Capitulo 28

326 23 15
                                    

El presente

Después de deteneros un rato, y  Mientras los niños comían y se encontraban en lo suyo, no pude evitar pensar lo muchos recuerdos que había tenido ese tarde con aquél beso que tuve con Jill, casi de forma unánime, podría jurar que había sido un sueño hecho realidad.
Todo fue magnífico y reconfortante, moría de jubiló ese noche cuando llegue a mi departamento, recuerdo que no dormí más 3 horas, siendo las horas restantes una exuberante tormenta de sentimientos y recuerdos de lo bien que lo había pasado.

Observé a Ian y Kelly a medida que bebía mi gaseosa, ambos niños estaban completamente ajenos al pasado que había tenido, no tenían la menor la idea de como terminaron en este mundo, seguramente se preguntaban si Jill era su madre, a acaparado la historia por el momento, la verdad, es que a este punto, me cuesta creer que haya más de una pregunta relacionada a esto.

Nos encontrábamos en nuestra segunda parada del camino, ya nos faltaba poco.
Sabiamente creía que si mis hijos me terminaban odiando al final, sería por mi culpa, pero, mi único deseo a partir de ahora, es que ambos niños puedan estar con mamá y papá.

...

Al día siguiente

Mi insomnio últimamente se había establecido en mí, pero aquel día, ni siquiera la fatiga pudo matar mi intención de ir a verla al salir del trabajo.

A primera hora de la mañana, y básicamente cuando el sol del día se encontraba a minutos por salir, me decido a tomar mi teléfono y llamarla.
Estaba convencido que Jill ya se encontraría despierta, por lo que no se enfadaría si es que molestaba su sueño, y si ese fuera el caso, ya me las arreglaría para contentarla.

Pero mi intención no salió como esperaba, pues justo antes de marcar, recibo su llamada de manera inesperada, aplacando todas mis ganas de ser yo quien la llamara.

Contesté de inmediato, no lo pensé ni un segundo, a pesar de estar todo despeinado y un poco desorientado por haberme levantado.
Todos esos detalles quedaron en segundo plano, cuando logró escuchar la más armoniosa acústica que podía entrar en mis oídos, su voz.

—Ey León... parece que fui más rápida tú está vez... —Rió con pereza y añadió—Te hablo para darte los buenos días, ¿Cómo amaneciste? ¿Pensaste en mí?

Fue prácticamente inconsciente  para mi haber sentido una fuerte descarga eléctrica en cada rincón de mi cuerpo, escuchar a la mujer que deseas decirte esas palabras fue realmente abrumador para todos mis sentidos.
No podría ser más feliz, al menos eso creí por el momento.

Reí, porque había esperado tanto para que ella dijera algo parecido—Pues siendo honesto, no dormí mucho que digamos.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Pasó algo?

—...

—No, no pasó nada malo, es sólo que, no pude quitar tu imagen de mi cabeza en todo ese rato.

—Aww...—Exclamo Jill con ternura, mientras yo me tensaba al oírla.

—Si tu objetivo era halagarme y hacerme sentir querida, lo haz hecho tontuelo, agh... no te imaginas cuanto deseó verte, pero tengo que ir a casa mi mamá al rato...—Dio un largo y fibroso suspiro—si por mí fuera, me iría contigo y no me molestaría quedarme en tu departamento todo el día, pero le prometí a mamá que iría a visitarla.

—Fue una promesa, y las...

—No te preocupes, ve y haz lo que tengas que hacer con tu madre, de todas formas tenía cosas que hacer este día, tal vez mañana no tengamos interrupciones para vernos.

La elección de LeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora