Valentina, una mujer de 28 años con una vida aparentemente perfecta, comprometida con un empresario, reconocida por los demás por su gran belleza y ternura acompañada de su enorme amabilidad, la vida le jugó en contra desde su niñez dejando heridas...
Valentina se quitó el pañuelo, cuando lo hizo vio unas llaves frente a su rostro las cuales tenía Rafael, ella las tomó sin entender nada
V: Rafa, no estoy entendiendo nada
R: Te explico, estas son las llaves de esta casa, mejor dicho, estás -el le tomo la mano y le dio las llaves- son tus llaves de nuestra casa -sonriendole emocionado-
V: ¿Nuestra casa?
R: Sí mi amor, ven
Rafael le tomó la mano y la llevó hacia la puerta de esa casa, está era grande por fuera con una fachada moderna y preciosa, el saco de su pantalón unas llaves y abrió la puerta.
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Por dentro la casa era aún más grande, el sin soltarla de la mano entraron un poco más a la casa
R: Bienvenida a nuestro hogar amor
Valentina lo volteo a ver con los ojos llenos de lágrimas y se lanzó a sus brazos mientras el la recibía, en estos los dos lloraron un poco para después separarse
V: Gracias por todo, gracias por tanto -dijo llorando aun-
R: Esto Vale es solo un poquito de todo lo que te mereces, si por mí fuera el mundo entero te daría -el la abrazó de nuevo y la beso- pero ven, déjame enseñarte la casa
Ellos recorrieron cada rincón de la casa, está era bastante grande, en el segundo piso contaba con 4 habitaciones las cuales eran grande pero la mejor era la principal la cual contaba con su propio vestidor y un muy bonito balcón el cual daba hacia el jardín, Valentina estaba encantada con aquella casa, todo estaba vacío exceptuando la sala que fue el único lugar donde Rafael se encargo de decorar muy al estilo de los dos por lo tanto los dos se encargarían de amueblar y acomodar cada uno de esos cuartos llenandolos de su esencia
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Después pues de recorrer la casa Rafael y Valentina se sentaron en la sala, el la tenía abrazada mientras la observaba-
