Capítulo 60

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L: Y bueno, ¿Para cuando los hijos?

Ella al escuchar eso se ahogo un poco con lo que estaba tomando, Rafael se dio cuenta de la reacción de ella así que el contestó

R: Bueno, nosotros nos vamos a casar por qué nos amamos entre nosotros y queremos compartir nuestros días juntos y compartir éxitos y demás pero no sabemos si queremos hijos o no, ahora no es un tema que nos importe mucho, somos felices amándonos y queremos disfrutar de esta etapa

L: Pues muy bien, primero debe de haber amor de pareja antes de traer una vida al mundo -sonriendoles-

Así prosiguió la cena, tanto Valentina como Luis se cayeron bien lo que le llenaba a Rafael pues el era su mejor amigo y Valentina era la mujer más importante de su vida, luego de un par de horas de platicar y cenar decidieron irse

L: Muchas gracias por aceptar la invitación, me la pasé muy bien con ustedes -sonriendole- Valentina, un gusto conocerte

V: Igualmente Luis, sabes que aquí siempre serás bienvenido -sonriendole-

R: Si pana, si algún día necesitas algo no dudes en venir para acá

Se despidieron y se fueron, Rafael iba manejando y supuso que Valentina se iba a quedar dormida aunque en esa ocasión no fue así, ella simplemente iba recargada en su hombro disfrutando del aroma de Rafael, amaba con su vida a aquel hombre que fue capaz de sanar todas las heridas que tenía, que le enseño una nueva perspectiva de ver las cosas, el hombre que le enseño a vivir.

Cuando llegaron a su departamento los dos se pusieron sus pijamas y se metieron a la cama, ahora el fue el que se recargo en el pecho de ella mientras Vale lo abrazo, el noto que estaba algo rara así que le pregunto

R: ¿Todo bien amor?

V: Si, ¿Por qué la pregunta?

R: Te veo muy pensativa -sonriendole- Dime que pasa mi amor

V: Es que me quedé pensando en lo que le dijiste a Luis cuando nos pregunto de los hijos -suspirando- dime la verdad, ¿Tu no quieres tener hijos?

R: No es que no quiera preciosa, simplemente entiendo la situación y la verdad no me importa mucho con tal de estar a tu lado, quizá en algún punto pensaremos en todas las demás opciones que tenemos si quisiéramos un bebé -volteando a verla- Vale, nunca dudes de tu valor y de mi amor, no hay absolutamente nada que haga que te deje de amar -dándole un beso- así que tú ya no te mortifiques por eso ¿Okay?

Ella le asintió con la cabeza y le sonrió, después de eso los dos se quedaron dormidos.

Así pasaron cerca de 3 semanas y media, habían quedado que iban a salir a cenar con Eduardo el viernes de esa semana, las cosas en la empresa seguían muy bien y con más trabajo gracias a la gestión de Valentina, Ximena no había mandado más mensajes lo que los dejaba un poco más tranquilos, por su parte Rafael junto con Fernanda seguían tratando de averiguar algo sobre el caso de Jaime aunque seguían sin éxito, Valentina en esas semanas seguía con su mejoría, los malestares que le causaban los medicamentos habían desaparecido aunque ante los ojos de Rafael ella seguía durmiendo más de lo normal sin embargo el aprovechaba esos momentos para acabar de preparar la sorpresa que le tenía, ese mismo fin de semana esta sería descubierta, en fin, al parecer todo en su vida se iba acomodando para que ellos fueran felices o al menos, eso querían creer.

Era un viernes por la mañana, como se les había hecho costumbre Rafael era el que se despertaba primero, ya un poco más despierto volteo a su lado y vio a Valentina dormida solo cubierta por la sábana de la cama ya que la noche anterior se habían amado como solo ellos sabían hacerlo, ella estaba acurrucada en su pecho a lo que el sonrió, quitó un mechón de su castaño cabello que cubría su rostro y lo puso detrás de su oreja, no sabía que era lo que sentía o lo que pasaba pero veía a Valentina distinta, quizá más hermosa aunque para el era imposible, se veía diferente mucho más allá de algo físico aunque también este había cambiado, el podía notar que tanto sus caderas y su pecho habían crecido dejándola a su parecer mucho más guapa y sensual, ese brillo de sus ojos se había intensificado, no sabía cómo explicarlo pero Valentina estaba distinta. El estaba observándola con una sonrisa cuando supo que ya era hora de despertarla, ese día tenían una junta fuera de la empresa y por lo mismo saldrían más temprano, además tenían la cena con Eduardo así que les esperaba un día bastante movido, el se acercó a su rostro con delicadeza depositando varios besos al rededor de este, poco a poco ella se fue despertando regalándole una de las más bellas sonrisas

Las dos caras de una sola mujer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora