Estaba gritando por dentro. Mucho. No cabía del horror como si hubiera visto un diccionario que empezara por la m.
Había seguido a Veintiuno a nuestro turno en la guardería, masticando mi orgullo, insultando a Sobe, Dante, Petra y todo el maldito que había creído que yo me vería como un niño menor de trece. Habíamos ido a una sala con un pizarrón y pupitres que tenían reja debajo y funcionaba como gavetas. Las mesas contenían una tableta electrónica incrustada en su superficie. No se podían mover, eran como esas tiendas en el centro comercial que venden los móviles más caros y no te permiten quitarlo del exhibidor, solo deja que lo mires o lo toques sobre la mesa.
El aula de clases era muy aburrida, a decir verdad, el suelo, el techo, las paredes y el pizarrón eran blancos, no había ninguna mancha en su superficie, me sentía en el interior de una perla. Tanta limpieza y pulcritud serían el paraíso de Dagna. Pensar en ella me entristeció. Esa noche había soñado que Walton leía algo en un papel, lo abollaba y lloraba desconsoladamente. Nunca había visto a Walton llorar hasta esa noche. Todavía no había averiguado por qué estaba tan triste, él siempre era la positividad de la unidad.
En la última conexión que había tenido con ellos Miles no había aparecido. De solo pensarlo me daba escalofríos. Antes de irme del Triángulo Miles me dijo que él pensaba desertar y vivir como un apostador o comerciante en algún otro lado, no quería convertirse en Guardián porque morían antes que una mosca.
En ese momento todos nos entristecimos porque creímos que íbamos a perderlo, pero y si... y si él ¿Moría? ¿Podía matarlo el veneno de una Buscavispa? Me sentía lejos de mis amigos y del Triángulo, mi último hogar. Quería que todo acabara, que la isla estuviera segura.
No había ventanas en el aula, pero estaba seguro que del otro lado se alzaba un amanecer oscuro, silencioso y frío. Veintiuno se sentó a mi lado, alzando sus cejas repetidas veces como si coqueteara. Casi pude escuchar en mi mente su «Eh»
Inspeccioné atentamente a la gente de la habitación, eran treinta, los menores tenían cinco años y los mayores doce o trece. Cuando había terminado de desayunar una alarma, aturdiendo a los oídos de todos, había dado finalización al momento. Los adultos se habían levantado de las mesas y caminado organizadamente a la salida, marchaban rígidos, con la mirada vacua, sin decir ninguna palabra entre ellos, como marionetas o hormigas.
Los niños habían sido las únicas voces en el comedor y no eran una orquesta tan encantadora, se oían como patos. Al no tener supervisión de los adultos, solo de soldados que eran máquinas que cargaban porras y buscaban insurrectos, podían hacer prácticamente lo que quisieran.
Chillaban, gritaban, jugaban, se empujaban, abrazaban, realizaban competencias en mitad del pasillo, saltaban entre las mesas, se correteaban y otro montón de cosas que me hubieran sacado varias canas.
Ellos habían formado hasta la guardería y yo los había seguido buscando a Dante y a Phil. Se suponía que Sobe, Berenice y Petra irían a las fábricas junto con los adultos, o tal vez si notaban que eran tan estáticos y vivos como un vegetal llegaban a la conclusión de que era mejor que Petra los camuflara y buscaran caminando por la ciudad las coordenadas de la monedamapa de la Cura del Tiempo.
Sin embargo, estaba el otro grupo de espionaje. Dante utilizaría la bufanda de Petra para cambiar su aspecto y Phil también modificaría su apariencia. Giré la mirada y alcé la vista sobre mi hombro, inspeccionando todos los pupitres, al momento que encendía la tableta electrónica.
Si los niños habían gritado antes, ahora, en la clase, el silencio era digno de un cementerio.
Era admirable pensar que en cada Hogar de la Comuna había una clase idéntica a esa, creando un silencio igual de estricto y disciplinado. Me entristeció un poco pensar que los niños no salían de ese edificio hasta cumplir los trece.
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Los miedos incurables de Jonás Brown [3]
FantasyTras un año desde su visita a Babilon, Jonás continúa buscando la persona que, según el sanctus, lo llevará a sus hermanos: Dracma Malgor. Luego de descubrir que Dracma estará en el Concilio del Equinoccio, una reunión donde se congregan los maest...