Solo había una silla y la estaba usando ella así que yo me senté sobre un montón de madera que había en un rincón, cerca de las sombras. Phil se recargó contra la pared y se cruzó de brazos fingiendo que masticaba chicle como si no estuviésemos a su altura, Veinteno se ubicó al lado de 26J, tumbándose en las cortinas viejas, apreciando su dibujo y Dante permaneció petrificado en su posición, dispuesto a hacer reverencias a diestra y siniestra como un ninja de la paz.
Cuando comprobó que estábamos todos acomodados en un sitio comenzó:
—Nózaroc fue invadido cuando yo tenía solo nueve años. Recuerdo todo, las estampidas, las llamas y las naves. Descendieron del cielo como una lluvia de fuego. Asesinaron a la mayoría y nos sometieron como si fuéramos frágiles, nos cazaron al igual que a conejos. En parte fue nuestro error, vivíamos en armonía y paz, no conocíamos el peligro. Tuvimos que pagar por eso, por tener tanta felicidad y creer que nadie nos la arrebataría. Es que... nunca habíamos atravesado por lo que ustedes llaman... guerra.
Noté que 26J estaba arrugando la barbilla como si quisiera llorar, tal vez ella recordaba poco o nada de ese evento. Rogué que no llorara, no sabría qué hacer, siempre había sido malo en lo que implicaba sentimientos o sociabilización, solo era bueno memorizando palabras, películas o cómics.
—Al principio, luego de quemar todas las cabañas, valles y pueblos los soldados de Gartet reunieron a los únicos sobrevivientes de Nózaroc en las ruinas de sus antiguas viviendas. Nos dejaron descansar.
—Qué bueno de su parte —dijo Dante.
—¡Para empezar a torturarnos!
—No tan bueno de su parte —corrigió.
—Ahora somos veinte millones de almas viviendo, si es que se puede llamar a esto vida, en la Ciudad Blanca. Antes éramos más de trescientos. Imagina acumular a todo tu planeta en una sola área como, no sé, Florida.
Tragué saliva horrorizado. Todo menos Florida.
Que supiera de mi mundo sin ser una trotadora era un poco inquietante ¿De dónde había sacado esa información? Alguien se la había dado, o peor, ella la había arrebatado. A la fuerza. A trotadores. Hacía torturas, acumulaba velas aromáticas y corazones, esa chica estaba fuera de control.
—Primero nos gobernó una seguidora de Gartet llamada Comandante Tandra. Ella pidió que le entregáramos nuestros corazones si éramos mayores de trece años para trabajar. Les prometió a todos que no les dolería, se valió de su buena fe y su confianza... pero los engañó.
Movió la mandíbula como si masticara el rencor que le tenía o fingiera tener un chicle como Phil.
—Luego de atacarnos y quemar los valles, nos acumularon a todos en un campo de cenizas, fue antes de que construyeran la Ciudad Blanca en donde te infiltraste. Lo primero que hicieron fue destruir, después construyeron su propia civilización —Observó con añoranza la ventana negra—. Éramos mucha gente al comienzo así que se podrán imaginar el panorama...
Asentimos.
—Los corazones que recolectó los acumuló en el Banco. Aún permanecen allí. Es un lugar repleto de sarcófagos, cajas del tamaño de libros donde almacena los corazones de todos los adultos de Nózaroc. Verán, nosotros teníamos diferentes costumbres a su mundo, éramos devotos a las personas que amábamos; le entregábamos el control de nuestra vida a un individuo en especial porque nuestro afecto era tan fuerte que debíamos sellar el vínculo obsequiándole el motor de nuestra vida, el recipiente de nuestra alma: el corazón. A diferencia de ustedes, los trotadores, nuestra alma, todo el núcleo de nuestra conciencia y voluntad, se encuentra fragmenta en tres pedazos. El núcleo, la parte más poderosa está en el corazón. La segunda parte se extiende en el cuerpo, como un velo. Y la tercera... la tercera es caprichosa y se mueve a donde quiere.
ESTÁS LEYENDO
Los miedos incurables de Jonás Brown [3]
FantasyTras un año desde su visita a Babilon, Jonás continúa buscando la persona que, según el sanctus, lo llevará a sus hermanos: Dracma Malgor. Luego de descubrir que Dracma estará en el Concilio del Equinoccio, una reunión donde se congregan los maest...