Kelly estaba temblando al momento en que la niebla del atardecer comenzó a disiparse a nuestro alrededor, Ian por otro lado denotaba estar asombrado, pero indudablemente emocionado.
La casa era bella, grande, lo suficientemente espaciosa para albergar a dos niños y un par de mascotas, era el hogar perfecto, y a unos 500 metros, un lago donde las familias solían convivir los domingos, sin lugar a dudas, era un sitio al que todos soñamos estar, por supuesto barato no fue, mi fondo de ahorros se fue en aquella casa, al menos lo hacia por ellos.
—Mi mamá... está...?
—Ahí—Termine la frase a medida que quitaba el cinturón.
Ambos retrocedieron cuando al fondo de la casa, la silueta de una mujer comenzaba a verse.
Ian sonrió, se exaltó de emoción y no dudó en jalar mi chaqueta para manifestar lo mucho que le alegraba ver a uno de sus padres.
Miré a Kelly antes de bajar del vehículo, también se mostraba contenta aunque algo abrumada por lo que pudiera vivir. Los niños me siguieron, ambos se manifestaron un poco timidez ante la situación, no los culpaba, yo estaría igual o peor, la cuestión era asimilarlo y dejarse llevar.
—¿Están listos?—Cuestione muy amablemente tomando la mano de Ian y ofreciéndole la misma a Kelly.
Mi hija tardo unos segundos en tomarla, se había detenido para mirar detenidamente a lo lejos la figura de su madre esperando impaciente su llegada, era como un palpitar de nunca acabar.
Y cuando ambas manos se unieron a las mías, caminamos sin premura hasta el comienzo del jardín delantero.
Las miradas de ambos se iban en el césped, especialmente el manzano de su madre que tenía aún costado del jardín, era hermoso, aún recordaba el día en que le dije que jamás saldría, ¡Ja! Me había equivocado, pues ella tenia buena mano y una increíble tolerancia para las plantas.Mi entusiasmo hacía verla una vez más también iba en la misma línea que la de mis hijos, era como volverla a ver después de un largo periodo, ella era la razón por la que estos Kennedy estaban aquí, jamás le di el crédito, debió ser duro cargar ese peso extra, aun recuerdo sus quejas por las patadas que daba Ian dentro de su vientre por las madrugadas.
A medida que comíamos metros, más visible se veía su madre, su figura y su angustia por la tormenta que estaba cayendo, inundó mis ojos de una atracción que no creí volver a sentir, pues se sabia que las cosas ya no eran como antes.
Poco a poco su cabello se fue descubriendo, su rostro, su tono de piel, las facciones tan suaves de sus mejillas y al final, su identidad que tanto a ellos como a mi, me apremio tanto, pero tanto tiempo.Por supuesto que aun recordaba la primera vez que vi esos relucientes ojos claros, la primera vez que coincidieron conmigo, me habían causado una desolación tan hermosa que daría hasta mi alma por volver a vivirla.
En ese instante, la madre de los niños me vio directo a los ojos, entre una delgada linea de estupor y tensión, pudiera ser de felicidad tal vez, aunque no creó que haya sido por verme, realmente, no me molestaba tal situación después de todo, habíamos hecho una tregua por ellos.
Ian y Kelly apretaron mi mano, y mi pequeña Kennedy alzó su vista y me miró con tal agitación que no tuve otra opción que desviar la mirada de la pena que sentí, pero la distancia que nos separaba de su madre se había acabado.Y al estar a escasos 3 metros de ella, está última cayó de rodillas, sin importar que el fango manchara su vestido y por consecuencia, también sus rodillas.
Los niños soltaron mi mano, mientras su mamá alzaba ambos brazos siendo está la primera y única señal de que les quería dar el abrazo más solemne, puro y lleno de amor que una persona podría recibir, el de una madre.
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La elección de Leon
FanfictionEn la vida podrás tener muchas opciones donde escoger, pero al final, solo es posible tomar uno. Esta fue la disyuntiva que tuvo León al momento de querer entablar una relación estable. Tanto Jill como Claire, resultaban la atracción más opuesta, pe...