13. SENSATEZ

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Reviso por enésima vez los bolsos que ya tengo empacados y hago una lista mental de las cosas que llevo: un mapa, un saco de dormir, linternas, pilas, varios cambios de ropa, fósforos con las cajas envueltas en cinta de ferretería —que conseguí por ahí—, una toalla, mantas, un kit de higiene personal y uno de medicamentos, varias barras de granola, dos cuchillos, varios enlatados, muchas botellas de agua —todas las que lograron entrar en el asiento trasero del auto—, un paquete de galletas saladas y unas bolsas de manzanas. También empaqué un par de zapatos para mí, unos para Callum, así como un par de conjuntos de ropa, porque me fue imposible no guardar algo suyo para sentirlo más cerca. Guardé un par de fotografías que, si bien, no son necesarias, no puedo dejarlas aquí.

Casi todo entró en una sola mochila. Quizás exageré, lo más probable es que no necesite más que un par de enlatados, agua y mi arma; pero no sé qué tan largo o complicado pueda ser el camino.

Subo todo lo necesario al vehículo y me recargo contra la puerta durante un momento. Hay tanto calor que hasta respirar molesta, incluso la ligera brisa que sopla es caliente. Un minuto después, regreso a la casa a echar un último vistazo.

El chirrido de la puerta me recuerda a cada una de las veces que dije que lo arreglaría y nunca lo hice porque siempre había alguna otra cosa más importante de la que ocuparse. El color original de las paredes debió ser blanco, pero ahora están tan sucias que parece marrón. Siempre detesté la iluminación, de por si nunca hay electricidad y cuando la hay, casi ni se nota porque la casa es tan oscura que se necesitaría colocar un bombillo en cada esquina para que se vea clara.

Miro por última vez el techo manchado por las goteras antes de dar media vuelta y salir de ahí.

...

Creo que he perdido la cantidad de horas que llevo sentada en el viejo asiento del automóvil. Sea como sea, no puedo detenerme. Aunque supongo que en la próxima media hora tendré que hacerlo; primero, porque estoy muriéndome de sueño y segundo, porque está oscureciendo.

El cielo se ha teñido de un tono gris oscuro, más parecido al negro que nada y los truenos y relámpagos me hacen cuestionar el momento de mi parada. He conducido durante toda la noche y todo lo que va de mañana, tan solo hice una pequeña parada de diez minutos para comer algo.

Estoy a tan solo un par de kilómetros de la ciudad, pero mi intención no es entrar en ella ya que me demoraría. Estuve indagando en el mapa y descubrí que El búho de la visión se encuentra en algún lugar a las afueras de ésta.

Un trueno me saca de mis pensamientos. Necesito encontrar un lugar para detenerme antes de que comience a llover, el terreno es solo arena y, si llueve fuerte, el auto puede quedar atascado y estaré perdida.

Conduzco un par de metros más hasta que visualizo a lo lejos un establecimiento donde podría esperar a que la tempestad se marche, a estas alturas, cualquier cosa me vendría bien.

Ruego internamente para no sea un campamento del gobierno o alguna instalación de rehabilitación de los vigilantes. Detengo el auto a dos metros de distancia, de manera que quede oculto a la vista de los ojos curiosos y, al cabo de unos minutos, cuando estoy convencida de que el lugar esta deshabitado, bajo de este.

Comienza a llover justo cuando abro la puerta. Trotando, cruzo la distancia que me separa de la entrada y subo los escalones de dos en dos. La enorme puerta de metal tiene un gran aro en el centro y gracias al destello de los relámpagos toda la fachada da la sensación de ser antigua y escalofriante. No me apetece mucho pasar el rato aquí, pero prefiero esto a tener que quedarme dentro del auto.

No debería de sentirme tan nerviosa, de todas maneras, esto es Venint y no se puede pedir mucho más.

Empujo la puerta y esta se abre sin apenas esfuerzo. Doy unos pasos antes de detenerme al ver una enorme escalera en espiral frente a mí. Un viejo candelabro me saluda desde el techo donde hay un traga luz. El piso que alguna vez debió de ser brillante está lleno de cristales rotos y sangre seca.

No me impresiona, este lugar debió de ser un salón de baile y está claro que ocurrió una tragedia, al parecer no hace mucho tiempo. Me dispongo a acomodar el saco de dormir sobre una mesa luego de limpiarla un poco y comienzo a sacar algunas cosas de mi mochila para comer, pero justo antes de dar el primer mordisco, me quedo petrificada.

Al borde de las escaleras, con exactitud en la esquina derecha del último escalón, hay una pequeña niña sentada, mirándome con sus grandes ojos. Es la misma que vi el otro día en la casa.

Un escalofrió me recorre el cuerpo en el segundo en el que mis ojos se conectan con los suyos y de alguna manera, siento que la conozco de algo más que un simple espejismo.

Con lentitud, se levanta y comienza a caminar en mi dirección, parpadeo un par de veces para asegurarme de que esto es real; sin embargo, cuando abro los ojos por completo. Ella ya no está.

Al igual que toda mi cordura.

...

El ensordecedor sonido de un trueno me despierta a medianoche. Abro los ojos, pero no me levanto, ni siquiera me atrevo a moverme de la posición en la que estoy.

Clavo los ojos en el techo solo para ver la lluvia a través del traga luz con la respiración acelerada. Tengo la ligera sensación de que estaba soñando algo, puedo sentir el aturdimiento del sueño, pero no recuerdo nada. Seguramente no era nada bueno.

Escucho una pequeña risita a mi lado, sé que es la niña; por lo tanto, me limito a recorrer el lugar con la mirada. Al no verla, regreso a mirar la lluvia.

«Estoy perdiendo la cabeza».


...

No sé ustedes, pero esto me está desesperando <: Esperemos que Perla pueda salir ilesa de aquí, quién sabe... 

Pregunta del día: ¿Cuál es su película de ciencia ficción favorita? 

¡Gracias por leer!

Wattpad: Genangel9Gp

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