12. UTOPÍA

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¿Creen que Perla se ha vuelto loca? 

...

Solo una persona lo suficientemente demente diría que un fantasma le dejó un mensaje en clave.

Y yo soy esa demente.

Aunque esté consciente de que lo más probable es que me esté volviendo loca, regreso sobre mis pasos y clavo la mirada en el suelo. Los lápices no desaparecen como lo hizo la niña cuando parpadeo, por lo que me arrodillo frente a ellos y agarro uno para girarlo entre mis dedos. Al hacerlo, el nombre de Callum queda visible ante mis ojos.

Estoy delirando, no hay otra explicación.

Me quedo un buen rato mirando los lápices, tanteandolos y haciendo garabatos en el suelo para asegurarme de que son reales. Cuando mis rodillas comienzan a cansarse del suelo, entonces...

Entonces...

«Tal vez...»

Suelto los lápices de golpe y el sonido ahogado retumba por todo el corredor cuando se estrellan contra el suelo. Me congelo por un momento sin moverme ni un milimetro antes de salir corriendo escaleras abajo. Tropiezo y resbalo justo cuando piso el último escalón, enrosco mis dedos alrededor de la baranda para no caer al suelo y me impulso hacia arriba.

Al llegar a la sala, reviso cada cosa que se me atraviesa en el camino. Un par de monedas y una envoltura de una barra energética de manzana caen al suelo cuando sacudo la chaqueta negra que no me he tomado la molestia de recoger de la entrada. También reviso la mochila bolsillo por bolsillo, el contenido cae desparramado sobre el suelo mientras remuevo las cosas con rapidez, buscando algo en específico. Entonces, lo recuerdo.

Corro hacia la cocina sin recoger nada. Tomo el papel arrugado sobre la encimera y lo desdoblo hasta que un mapa aparece en mi campo de visión.

Lo examino a detalle y no me toma mucho tiempo poder identificar que ciudad es. Hay lugares específicos encerrados con un círculo por un rotulador negro que parece permanente. Me inclino un poco sobre el papel para leer los nombres que hay debajo de cada círculo.

Cosas como «El búho de la visión» o «La caverna de estrellas» hacen que mi cerebro casi haga cortocircuito. Por inercia, doy un paso atrás y algo cruje debajo de mi pie. Bajo la mirada para ver un sobre blanco doblado por la mitad y sellado con un extraño símbolo. Lo recojo con rapidez y lo abro.

«No estamos ocultos.

Comienza por el final.

Llega hasta el punto más alto y luego déjate caer...

Ahí estaremos, ocultos entre las ruinas.

Porque de ellas nos alzaremos».

La tinta se ha corrido en algunas partes de la página, tal parece que lo escribieron con prisa. No hay firma, ni nada más profundo que me revele la ubicación. Solo un par de notas en las otras hojas que no entiendo.

Al cabo de un rato, termino sentada en el suelo con las piernas cruzadas y el mapa frente a mí. Observo con cautela cada lugar marcado y anoto los nombres en una hoja de papel con rayas azules. No sé a qué punto quiero llegar con esto; sin embargo, no puedo apartar la vista de las hojas regadas a mi alrededor.

«Comienza por el final...»

Leo las cartas por quinta vez en un intento desesperado por descubrir algo más, pero mi mente parece navegar por el limbo de la ignorancia porque debo estar pasando algo por alto. Las acomodo en el mismo orden en el que vinieron en el sobre, tomo la última y leo el pequeño párrafo otra vez.

«En la hora de los fantasmas está. Mirando con sus grandes ojos la eterna oscuridad. Busca entre las grietas y ahí lo encontrarás.

Enterrado en la tierra de dolor y piedad».

Los ojos me arden debido a la ráfaga de viendo que me golpea en el rostro cuando subo la vista. La temporada de lluvia está por comenzar y a tempestad azota el marco de la ventana de la cocina con tanta fuerza que la ventana se abre por completo. Me levanto para cerrarla, lo menos que necesito en estos momentos es que entren a robar.

Me quedo quieta al escuchar un ruido entre los arbustos. En silencio, entrecierro los ojos para ver hacia el jardín, pero como no hay luces, no puedo distinguir nada. Me inclino un poco más hacia afuera, un segundo después, lo veo.

Un poco más allá de la valla que divide las casas, un búho posado en una rama de un árbol justo del otro lado me observa fijamente antes de ulular.

«Mirando con sus grandes ojos la eterna oscuridad...»

Cierro la ventada de golpe y agarro el mapa con fuerza para buscar el punto marcado.

El búho de la visión es algún punto a unos doscientos veintitrés kilómetros de aquí en dirección al este. Es el más cercano. Si tomo la autopista y luego la carretera del punto ciego al lado de aquel local de comida rápida destruido hace años, podré ahorrar tiempo. Sin perder ni un segundo, busco un mapa de esta ciudad para trazar la ruta más factible. Al terminar subo las escaleras sin detenerme hasta llegar a la habitación de Callum donde el rechinido de la puerta es el único sonido que me recibe.

Soy consciente del desastre que hay dentro, pero no estoy dispuesta a limpiarlo. No quiero tener que ver la habitación vacía sin Callum. No quiero volver a llorar.

No me importa si me estoy volviendo loca al hacer lo que estoy a punto de hacer. Tampoco lo largo y doloroso que pueda ser el camino. Prefiero arriesgarme y ser valiente por una vez en la vida por alguien a quien amo, en vez de quedarme aquí y sufrir por el resto de mi vida su pérdida. Sé que Callum está vivo y mientras esté vivo, haré lo que sea necesario para traerlo de regreso a mi lado, por que se necesita tener mucho más valor para afrontar la perdida de alguien del que se necesita para un campo de batalla.

Está decidido.

Encontraré a al escuadrón.

Y a Callum.

Cueste lo que cueste.


...

¡Gracias por leer!

Wattpad: Genangel9Gp

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