Capitulo 8

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Valentina llegó a departamento e hizo lo rutinario, y como cada noche poco después de ella descansar Angélica apenas empezaba su noche, en esa ocasión se vistió con un vestido rojo que le quedaba a la perfección, su estilo era sensual pero elegante a más no poder, se maquilló como acostumbraba, cuando estuvo lista tomó su bolsa y salió para el bar donde había conocido a Juan Pablo, al llegar se encontró con el

JP: Buenas noches mi bella dama -sonriendole- pensé que ya no te volvería a ver

A: Eres afortunado en verme otra vez -dirigiéndose a la mesa-

JP: Claro que lo soy -tomándole la mano- desde el día que estuvimos juntos no puedo dejar de pensar en ti

A: No es la primera vez que me lo dicen, supongo que es una virtud -sonriendole-

JP: Angelica, en serio me gustaría empezar algo contigo, me traes loco

A: -soltó una carcajada- Juan, nos hemos visto un par de veces, no buscó relación con nadie, aparte ¿tu tienes novia?

JP: Si tengo novia, pero no la amo, me gustaría aunque sea ser amigos especiales pero no puedo estar con alguien más que no sea ella -mintiendo-

A: Exacto -enojada- ¿Cómo se llama tu novia?

JP: Salma Beltrán, trabajamos juntos y ahí la conocí, de hecho vive muy cerca de mi casa

A: Mmm, que bien -sonriendo sínicamente-

JP: Dime, tu no tienes novio

A: Ya te había dicho que no, además no busco alguna relación, me gusta estar sola, solo disfrutar

JP: Ya veo

A: ¿te molesta?

JP: No, pero creo que eso no es lo adecuado para una mujer tan bella como tu

A: -riendo- ¿En que siglo vives? Por Dios Juan como puedes decir eso cuando teniendo novia te acostarte conmigo, yo también tengo derecho a disfrutar

JP: Pero es diferente

A: Sabes que, puede que te vea otro día, o quizá nunca más -sonriendo- recuerda que muy pocos pueden conocerme -llendose-

Angélica salió un poco molesta de ese lugar así que decidió salir hacia otro lugar distinto a los que había visitado los días anteriores, en esta ocasión causó el revuelo que ella esperaba, ella se sentó en una mesa y varios hombres las siguieron y solo uno fue el que se sentó a su lado

E: Hola preciosa -dándole un beso en la mano- mi nombre es Ernesto, un verdadero placer encontrarme contigo

A: Gracias

E: No había visto a una mujer tan hermosa como tú ¿Cómo te llamas?

A: Angélica

E: Bello nombre -sonriendole- ¿quieres algo de tomar?, yo invito

A: Gracias, puedo pagármelo sola, si no no hubiera venido

E: Entiendo, me gustan las mujeres como tu, que no necesitan de nadie

A: ¿En qué momento te conté algo? No asumas nada sobre mi, nadie me conoce en su totalidad

E: Eres tan misteriosa -sonriendole- esos juegos me encantan

A: No son juegos, muy pocos pueden verme y nadie puede conocerme más allá de algo físico

E: ¿Se puede saber por qué?

A: Simplemente tengo mis razones

E: Ya veo -sonriendo- cuéntame, ¿tienes novio?

A: No, no busco ni quiero que un hombre este conmigo, solo disfruto

E: ¿no te gustaría ir a algún lugar? Digo, así podemos cumplir tu objetivo

A: -riendo- no me voy con cualquiera, podría decir que muy pocos pueden disfrutar de mi cuerpo

E: Eres demasiado extraña en el buen sentido y eso me gusta

A: ¿Ah sí?

E: Claro, tu personalidad es muy diferente a la de las demás chicas, me transmite ese toque de misterio que me atrapa, además todo adornado con tu belleza -sonriendo-

A: No es la primera vez que me lo dicen mi será la última, lamento no poder decir lo mismo de ti

E: ¿no te intereso?

A: No, ¿porque habría de hacerlo?

E: Pues feo no soy, además creo que se tratar bien a las mujeres

A: Tu trato es con las mujeres banales que encuentras en cualquier lugar, nunca te has topado con alguien como yo, además tu eres como todos los hombres que visitan este tipo de lugares, solo buscan un cuerpo femenino para satisfacer sus instintos

E: ¿Acaso no es lo que tu haces?

A: Te equivocas, disfrutó de distintas maneras, muy pocos tienen la fortuna de conocerme en ese sentido

E: Yo seré uno de los afortunados

A: Luego veremos -saliendo del bar-

Angélica estaba decidida a hacer algo, si bien no estaba interesada en ninguno de los hombres que había conocido más allá de un juego sexual quería que solo fueran para ella y de nadie más, si Juan no podía estar con nadie más que no fuera Salma ella acabaría con eso, o mejor dicho con ella.

Salió del bar para dirigirse a su departamento, en realidad se estaba cansando de solo aparecer en la noche aunque ella no podía controlar eso pero si por ella fuera Valentina desaparecería.
Con todos estos pensamientos rondando por su cabeza llegó a su departamento, subió a este y en cuanto llegó se dirigió a la computadora a investigar los datos que necesitaba para realizar su próxima hazaña...

Continuará...

Las dos caras de una sola mujer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora