“Corre y aléjate. Corre lo más lejos que puedas.”
Lo que me mantenía conectada a mi parte humana era saber que me había librado de lo que podría haber pasado. Aunque también el saber que debía pensar como una humana para evitarlos, para no asustar a nadie o simplemente ser vista.
Pero mi parte animal también era libre. Desde que me transformé decidida a alejarme de él todo había sido silencio, ya no podía escuchar al resto de la manada y lo agradecía. Ambas estábamos agradecidas del silencio.
Me detuve en un pequeño río cerca de un precioso prado a beber y después miré alrededor. ¿Por dónde me encontraría? ¿Cuánto llevaba viajando?
Si mis cálculos eran correctos, llevaría un par de semanas ya viajando, por lo que estaría cerca de alcanzar la frontera con Canadá, o eso esperaba.
Había sido difícil avanzar hacia el norte mientras evitaba ser vista por humanos. Lo último que necesitaba era que dieran un aviso de alerta por un jaguar fuera de su entorno natural.
Me había cruzado con algunos osos antes de llegar a este río, así que al menos habría alcanzado el estado de Washington. Zona de pumas, lobos y osos, si me veían los humanos... Debería conseguir algo de ropa y volver a mi forma humana, además de que no podría seguir con la dieta que llevaba desde que me transformé. Era asqueroso comer carne cruda.
Volví a correr, regresando dentro del bosque y no me detuve, deseando que hubiera algún pueblo cerca.
Y entonces me llegó el aroma que tanto me asqueaba: chupasangres. Nunca me había enfrentado a uno sola, siempre lo hacíamos en grupo. ¿Qué debía hacer? Mi parte animal me decía que fuera a por el enemigo, pero mi parte humana...
El viento cambió en ese momento y me detuve de golpe, ese aroma era distinto. Olfateé ese extraño olor, nuevo para mí, pero les escuché a lo lejos y mi instinto animal me dijo lo que venía a por mí: Cambiaformas lobo.
Acababa de colarme en el territorio de otros cambiaforma, debía salir cuanto antes. Le di la espalda a la dirección de donde venían y empecé a correr tanto como mi hambriento estómago me permitía.
“¿Cómo soy tan estúpida de no darme cuenta de que me he colado en el territorio de otros cambiaformas?” Me pregunté una y otra vez, escuchando como me perseguían. Al menos eran dos, si mi buen oído no me engañaba.
¿Lo bueno de ser perseguida? Que también me alejaba del olor a sanguijuela.
A lo lejos vislumbré una gran roca, junto a árboles gigantes, y tuve una idea. Mi raza era más ágil y podíamos subir a los árboles, así que tenía que subir lo suficientemente alto como para que no me alcanzaran.
Tomando impulso salté sobre la gran roca y un par de saltos más llegué a una gran altura. Sobre la gran rama del árbol, me posicioné lista para saltar sobre ellos si era necesario.
Un par de lobos se posicionaron debajo del árbol donde estaba, gruñendo en mi dirección.
“No os tengo miedo, chuchos pulgosos.” Pensé devolviéndolos el gruñido.
Era mi primer encuentro con otros cambiaformas que no eran de mi antigua manada, ¿cómo debía actuar? Era una intrusa y no podría comunicarme con ellos.
El pelo del lomo se me erizó al escuchar a un tercer lobo viniendo junto a algo más. Al olfatear, capté el olor del enemigo.
Un gruñido se me escapó mientras enseñaba mis dientes en la dirección por donde se acercaban. Estaba atrapada y me superaban en número, pero eso no haría que me rindiera. Si tenía que luchar, lo haría.
El tercer lobo apareció en mi campo visual, junto a una sanguijuela. Me sentía un poco mareada por el hambre, pero logré notar que el lobo marrón que acababa de aparecer era más grande que los otros dos, más imponente; era el alfa.
–Sabe que eres un alfa, Jacob. – Susurró el chupasangre, logrando mi completa atención. – Tranquila, no somos tus enemigos.
“¿Me hablas a mí, sanguijuela?” Pensé al gruñir en su dirección. “Lo que me faltaba.”
–Sí, te lo digo a ti. – Me respondió tranquilo. – Puedo leer los pensamientos, así podréis comunicaros Jacob y tú.
Señaló al alfa y relajé mi posición, supongo que no necesitaría defenderme si querían hablar.
“Dile que lamento haber entrado en su territorio, no quiero problemas.”
El vampiro repitió mis palabras, esperó unos segundos y me habló de nuevo.
–Quiere saber porqué estás aquí.
Observé como los dos primeros lobos se alejaban.
“Mira, solo estoy de paso.” Salté para bajar un poco, alternando mi mirada entre mis dos acompañantes, o mejor dicho al vampiro, y lo que estaba haciendo. “Llevo semanas en mi forma animal y lo único que me gustaría es conseguir algo de ropa para volver a mi forma humana y poder comer algo como una persona normal.”
Seguí bajando hasta saltar frente a ellos, observando fijamente al vampiro. Su olor no ayudaba a mi malestar y me sabía mal porque estaba siendo amable conmigo. Además, no tenía los ojos rojos, sino dorados y eso significaría que no era un asesino despiadado de personas inocentes.
–Supongo que eso es un pequeño cumplido. – El vampiro me sonrió un poco tras comunicarle mi problema al lobo. – No es el mejor momento, pero puedes quedarte un par de días si quieres. Si nos sigues te conseguiremos algo de ropa para que vuelvas a tu forma humana y podrás comer sentada en una mesa, si quieres claro.
Asentí agradecida y me digné por fin a mirar al lobo alfa, encontrándome con unos atrayentes ojos oscuros.
Una fuerza invisible me lanzó al universo y me devolvió a ese momento, al conectar mis ojos con los suyos. Era él, era el elegido.
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Garras y Colmillos (Jacob Black)
Fanfiction"𝐶𝑜𝑟𝑟𝑒 𝑦 𝑎𝑙𝑒́𝑗𝑎𝑡𝑒. 𝐶𝑜𝑟𝑟𝑒 𝑙𝑜 𝑚𝑎́𝑠 𝑙𝑒𝑗𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑎𝑠." Eso fue lo único que me repetía a mí misma mientras me alejaba de mi vida, de mi problema, de mi familia. Hasta que me encontré con él. Siempre pensé que el des...