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Una hora había pasado hasta que un médico finalmente aviso que podían ver a Alai. Decidieron que primero entrarían Harry y Louis y luego Teo, quien esperaría con Francia afuera.
Cuando entraron a aquella habitación el corazón se les rompió. Alai yacía con ojos llorosos a la vez que unos pitidos sonaban a su lado.

Sus padres no dudaron en tirarse sobre ella, llorando de alivio y besando todo su rostro. Ella no entendía nada, realmente no lo hacía. Lo último que recuerda es quedarse hablando con Teo hasta tarde, riendo sobre posibles situaciones que inventaban acerca del bebe. Y aquello fue lo que despertó sus sentidos. Su bebe, no lo sentía y... cuando toco su vientre ¿No estaba? Su rostro expreso confusión y miro a sus padres con miedo.

-Mi bebe.- Lloro acariciando su vientre.- Mi bebe ¿Lo perdí? ¿Es mi culpa? ¿Dónde está?- Lloraba ahora con una gran cantidad de lágrimas empapando su rostro.

-Alai tranquila amor respira.- Ella negaba a la vez que su llanto aumentaba.

-¿Dónde está papá? ¡¿Dónde está?!- Grito desesperada y Harry tomo su rostro entre sus manos.

-Alai respira, está bien, está vivo.- Dijo y ella solo se quedó observándolo.

Volvió a romper en llanto, esta vez con menos dolor al saber que su bebe estaba bien. Abrazo a su papá y lloro sobre su hombro.

-Lo quiero ver pa, lo necesito.- Decía entre lágrimas e hipidos.

-Amor.- Harry le corrió el pelo de la cara.- Tu bebe nació prematuro, es muy chiquito y tiene que estar en incubadora hasta que se desarrolle bien.- Ella lo miraba a través de sus tupidas pestañas empapadas.- El doctor dijo que está bien, pero tienen que hacerle muchos estudios para que pueda venir a casa con nosotros ¿Entendes?- Explico y ella asintió lentamente. Lagrimas silenciosas rodaban por sus mejillas rojas.

No sabía qué hacer ni que decir. Parecía irreal que horas atrás hablaba con Teo acerca de lo mucho que ansiaba tener a su bebe en brazos, sobre lo rápido que quería que el tiempo pase para poder tenerlo con ella. Y ahora... ahora solo quería volver el tiempo atrás y guardar a su bebe donde debería estar por otros dos largos meses.

Quería retroceder y cuidar a su bebe como se debe, y no dejándolo en manos de médicos desconocidos, que a pesar de que sabían que harían todo por él, quería ser ella quien lo cuide. Se supone que era ella quien debía protegerlo hasta el último momento, y... ¿Lo había arruinado?

Sus pensamientos se disuadieron cuando sintió una suave mano acariciar su mejilla. Cuando corrió la vista lo vio y se echó a llorar en sus brazos, dejándose envolver completamente por él, sabiendo que era quien estuvo siempre para ella.

No sabe en qué momento sus papás se habían ido y había entrado Teo pero lo agradecía. En este momento no sabía que necesitaba, pero sabía que los rostros lastimeros de sus papás no eran aquello. No los culpa, obviamente. Ella es su bebe quien estuvo a punto de perder a su propio bebe, y ahora con su hijo lejos, cree que sabe cómo se sienten. Por eso necesita a Teo. Porque Teo es diferente. Él no le hace ojitos de perro sino que solo la envuelve en sus brazos y la deja llorar en su pecho. Ella amaba a Teo, realmente lo ama.
Y no, no se confundan. Su amor no pasaba a más. Era aquel amor fraternal que sintió desde el día en que nació. Eran aquellos brazos que la acunaban desde que tiene memoria, aquellos que, además de los de sus papás, eran cálidos y demostraban todo el amor que tenía para dar. Porque eran más que hermanos, eran mejores amigos, o no... tal vez eran más, no sabían ponerlo en palabras. Pero siempre estaban para el otro, apoyándose siempre, sosteniéndose a pesar de todo.
Quizá ellos no eran como Harry y Louis. Quizá no tenían a aquella persona, aquella que se convertiría en pareja y así en el amor de su vida. Quizá solo se necesitaban entre si y nada más.

No vamos a negar que soñaban con enamorarse al igual que Louis y Harry lo habían hecho, porque siendo sinceros ¿Quién no querría? Pero ambos eran jóvenes y a pesar de tener que madurar rápidamente, seguían siendo aquellos niños que peleaban por el amor y atención de los mayores. Aquellos quienes disfrutaban de las noches de películas acurrucados en el sillón. Aquellos quienes se abrazaban por la madrugada cuando la idea de que algún monstruo se escondía en su armario rondaba en su cabeza.

Porque si, quizá eran solo ellos. Ellos con el amor de aquellas personas que le enseñaron todo, quienes estuvieron en cada paso extendiendo su mano cuando el camino era complicado.
Alai los amaba, Teo lo hacía. Porque eran personas que tenían todo para dar. Personas que a pesar de haber vivido las peores cosas se mostraban siempre con una sonrisa.
Porque como siempre decían, su amor era más fuerte que todo aquello que podía llegar a golpearlos. Siempre.

Trust me (Larry Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora