Cap. Extra - Antojos de una jaguar embarazada

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El amanecer se abría paso un día más a través de las ventanas de nuestra habitación, haciendo que me despertara la primera, como cada mañana.

Y, como cada mañana, lo primero que hice fue admirar el rostro de un profundamente dormido Jacob. Empecé a acariciar su rostro, admirando la tranquilidad en él mientras una pequeña sonrisa empezaba a formarse en sus labios.

–Hora de levantarse, lobito. – Susurré sobre sus labios tras depositar un beso sobre ellos, para después moverme para abandonar la cama.

–Aunque me guste esto todas las mañanas, ojalá poder ser yo quien te despierte alguna mañana. – Murmuró Jacob, estirándose para evitar que saliera de la cama, haciendo que me volviera a recostar. – No tan deprisa, gatita.

Sonreí divertida por sus ganas de cariño de buena mañana, sonrisa que creció cuando se movió para estar sobre mí, aprisionándome para asegurarse de que me quedaba en la cama un poco más, pero dejando algo de espacio entre nuestros cuerpos.

–Buenos días. – Susurró mirándome a los ojos, devolviéndome la sonrisa antes de cortar el espacio entre nuestros labios para empezar un beso lento que correspondí sin dudarlo.

Subí mis manos por sus hombros sin romper el beso, hasta colocarlas en su nuca.

–Creo que estamos solos. – Murmuró contra mis labios antes de volver a besarme.

–Los chicos no tardarán mucho en venir. – Comenté cuando sus labios pasaron de estar sobre los míos a empezar un camino hacia mi cuello.

–Que esperen fuera.

Podría disfrutar por horas de las atenciones de mi lobo si eran de este tipo, pero había otras cosas que hacer que sabía le harían volver a ser el Jacob de estas últimas tres semanas.

–Y tengo hambre. – Como había esperado, Jacob se detuvo, levantando la cabeza para mirarme. – Me apetecen tortitas bien cargadas de sirope de fresa.

A Jake se le escapó un gruñido de rendición, mientras se quitaba de encima para volver a tumbarse en su lado de la cama. Sonreí divertida ante su pequeño dramatismo mientras me sentaba con la espalda contra el cabecero, pero luego me incliné para dejarle un pequeño beso sobre la nariz que le hizo sonreír también.

Jacob se enderezó para inclinarse y besarme.

–Podemos volver a la cama cuando mi hambre solo sea de ti. – Susurré contra sus labios, porque si no fuera porque necesitaba comer, no le dejaría abandonar esta cama todavía.

–Volveremos cuando tu antojo de comida esté cubierto, pero solo porque puedo contener mi hambre de ti un poco más de tiempo. – Dijo saliendo finalmente de la cama, pero en lugar de buscar algo de ropa, apoyó las manos sobre el colchón para acercarse a mi vientre, donde ya había comenzado a ser visible la curvatura del embarazo. – ¿Te he dicho ya que eres un aguafiestas? – Preguntó en un susurro, haciéndome sonreír enternecida como cada vez que le hablaba.

Jacob estaba seguro de que sería un niño, mientras que a mí me daba igual ya que consideraba suficiente bendición que me hubiera quedado embarazada. Tenía claro que la posibilidad estaba ahí, pero era bastante escasa teniendo en cuenta algunas cosas que conllevaba ser cambiaformas.

–Creo que nunca ha habido sirope de fresa en esta casa, tendré que ir a casa de Charlie para ver si por casualidad Sue tiene... – Comentó Jacob sacándome de mis pensamientos, mientras se ponía unos vaqueros. – ¿Tiene que ser de fresa, Alexa? – Me preguntó dándose la vuelta cuando salí de la cama y empecé a vestirme también.

Tras colocarme una camiseta suya, me acerqué hasta él y pasé mis brazos alrededor de su cuello.

–Tiene que ser de fresa, Jacob. – Le dije de forma clara, dejando un beso sobre sus labios antes de separarme. – Voy a hacer las tortitas.

Garras y Colmillos (Jacob Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora