Capitulo 17

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Al día siguiente

Y allí me encontraba, parado al borde de su puerta a punto de tocar el timbre.

Sabía de antemano, que sería un día largo y pesado, pero si tenía suerte, podía conseguir acercarme un poco más a su vida ¿Qué no es eso lo que quería? El día de ayer, me costó demasiado dejar de lado aquel aparente coqueteó que manifestó casi al final, se veía tan linda que prácticamente quedé a su merced, para mí era difícil creer que una mujer me hiciera hacer estás cosas, ni siquiera Claire logró hacer eso, aunque, bueno esa es otra historia.

Pero antes de que el timbre sonará, ella ya había abierto la puerta, con una gorra en su cabeza y una blusa azul semi holgada, se había puesto enfrente de mí con tal sincronía que apenas pude escuchar sus pasos al acercarse.

Me miró antes de dibujar una leve sonrisa en su rostro—Me alegra que hayas venido León.

—Pasa.

De pronto, tomó mi mano jalándome para que entrase a su hogar.
Aquel movimiento fue algo escaso en fuerza, fue casi como si ella hubiera preferido hacerlo solo por hacer contacto físico conmigo.

—Tenemos mucho trabajo que hacer, pero por suerte, pedí todo el material que necesitaremos, tenemos las tejas, la madera, los accesorios y... compré un taladro nuevo, supuse que te gustaría—Indico a tiempo que se ponía un par de zapatos industriales.

Sus palabras tenían una pizca de misterio—¿Qué... haremos exactamente?—Pregunté.

Cuando terminó de abrochar sus agujetas, se incorporó y habló:

—Reparar mi tejado tonto, se acerca una gran tormenta en los próximos días y la última gran lluvia exhibió las incontables goteras que tiene mi techo, además, será más eficiente si me ayudas.

«Ahora ya entiendo porque tanta amabilidad, no cabe duda que está mujer es perversa»

—Déjame ver si entendí... ¿hiciste que faltará a mi trabajo para que solo pudiera ayudarte a reparar tu tejado?

Ella asintió orgullosa.

—¿Es una broma cierto? ¿Hay una cámara escondida? ... ¿No me mientas mujer?

Pero enseguida ella respondió—¿Qué? No... Oh Dios mío, que barbaridad, como puedes pensar que hay cámaras ¿En serio creíste eso?

—Bueno, es la primera vez que una mujer me utiliza como su esclavo.

Su reacción fue suficiente para darme cuenta que no esperaba oír eso, tal vez, creyó que era muy ingenuo, pero era todo lo contrario.

—¡Ja! Créeme que si fueras mi esclavo, te obligaría a hacer cosas que no te imaginas, además, sin llegar a hacerlo, podría obligarte a hacer lo que yo quiera, y cuando quiera... ¿Sabes por qué?

—Porque jamás me dirías no.

—Me cuesta creer eso, de alguien que usas calcetines de el pájaro loco—Dije con seguridad.

Jill pareció ofenderse—Fueron un regalo de navidad por si no lo sabías y...

—En serio crees que eres el primer hombre que invito a casa, o que tiene la fortuna de estar a solas conmigo, no... no seas tontito León, pero, si te niegas a ayudarme y continuas criticando mis gustos, la puerta detrás de ti es muy ancha... tu decides.

Cruzó sus brazos y esperó hasta el último momento para ver que tanto hacía.
Miré la puerta cerrada, fue muy seductora la propuesta, porque realmente ella era muy grosera conmigo y jamás se había puesto en mi lugar, siempre déspota y hostil hacia mí, ¿Qué acaso un León la había lastimado antes?

La elección de LeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora