Capitulo 21

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3 días después

No tenía las palabras para describir la felicidad en una simple acción o deseó, habían pasado 72 horas desde de que Jill me dijera por primera vez, que podía intentar algo con ella.
Todo había sido tan inesperado como afortunado, creó que fue un golpe de suerte, ella no solía salir de nube de orgullo e independencia, y el hecho de que se tomará la molestia de poner día, hora e incluso lugar, me hacía sentir en deuda, no podía fallar, me había dado una oportunidad y debía tomarla.

Esa noche cuando llegue a casa, no dormí más de 2 horas, me quedé pensando que ponerme, preguntas como ¿Y si no le gusta mi saco? ¿Me debo recortar el cabello? ¿Qué perfume uso? rondaban y machacan el poco sueño que tenía.

Al día siguiente, saqué toda la ropa de mi armario y tras una exhaustiva búsqueda, llegué a la conclusión que debía comprar el atuendo que usaría ese día.
De solo imaginar cómo saldría Jill esa noche, me hacía sentir afortunado, dichoso y un tanto satisfecho, seguramente resaltaríamos fácilmente en el restaurante, las demás parejas quedarían opacadas por nuestra frescura y brillantes, quizás estoy sonando algo exagerado, pero, pienso que Jill y yo, somos indudablemente la pareja ideal.

Faltaban 2 días para mi cita, había comprado el traje que usaría, debo decir que barato no fue, pero valdría la pena, le haría unos retoques más tarde.
Llegué a mi departamento alrededor de las 6 de tarde, me puse algo casual e intenté matar el tiempo que quedaba antes de irme a dormir.
Saqué una botella de champagne y bebí, no me embriague, simplemente quería relajarme un poco, todas las demás cuestiones se habían detenido, pensaba en mi cita, en lo perfecto que sería, si todo salía al pie de la letra.

De hecho, tenía dos posibles bares a dónde llevarla después de la cena, se que eso dependía de ella, pero, estaba casi seguro que mis encantos masculinos serían casi infalibles esa noche.
Por supuesto, sentía una fuerte atracción sexual hacía Jill, pero estaba consciente, que si en algún punto de la velada ella terminaba cediendo en esa cuestión, debía ir preparado, guarde un par de preservativos en el saco, muy bien guardados, porque si ella se enterase o si de manera deliberada los viera, seguramente mis posibilidades de entablar una relación con Jill se esfumarían casi de inmediato, además, de que me podría agarrar a palos.

...

Pensativo pero ahora más relajado disfruto de mi noche hasta que el sueño se apodere de mí, más tarde e inmerso viendo la televisión una inesperada visita me aguardaba.
De pronto, el timbre de mi puerta llega hasta mi oídos, como un fulminante disparo a quemarropa.

Miré mi reloj, eran casi las 8 de la noche, un horario extraño para recibir visitas, sumado a que no tenía ningún conocido que tuviera mi dirección.
Pero no era un hombre que pensara lo peor a cada cosa extraña que le pasara, vino a mí mente la remota posibilidad de que fuera Jill, pero era improbable, por más que lo quisiera, ella no solía buscarme, generalmente era todo lo contrario.

Me incorporé cuando la insistencia del timbre se agudizó.

—Ya voy—Exclame para abrir dejando la copa aún costado.

Bruscamente, mi andar se detuvo cuando escuchó la voz de la persona al otro de la puerta.

—León, soy yo, Claire... puedes abrir por favor.

¿Cuál era la razón de por qué Claire estaba aquí? No esperaba visitas, y mucho menos de ella, creí que seguía molesta conmigo.

—¿Vas a abrirme?—Insistió y no tuve más remedio que hacerlo.

Giré la cerradura y abrí la puerta, dónde por supuesto, ella me esperaba impaciente detrás de esta.
Se encontraba con el cabello suelto y un tanto despeinada, con una blusa blanca sin bordes, bastante ligera en mi opinión.

La elección de LeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora