15. HALO

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Perdón si Wattpad cambia los guiones largos por los cortos :z

PDTA: ESTE CAPÍTULOO <3

¡Gracias por leer!

Perfil de Wattpad: Genangel9Gp

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—¿Eres muda? —la pregunta me toma por sorpresa, al igual que su tono de voz. Es una chica, aunque en realidad no lo parezca. Lleva una gorra negra, pero está claro que lleva el cabello muy corto, tiene un tatuaje en el brazo izquierdo y uno a la mitad del cuello. Es más alta que yo; sin embargo, apenas debe de llevarme un par de años.

No está sola, segundos después de la detonación del arma, un pequeño grupo de personas aparecen corriendo por quién sabe dónde. No digo nada, no me muevo, ni siquiera estoy segura de seguir respirando. Así que tengo que parpadear un par de veces y tocar mi brazo para saber que sigo aquí.

Me pongo de pie sin apartar la vista de ella y del grupo de personas que se acerca. Termino negando con la cabeza porque las palabras no parecen salir.

Un vigilante estuvo a punto de asesinarme, o algo peor; si no hubiera sido por ella, estaría muerta ahora mismo. El aturdimiento se disipa de a poco.

—Entonces, ¿por qué no hablas? —su tono es de burla, pero aun así puede apreciarse el toque amargo. Estoy a punto de responderle cuando un chico llega a su lado y se me queda viendo como si fuera un bicho raro.

—Pero que demacrada estás —me dice. Aparta su mirada de mí y mira el cuerpo del vigilante que sigue emanando sangre. Luego posa su mirada en su compañera—. ¿Por qué no me esperaste? Habría sido divertido jugar con él como el otro día —sonríe como si acabara de recordar algo.

¿Acaso dijo jugar...?

—Para la próxima, estaba a punto de dispararle —Me señala con la barbilla. El chico me mira antes de sonreír con picardía.

—¿Y tú eres...?

Lo pienso dos veces antes de responder.

—Perla —hablo y siento la garganta seca.

Perla... —prueba mi nombre. No sé por qué, pero se escuchó extraño—: Entonces, Perla. Mi nombre es Chad y ella es Rosette —Con su dedo pulgar se señala a él y a la chica. Tengo que admitir que tuve que morderme la lengua para no reírme, porque su nombre no va para nada con ella; es más como una espina que como una rosa.

Asiento.

Chad señala el grupo que se quedó parado a unos cuantos metros.

—Ellos son Brandon, Iza, Lume, y Sthefan. Les dije que se quedaran por allá porque suelen ser un poco... impulsivos. No suelen hablar con extraños —termina la oración con un destello de impertinencia en su voz.

—Gracias —me limito a decir.

Rosette sacude la mano para restarle importancia. Chad se despega de ella y se acerca a mí. Comienza a dar vueltas a mi alrededor, evaluándome.

—Así que, Perla, ¿de dónde vienes? —se detiene frente a mí.

—Mejor dicho, ¿a dónde va? —Rosette señala el galón de gasolina. Chad lo mira por unos segundos antes de regresar su mirada a mí. El cabello dorado le cubre parte de rostro y reprimo el extraño impulso de querer apartárselo solo porque me recuerda a mi hermano.

—¿Acaso huyes de alguien? —hace la pregunta en su típico tono de burla.

—No les importa —respondo seca. No me importa lo que crean, no vine hasta aquí para hacer amigos. Eso no existe, no en este país.

—Oye, calma, solo intentamos ayudar —Da un paso atrás—: Tienes cara de niña.

Por alguna razón, eso hace que mi enojo de hace rato regrese.

—¿Te afecta en algo? —No espero su respuesta, doy media vuelta y sacudo la tierra de mis pantalones. Tengo raspones en los brazos a causa de la caída, no duelen, pero si molestan bastante.

Comienzo a caminar para alejarme de este lugar. Quiero subir al auto y recorrer el camino que me falta, pero tal parece que en sus planes no está dejarme libre.

Chad se interpone en mi camino, por suerte, logro frenar antes de chocar con él.

—¿Ya te vas? Pero si apenas nos conocemos. Además, puede haber más vigilantes por ahí, no suelen hacer rondas solos y...

—Lo sé —pronuncio para no dejarlo terminar—. No necesito una niñera.

—No estoy diciendo eso. Simplemente que podemos acompañarte hasta donde vayas.

Arqueo una ceja.

—Tus amigos... ¿están de acuerdo con eso? Porque tres de ellos parecen querer dispararme.

—Bueno, Rosette acaba de salvarte. A eso nos dedicamos—por alguna razón, no le creí. Nadie en este país hace algo así por voluntad propia.

Sacudo la cabeza una vez más, negando.

—De verdad, se los agradezco —hablo con calma—. Pero tengo que irme.

Doy media vuelta y sigo caminando sin mirar atrás, sin esperar una respuesta. Llego al auto y busco en mis bolsillos el mapa. Suelto una blasfemia cuando noto que no está. Tuvo que caerse cuando me tiré al suelo hace rato.

—¿Buscas esto? —giro para encontrarme con Rosette, sosteniendo el mapa en su mano. Me acerco a ella en cuanto estira la mano para entregármelo, pero justo cuando tomo ella nota algo que la hace palidecer.

—Esto es... ¿acaso tú...? —frunce el ceño y sacude la cabeza con irritación—. No me digas que crees en esa tontería de la resistencia. Porque nada de eso es real.

Lo dijo tan segura, que estuvo a punto de convencerme, estuve a punto de creer que todo esto es una pérdida de tiempo. Que la resistencia no es real y que nunca más volveré a ver a Callum.

Pero no.

Yo los vi. Estuve a tan solo metros de un grupo, además, Julian me lo confirmó. Las notas están firmadas por ellos. Tiene que ser reales.

A las malas me tocó comenzar a creer.

—La Resistencia no existe, Perla —habla con pausa—. Solo es un invento del gobierno para darnos esperanza.

Casi quiero reir porque son las mismas palabras que yo solía pensar.

—¿Esperanza? —pregunto con desdén—. ¿De qué les sirve dejarnos creer que aún hay esperanza? ¿Para ocultárselo a los demás países? Eso no tiene ningún sentido —digo, aunque hasta hace poco yo era una fiel creyente de eso.

Rosette levanta ambos brazos en señal de rendición.

—No digas que no te lo advertí.

—No digas que no te lo advertí

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PERDIDA EN TINTA ROJA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora