Cap. 28 - Un paseo por la Reserva

8K 765 20
                                    

¿Incómodo? Incómodo era poco para describir los primeros cinco minutos dentro de la casa Black. Había silencio entre todos mientras Rachel nos servía algo de beber tras entrar y tomar asiento. Un silencio que, a pesar de ser la extraña en la casa, decidí romper.

–Para tu información, Paul, me encanta el agua. Cerca de donde vivía había un lago maravilloso al que solía ir a menudo.

–Si era maravilloso, ¿por qué te fuiste? – Preguntó de manera casual mientras tomaba un bollo de una cesta en el centro de la mesa.

Me tensé ante la pregunta y Jacob fue el primero en notarlo, porque puso su mano sobre mi pierna. Con algo tan sencillo como tener un pequeño contacto con él, me relajé un poco.

–Lo importante es que nos hemos encontrado. – Dijo Jake un tanto cortante hacia el otro chico para después mirarme. – No a causa de qué.

–Por supuesto, hijo, es bueno que os hayáis encontrado. – Habló Billy con calma.

Había algo en el padre de Jake que me recordaba a los miembros del Consejo cuando estuve frente a ellos tras mi primera transformación, pero no era incomodo en estos momentos. No me estaba juzgando ni mirando como una posible amenaza, solo intentando saber sobre mí y me daba la sensación que era más su instinto paterno que el ser parte del Consejo de la Reserva.

–Todos estamos al tanto de que viene de lejos. – Siguió hablando.

–Es normal que queramos saber de ella, Jake. – Habló con cierta delicadeza Rachel antes de mirar de reojo a Paul. – Pero algunos no saben pensar antes de hablar.

–Todo el mundo quiere saberlo. – Se defendió Paul encogiéndose de hombros. – Ya empezamos a saber como es, sin duda es una chica dura y valiente. Además de ser un gato grande, pero no es la única y...

–Paul, cállate. – Dijeron los tres Black presentes al mismo tiempo.

–Tranquilos, habla por los demás y sé que es algo que sigo manteniendo para mí. – Finalmente dije, manteniendo la calma y mirando a todos. – Marcharme fue lo mejor para mí, fue una liberación que sigo agradeciendo porque llegué aquí. Ahora, si me disculpáis, necesito tomar un poco el aire.

No esperé que hablaran, me levanté y fui afuera de la casa. Metí las manos en los bolsillos de la chaqueta, raro que todavía la llevara, y caminé observando lo tranquilo que era el lugar.

–No te disculpes por él. – Dije cuando Jake me alcanzó. – Algún día te lo contaré a ti, porque quiero que seas el primero en saberlo, y después los demás lo podrán ir sabiendo.

–Con eso me conformo, ya lo sabes.

Jacob tomó mi brazo, para que sacara esa mano del bolsillo y después su mano bajó hasta tomar la mía, para caminar los dos juntos.

–Creo que alguna vez me lo has dicho, pero mejor si lo repites. – Comenté haciendo que soltara un adorable bufido por no reír.

Jake se detuvo, tirando de mi mano para que lo hiciera también y nos quedamos frente a frente, muy cerca.

–Lo repetiré todas las veces que quieras. – Susurró, acariciando mi mejilla con la mano libre, consiguiendo que sonriera. – Tenerte junto a mí y verte sonreír es mejor que saber tu historia, Alexa.

Sonreí, sintiendo eso que muchos dicen que son mariposas en el estómago, y llevé mi mano hacia su mejilla. No podía pedir tener más suerte en esta vida que tener a Jacob como mi compañero de vida.

Me puse de puntillas, acortando la distancia, para unir mis labios con los suyos en un beso. Fue como una danza completamente sincronizada cuando Jake me devolvió el beso.

Me daba igual dónde estábamos, incluso si el mundo se iba a la mierda en ese momento, mientras le tuviera a él conmigo.

Ambos nos sonreímos entre ese beso y el siguiente, y estaba segura de que hubiéramos estado así por un buen rato de no ser por la falsa tos de alguien.

Nos separamos y miramos en la dirección de la tos, encontrándonos a dos chicos de la misma edad que Jake que nos miraban divertidos. Dos lobos más.

–Por fin la traes a la Reserva, ¿y todavía no nos la presentas? – Dijo uno de ellos sonriendo ante el gruñido de molestia que soltó Jacob. – Eso duele, hermano.

–El golpe que estoy pensando en daros a cada uno sí que será doloroso. – Gruñó Jake, pero la risa que me salió ante la situación le hizo sonreír.

–Los chuchos siempre interrumpiendo, ¿voy a tener que acostumbrarme?

–Tal vez. – Suspiró Jake. – Alexa, ellos son Quil y Embry, son mis mejores amigos.

Ante el pequeño gesto de alivio de ambos chicos, supuse que todo el tema de las dos manadas y del enfrentamiento les había hecho dudar de que eso ya no fuera así.

Eso me daba que pensar, ¿por qué no habían ido con él? ¿Cambiar de manada como hicieron Leah y Seth? ¿Puede que tuvieran a sus improntas aquí?

–Así que si quiero saber algún dato vergonzoso de tu infancia... – Empecé a decir.

–Nosotros somos tu fuente. – Asintió Quil, quien había sido el que nos había interrumpido antes. – Cuando quieras.

–¡Por favor, no! – Murmuró Jacob llevándose una mano a la cara.

–¡Ohh, eso es que algo vergonzoso hay! – Exclamé encantada de ello.

–Tranquilo, Jake, con haberte interrumpido creo que estamos en paz. – Habló Embry por primera vez. – Y... queremos hablar contigo, cuando tengas un momento.

–Sin problema, pasaros más tarde por casa de mi padre. – Les dijo Jake. – Vamos a estar todo el día por aquí.

Los chicos se despidieron y nos dejaron solos de nuevo, mientras les seguía con la mirada.

–Quil tiene a la pequeña Claire, pero Embry estuvo a punto de venir también. – Habló Jake cuando emprendimos de nuevo el camino, le miré sin entender, esperando algo más. – He visto tu ceño fruncirse un poco cuando he dicho son mis amigos. Ya te conté que yo no quería ser alfa, ni me gustaba la idea de que Seth y después Leah me siguieran, formando así una segunda manada. Pero las cosas ya no se pueden cambiar...

–Eso es lo que te convierte en un buen alfa, ¿sabes? El que los demás te sigan porque creen en ti, porque te apoyan.

–Solo espero que no quieran hablar de ello.

–Y si fuera eso, ¿qué problema habría? – Le pregunté. – Jake, sería su decisión, no la tuya. Además, son tus mejores amigos es normal que quieran estar de tu lado. – Vi en su cara que seguía dudando de ello, por lo que decidí cambiar el rumbo de la conversación. – Bueno, ¿cuál es el plan para hoy?

–Te mostraré la Reserva y después de comer iremos a La Push.

Garras y Colmillos (Jacob Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora