La vista me arde cuando abro los ojos, no recuerdo haberme quedado dormida. Me enderezo de mi incómoda posición y de inmediato, siento un calambre en la espalda. No sé qué hora es, pero ya es de día.
Nos detuvimos en una pequeña ciudad al cruzar la frontera del estado y aguardaremos aquí hasta que el sol comience a ocultarse. Estamos dentro del estacionamiento de un edificio residencial y en cuanto abro los ojos, noto que estoy sola en el auto.
Limpio mis ojos para despegarlos y abro la puerta. Distingo la otra camioneta a varios metros de mí, pero no veo a nadie alrededor.
—Están arriba —escucho la voz de Nesly, por lo que giro la cabeza hacía la derecha solo para verla apoyada contra la pared.
—¿Qué se suponen que hacen?
—Trazando un croquis —Eleva ambos hombros, indifente—: Al parecen hay varios caminos cerrados por derrumbes, están intentando ver cuál es la mejor opción.
Asiento.
—Toma —me tiende un paquete de galletas saladas—: Saqué dos paquetes hace rato, te guardé este.
—Gracias —digo al agarrar el paquete. Luego, procedo a buscar una botella de agua. Ingiero las galletas con calma y, cuando me termino el agua digo—: Iré a caminar por ahí.
Nesly asiente, sin prestarme mucha atención.
Camino entre los pilares del estacionamiento y los autos abandonados hasta llegar a la entrada. Está rota, las paredes tienen agujeros y hay escombros el piso. También hay un intenso olor a basura que casi me hace vomitar el paquete de galletas. Me asomo hacia el exterior y contengo la respiración. Doy un par de pasos para salir de la estructura y me oculto detrás de un antiguo transformador de luz solo por si acaso.
La ciudad es un desastre. Si creía que Zoll lo era, no se compara en lo absoluto con esto. Regreso al interior porque no puedo soportar seguir viendo eso, por lo que me siento al lado de Nesly, minutos después, los demás aparecen. Nos cuentan sobre la nueva ruta para cruzar la ciudad y los posibles puntos de reunión de los vigilantes, aunque, viendo como está la ciudad, dudo mucho que se molesten en venir por aquí.
Es perfecto.
—Nos iremos ahora —dice Julian.
Ninguno protesta, y nos podemos en marcha; sin embargo, cuando encendemos las camionetas, una de ellas no lo hace. Nesly es la primera en bajarse a echar un vistazo, por lo que tengo entendido, es mecánica, o algo así.
—¿Qué pasa? —pregunta Julian.
—Lo revisé justo antes de salir, algo tuvo que haberse soltado, ¡Demonios! —La escucho soltar un par de palabrotas más antes de enderezar el cuerpo—: Esta pieza —Desenrosca los tornillos con una llave y luego alza la pieza entre sus dedos—: Se ha roto, el auto no encenderá si no la cambiamos.
—Busquemos el repuesto —dice Thomas.
Ella niega.
—No tenemos para esto, no suelen dañarse de esta forma —Apoya los brazos sobre el acero—. Tenemos que encontrar una estación de servicio, puede en los depósitos tengan este tipo de cosas.
—¿Y si no la hay? —pregunta Edwin y todos miramos a Nesly.
—Pues toca buscar un auto que le sirva y sacarla de ahí —Se encoje de hombros mientras mira a Julian, quien parece evaluar las opciones,
—Bien —dice un momento después—: Iré contigo —le dice a Nesly—: Roe, vendrás con nostros, tu también, Frank. Los demás, estén listos para partir por si hay algún inconveniente, Mendes, estás a cargo.
Kallum asiente.
—Si algo sucede, sigan con el plan y nos encontraremos en el siguiente punto de reunión antes de la medianoche, ¿de acuerdo?
—Sí, señor.
—Ustedes, agarren sus cosas —nos indica—: Bien, andando.
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PERDIDA EN TINTA ROJA ✓
Science FictionVENINT I La regla principal para sobrevivir en Venint es huir. Esconderse de los monstruos que viven en las montañas es crucial; sin embargo, cuando sus padres mueren y el gobierno recluta a su hermano pequeño, Perla no solo deberá emprender un peli...