Bien, no sabía si Asher había decidido ir por Tucson a propósito para tener que ir a menos velocidad que por la autovía, pero tardamos más de lo previsto en llegar a nuestro antiguo pueblo.
Y ahí estaba el cartel que indicaba que entrábamos en el territorio de esa pequeña localidad de Arizona, con sus áridos paisajes y las montañas de Santa Rita a lo lejos. Ya estábamos en el territorio que la manada protegía, por suerte esta zona en específico solo se vigilaba de noche por la limitada vegetación.
–Bienvenidos a Corona. – Murmuramos Asher y yo a la vez, haciendo que Jacob y Leah se asomaran por entre los asientos.
En la última parada, decidí ser yo quien se sentara como copiloto de Asher, el último tramo se lo había auto-asignado para no estar ninguno de los dos dando instrucciones a Jacob o Leah.
–Ahí pone Corona de Tucson. – Comentó Leah un poco extrañada por nuestra omisión de medio nombre.
–Los que somos de aquí siempre la hemos llamado así. – Explicó sin más Asher, antes de mirarme por un momento. – Ahora sí que no hay marcha atrás.
–Vamos a ver a nuestra madre. – Dije sonando como si fuera el mayor reto al que nos íbamos a enfrentar.
–Podemos primero ir a tomar algo o...
–Asher. – Le interrumpí. – Ya va a ser una conversación complicada como para que alguien le diga que estamos aquí y no hemos ido a verla a ella primero.
–En eso tienes razón. – Murmuró tomando aire antes de tomar la dirección de nuestro barrio, el coche quedando en silencio a excepción de la música que llevábamos de fondo.
–Cuando dijiste que hasta la casa de los Cullen era pequeña en comparación a la que os criasteis, te quedaste corto, Asher. – Habló Leah abriendo los ojos cuando entramos en el corto camino de la casa Summers.
Era curioso como la gran casa de dos plantas no había cambiando nada en todo este tiempo. El color mostaza de sus paredes y los detalles blancos y verdes la hacía destacar en el barrio, una decisión que provenía de algún antepasado Summers según nos contaba papá cuando éramos niños.
–Y eso que aún no has visto el jardín de atrás, era nuestro lugar favorito de la casa. – Le dijo Asher a Leah aparcando frente a la gran puerta verde del garaje.
–Mamá siempre se quejaba del color mostaza y no lo ha cambiado. – Comenté bajando de la camioneta, pero quedándome al lado de éste tras cerrar la puerta del copiloto, sin dejar de observar la casa. – Aunque teniendo en cuenta lo que destaca la casa, habrá decidido conservarlo.
Los demás también bajaron y observaron la gran casa Summers.
–¿Te parece si voy delante, Lex? – Me preguntó Asher, su mirada posándose sobre mí. – Conmigo puede que sea menos desagradable.
Iba a responderle que eso era porque había sido su favorito desde siempre, mientras que yo era la hija imperfecta que no hacía lo que ella quería, pero solo asentí.
Había sido así desde que tenía memoria, cuando le dije que odiaba el ballet y no se lo tomó nada bien teniendo en cuenta que ella fue bailarina hasta que se quedó embarazada de Asher. A partir de entonces todo eran quejas hacia mí, mi ropa, mis modales, mis amistades...
Asher fue hacia la puerta principal acompañado de Leah, y Jacob se movió para estar a mi lado.
–No eras la niña obediente que ella quería, ¿verdad? – Me preguntó en un susurro Jake mientras observábamos a Asher llamar al timbre.
–No era la muñequita moldeable a la que convertir en lo que ella quería. – Asentí.
La puerta se abrió y Alexandra Summers apareció al otro lado. Su sonrisa perfecta para las visitas se esfumó al ver a Asher, para luego mirar a Leah a su lado y que su ceño se fuera frunciendo hasta que me vio.
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Garras y Colmillos (Jacob Black)
Fanfiction"𝐶𝑜𝑟𝑟𝑒 𝑦 𝑎𝑙𝑒́𝑗𝑎𝑡𝑒. 𝐶𝑜𝑟𝑟𝑒 𝑙𝑜 𝑚𝑎́𝑠 𝑙𝑒𝑗𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑎𝑠." Eso fue lo único que me repetía a mí misma mientras me alejaba de mi vida, de mi problema, de mi familia. Hasta que me encontré con él. Siempre pensé que el des...