Capitulo 44

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No fue fácil sobornar al par de bomberos que nos habían sacado de aquel ascensor, todo para que no hablarán o en cualquier caso, la voz se corriera y llegará a los noticieros, por suerte todo fue muy discreto y salió del edificio.

Claire tuvo que ir a urgencias, tenía un gran golpe en su brazo pero nada serio al parecer, por supuesto me ofrecí a acompañarla, pero tan rápido como lo sugerí, ella me rechazó, no me dió tantos detalles, simplemente apeló a que podía lidiar con ésto ella sola, tal vez ya tenía de mi compañía suficiente por hoy.

«Que mujer tan intrépida» pensé.

Más tarde aquel día cuando llegue a casa tuve la incesante necesidad de beber, tomar alcohol, ya se había convertido casi en un exceso, más no una necesidad.
Creo que la presencia de Jill calmó esos ánimos, o aquel impulso mejor dicho, además, el licor barato me provoca ansiedad.

...

Eran las 11 de la noche cuando subí a la habitación, no la había visto más que para recalentar mi cena, por lo que al abrir la puerta y observarla al borde de la cama con un montón de revistas de maternidad causó en mi una holgada sensación de desolación.

—Oh... hola León—Exclamo muy sonriente y dejando la revista en su regazo, todo ello mientras veía como cruzaba por la habitación para irme a la cama.

Aún no decía nada, me mantenía pensativo, ajetreado más que nada, habían pasado tantas cosas ese día, que necesitaba despejar mi mente aunque sean solo 5 minutos.

Tras caminar un par de metros y llegar al borde de la cama, me incline un poco para quitarme los pantalones, en ese instante, Jill aprovechó para acercarse por la espalda y comenzar a sobar mi cuello y parte de mis hombros.

—Sssh...—Dijo de manera delicada, mientras sus suaves y deliciosas manos recorrían cada extensión de mi piel—estas cansado, estresado tal vez... Nos has dormido bien cariño, algo te está quitando el sueño no, ¿Soy yo o es el bebé?

Al final ella notó como mi espalda se tensó, se volvió rígida y mi semblante, sin verlo del todo, se volvió pálido e inexpresivo.

—No es nada de eso Jill, simplemente he tenido mucho trabajo estos últimos días, la oficina no me deja ni respirar.

Agradecía estar de espaldas, puesto que no quería ver su reacción ante mis palabras.

Jill no se inmutó, de hecho dejó de mover sus delgados dedos sobre mi cuello y se quedó completamente quieta justo detrás de mí, aunado a que era incómodo y un poco inusual.

—El embarazo no es algo que provoque distanciamiento entre ambos, estoy segura que puede ser un gran aliciente para estar más unidos que nunca ¿Verdad?

—...

—¿Verdad León?

Ante su replica y de forma espontánea, me incorporé de la cama sin responder.
Jill bajó su mirada y por un segundo, pude sentir todo su pesar en su rostro, en su tan bello y delicado rostro.

—Solo quiero descansar linda, podemos hablar de esto mañana.

Terminé de quitarme los pantalones y apartir de ese instante, ella regresó a su lugar de la cama, se tapó con la sabana que compartíamos pero no volvió a tocar la revista que anteriormente estaba leyendo.

Sus ojos iban enfocados en la pantalla de la televisión que se encontraba justo enfrente de la cama, más sin embargo, estaba tan convencido que ni siquiera prestaba atención al programa, su mente estaba en otro lugar muy, pero muy lejos de aquí.

La elección de LeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora