—¡Maldita sea! —exclamo en cuanto veo el momento exacto en el que una parte del cielorraso cae justo frente a la salidad de emergencia.
El humo nos está ahogando y ahora el camino más prometedor, ese que nos llevaría directo a las escaleras de emergencia del exterior, está bloqueado. El ardor de mis ojos me hace querer soltar un par de lágrimas solo para disminuir el picor; sin embargo, todo lo que hago es parpadear con fuerza y darle un rápido vistado a Julia.
—Tenemos que encontrar otra salida —le digo, aunque sé que no puede oírme del todo.
Observo alrededor lo poco que mis ojos irritados me permiten antes de tirar de su cuerpo hacia una de las habitaciones más cercanas a nosotras. La sostengo por el torso para evitar que caiga y mi corazón da un pequeño brinco cuando veo una ventana del lado opuesto al que estamos. Me dirigo ahí con toda la rapidez que puedo e intento mover el marco, pero es imposible con una sola mano, así que dejo a Julia recostada contra la pared y sostengo el marco con ambas manos. Me tiemblan los brazos debido a la fuerza que ejerzo sobre éste para poder abrirlo, cuando lo hago y el oxigeno entra de nuevo en mis pulmones, me siento agotada.
—¡Kallum! —grito con fuerza cuando lo veo.
—¡Perla! —Dos voces responden al unísono a la vez que dos figuras se acercan a mi campo de visión.
—¡La encontré! —Volteo la cabeza para verla recostada a mi lado—. No está bien. La escalera de emergencia quedó obstruida. ¡No creo que tengamos tiempo de encontrar otra salida!
Ambos se miran por un instante, debatiendo qué hacer. El edificio se sacude una vez más y veo como las grietas comienzan a crecer justo en la pared junto a la ventana.
—Va a estar bien, ¿me escucha? —le digo a Julia, inclinandome hacia su cuerpo. Se tarda un poco, pero finalmente asiente con lentitud—. No puedo hacerlo sola. Voy a ayudarla a cruzar la ventana, pero tiene que agarrarse muy bien del marco. A como de lugar —Vuelve a asentir.
Me separo un poco solo para tomar aire.
«Espero que salga bien».
«Dios quiera que salga bien».
Paso mi brazo por debajo de sus hombros para ayudarla a levantarse una vez más. A continuación, paso mis piernas por el agujero y luego el resto de mi cuerpo. Tomo sus hombros y la halo hasta que el límite de la madera queda en su cadera; la ayudo a pasar sus piernas una por una y casi quiero llorar de alivio cuando ambas nos encontramos paradas en la diminuta terraza.
Escucho la plataforma crujir y noto que Julian y Kallum han colocado una escalera debajo de esta para que sea más fácil bajar para ella.
—Escuche, voy a empujarla hasta ella y debe prometer que va a sostenerse con toda la fuerza que tenga. Mis amigos la ayudarán a descender.
No sé si sea apropiado llamarlos amigos; apenas los conozco y no sé si lleguemos a formar un lazo de amistad, pero las palabras salen antes de que alcance a controlarlas.
«¡Concéntrate!»
El balcón no tiene barandas, por lo tanto, no se me hace muy difícil impulsarla hasta la escalera. Sostengo su brazo mientras apoya ambos pies en un peldaño y solo la suelto cuando veo cómo se aferra a los laterales para comenzar el descenso lento, pero seguro. Julian toma sus piernas para ayudarla a bajar mientras ella intenta aferrarse a él para no caer.
Un segundo después, el marco de la ventana se rompe por completo, agrietando toda la pared que lo rodea. Dejo escapar un gritillo de terror en el momento en el que las tablas de manera en las que estoy parada comienzan a romperse.
—¿¡Perla!? —escucho como alguno de los dos pregunta, pero estoy demasiado concentrada en el movimiento de las tablas de manera como para descubrir de quién se trata. Aunque si logro distinguir un toque de inquietud en el tono de la voz.
—¡Solo continúen! ¡Deprisa!
Intento mantener la calma, pero no puedo dejar de pensar que el edificio va a colapsar y va a arrastrarme con él si no me alejo ahora mismo y si ellos no se marchan ya les va a pasar lo mismo.
Quiero llorar de frustración y por primera vez desde que se llevaron a Callum, dejo que unas cuantas lágrimas rueden por mis mejillas. Marcando la línea de trayectoria a causa de la ceniza y del polvo que se ha adherido a mi piel.
—¡Perla, el balcón va a caerse! ¡Tienes que bajar ahora!
Doy una gran zancada hasta el borde para sujetarme de la escalera, apoyo mis pies sobre el escalón y miro hacia abajo. No veo a Julia, ni a Kallum, ni a Julian, tan solo puedo ver los metros que me separan del suelo y los escombros que comienzan a caer.
—¡Tienen que irse!
El soporte de las escaleras se rompe y de inmediato comienza a sacudirse. No puedo dejar de temblar; tampoco puedo dejar de mirar el edificio y el único soporte que mantiene la escalera de pie. No suelto el metal. Por el contrario, enrosco mi brazo en uno de los laterales. Me parece que todo transcurre en cámara lenta, una barra de metal se suelta golpeándome en la cabeza con fuerza y entonces me siento mareada.
La cabeza me da tantas vueltas que me produce náuseas y jaqueca. Siento mi cuerpo débil y pierdo la coordinación. Suelto la escalera y comienzo a caer; no obstante, no siento el golpe contra el suelo.
Luego no hay nada.
...
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PERDIDA EN TINTA ROJA ✓
Science FictionVENINT I La regla principal para sobrevivir en Venint es huir. Esconderse de los monstruos que viven en las montañas es crucial; sin embargo, cuando sus padres mueren y el gobierno recluta a su hermano pequeño, Perla no solo deberá emprender un peli...