hoy curiosamente sería un día especial, puesto que sería el día 3 y último en que daría el recorrido a los nuevos integrantes que se fusionarán al satff que se encuentra aquí.
Los días anteriores di el recorrido a todos los nuevos, algunos eran agradables, otros no tanto, la mayoría venía de organizaciones más pequeñas o en ciertos casos, organizaciones privadas sin fines de lucro, la razón de porque fueron absorbidas, es que gran parte de ellas, tenían un control logístico demasiado proactivo para el gobierno.

En todo caso, hoy terminaría esto, y volvería a mi cómoda oficina o en caso de que fuera necesario, iría a una misión fuera de ella.

Tras acomodarme en mi asiento y llenar algunos expedientes, la asistente del vicepresidente entró para informarme que los nuevos ya habían llegado y que me esperaban en recepción.

Agudizando mi semblante, me incorporé para mirar por la ventana, me quede allí algunos minutos, mientras asumía la responsabilidad de hacerlos esperar.

—A trabajar.

Tomé una tableta y bajé a recepción para recibirlos y darles la bienvenida.

Crucé el pasillo principal y llegué a mi destino tras unos minutos de caminata.
Sacudí con sutileza la tableta que sostenía, conté con la mirada a todos los nuevos, eran alrededor de 12 personas.
Respiré profundamente y me acerqué para darles un gran saludo, estrechar su mano y ofrecerles un pequeño recorrido por el lugar.

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