Cap. 38 - Hogar

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Me desperté con una gran sonrisa en el rostro, sin abrir los ojos todavía. Me sentía bien, no solo físicamente. Eso solo podía significar una cosa: Jacob estaba cerca.

Respiré hondo inundando mis fosas nasales con su olor antes de abrir los ojos. Su habitación, estábamos en su habitación, pero la cama era toda mía. Aunque tampoco es que cupiera un segundo cuerpo en ella.

Me levanté para ver donde estaría Jake, encontrando que estaba durmiendo en el suelo. Sonreí divertida, recordando que cuando me tuvieron que despertar para que el doctor Cullen me rompiera de nuevo esa estúpida costilla que no quería sanar bien, Jacob había dicho que se mantendría despierto hasta que yo despertara completamente sanada. Pero ahí estaba durmiendo tan profundamente que no parecía notar que estaba despierta observándole.

–Jake. – Le llamé con una voz rasposa que me indicaba que necesitaba beber agua, algo que al final no había hecho "cuando llegáramos al coche" porque al parecer me quedé dormida y no me despertaron hasta que ya estuve en esta cama.

Había visto a Asher antes de volver a dormirme, estaba pensativo. Algo le había pasado a mi hermano mientras yo estaba dormida, pero luego le buscaría para averiguarlo. Lo primero era disfrutar de que ya estaba con Jacob, en un lugar que donde el aroma más fuerte era el de él. Y era un alivio para mi jaguar que apenas hubiera rastro de olor a vampiro, algo que necesitaba para poder recuperarme.

Apreciaba mucho a los Cullen y tenía ganas de ir a ver como estaba la pequeña Renesmee, pero un par de días alejada me vendrían bien.

No estaba segura de si mi estado de alerta al notar su aroma cuando estaba tan malherida era por estar herida o por lo que me había pasado, era alfa. ¡Por los Ancestros! ¿¡Cómo podía ser eso posible!?

–Jacob. – Le volví a llamar, sentándome con las piernas fuera de la cama, dudando en estirar y darle un pequeño toque con uno de mis pies.

Suspiré al ver que ni un movimiento, solo la pequeña sonrisa ante mi primer llamado. Así que hice algo que podía terminar en una pequeña regañina de su parte.

Me tiré encima de él.

Su quejido me hizo soltar una pequeña risa, eso hizo que todavía sin abrir los ojos, Jacob me rodeara la cintura con ambos brazos.

–Dime que te has tirado a propósito y que no te has caído. – Murmuró aún con los ojos cerrados.

–Me he tirado. – Susurré sobre sus labios tras darle un pequeño beso sobre ellos, haciéndole sonreír.

Jake abrió los ojos y nuestras miradas se conectaron.

Mi peso estaba casi por completo sobre él, casi porque mis rodillas estaban apoyadas en el suelo, pero mis manos estaban sobre su pecho. Notaba los latidos de su corazón bajo mis palmas, y que decir que mi corazón latía al mismo calmado ritmo.

Hogar. Esa era la palabra que mejor describía el estar con Jacob. Porque sí, mi hogar estaría donde Jake estuviera, lo tenía más claro que nunca.

–Me alegro de estar aquí contigo. – Admití antes de unir de nuevo nuestros labios en un lento y largo beso, un beso que transmitía mucho.

–Me pediste que te trajera a casa. – Susurró Jake cuando una de sus manos subió hasta mi mejilla al separarnos para respirar, acariciándola con delicadeza. – A la Reserva.

–Aquí está tu casa. – Dije como si fuera obvio. – Ahora que ambas manadas podéis convivir aquí, me ha parecido que era hora de que viniéramos.

–No es solo por eso. – Dijo notando con facilidad que no le estaba contando todo.

Suspiré, levantándome de encima para sentarme en el borde de la cama. Jacob tardó un segundo en imitarme, sentándose a mi lado.

Garras y Colmillos (Jacob Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora