Capitulo 41

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El presente

Después de conducir por casi hora y media en pleno pavimento humedo lleno de baches y una irrisoria calidad en el concreto, mi vehículo extrañamente se detuvo tras varias señales de que lo haría minutos antes.

Los niños detrás de mí miraron afuera desde la ventana, la tarde estaba cayendo y las pequeñas gotas de una inminente lluvia se hacían presente.

—¿Por qué paramos tío Scott?—Habló Ian un tanto asustado porque nos habíamos detenido en medio de la nada.

Solté el volante y maldije un sin fin de palabrotas en mi cabeza.

—Tomaremos un breve descanso para tomar aire—Evidentemente no era un descanso.

Enseguida Kelly se exaltó—¿Aire? Pero si afuera está apunto de llover.

Miré por la ventana y confirmé lo que ella había dicho segundos antes—Esta bien, quise decir tomaremos un descanso para que yo pueda estirar las piernas...

No dije mucho, puesto que ambos no parecían del todo convencidos.

«Niños...»

Tomé las llaves y salí del auto para poder abrir el cofre.
Hasta ese momento ya había un par de gotas de lluvia cayendo, por suerte llevaba un abrigo aunque si me demorará demasiado, quedaría empapado.

Alcé fuertemente la tapa del auto para mirar cautelosamente cada instrumento, parte y conexión que había, la luz del día poco a poco comenzaba a desaparecer, y en puntos muy específicos la visibilidad era sumamente escasa, por no decir casi nula.
Agarré mi teléfono y lo encendí para guiarme con la luz de la cámara.

En eso, un fuerte sacudido llamó mi atención proveniente del auto, específicamente de dónde estaba Ian y Kelly.
Rápidamente me llevé toda mi atención en ambos, para asegurarme de que todo estuviera bien, parecían estar jugando totalmente indiferentes a lo que hacía afuera, por lo que no le di mucha importancia y continué.

«Bien, volvamos a la acción»

Los minutos pasaron mientras la llovizna se había convertido en lluvia, y no daba tregua, aún no podía encender el auto y la luz del día se agotaba con rapidez.

En eso, mi paciencia se va y grito a todo furor—¡Agh!—Golpeo fuertemente el faro del vehículo causando un fuerte estruendo en éste, los niños pararon de jugar y me observaron desde adentro.

—No pasa nada niños, sigan en lo suyo, ya mero termino.

Ojala fuera cierto, pero no podía desistir en este punto.
Seque mi cabello con una pequeña toalla y volví a tratar de corregir el desperfecto, esto me demoró varios minutos, y en ese lapso de tiempo, la voz de Kelly me interrumpió.

—Oye tío Scott, tu teléfono está sonando.

En ese instante, cada vello de mi cuerpo se erizó, rogaba en mi interior que ella no hubiera visto el nombre de quién llamaba, bien podría ser cualquier persona, un colega de la D.S.O. o bueno, la mujer y la razón de porque estaba aquí.

—Voy—Me precipité con harta velocidad y contesté, Kelly regreso a su asiento pero al igual que su hermano, parecían más pendientes en saber a lo que hacía.

La voz de ella recorrió cada rincón y extremidad de mi cuerpo, mi garganta se agudizó, por lo que responder fue más difícil de lo que creía.

—¿Dónde están mi niños León? ¿Están bien? ¿No les pasó nada? Supe que hay un tormenta por dónde van transitando, me preocupe... oh Dios, estoy algo ansiosa.

La elección de LeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora