Capítulo 68

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V: -ella se acercó a donde estaba el vestido que el señalaba- Rafa, creo que tiene sangre -dijo un poco asustada- quizás sea solo una mancha de vino ¿No? -el podía percibir su nerviosismo-

R: Si seguramente es eso guapa -sonriendole- mejor vamos a guardar todo esto para mañana ya llevarlo a la casa

V: Si, mejor estos vestidos los dejamos afuera, no quiero seguir teniéndolos

R: ¿Por qué Vale?

V: Ni siquiera los uso Rafa, seguramente ni me quedan

R: Como tú quieras mi amor pero creo que si deberías de guardarlos y seguramente te quedan y te vez espectacular con ellos -el le sonrió- pero es tu decisión

V: Esta bien, vamos a guardarlos -sonriendole- pero déjame ir al baño, ya regreso

Ella se dirigió al baño mientras él tomó el vestido para comprobar sus sospechas, efectivamente era sangre, un escalofrío recorrió su cuerpo y decidió guardarlo en la caja no sin antes tomar una foto, quizá si la pistola que Valentina poseía  coincidía con la bala que mató a Jaime esa sangre pertenecía a su amigo, de inmediato quitó esa idea de su mente, ahora más que nunca tenía que proteger a Valentina, además ella no sería capaz de matar a nadie ¿O sí?

Dejo de pensar en eso y guardó los vestidos, un poco después Valentina salió del baño y siguieron su labor, cerca de la media noche ellos por fin terminaron de guardar la ropa y algunas cosas que se llevarían a la casa nueva planeando ya quedarse ahí, Rafael ya había rentado un camión el cual en la mañana llevaría la mayoría de muebles que tenían en ese departamento, ellos ya estaban a punto de meterse en la cama

V: Ya me quiero dormir, nunca en mi vida había estado tan cansada -ella ya se estaba metiendo en la cama mientras Rafael la observaba encantado-

R: Es lógico amor -sonriendole- por cierto, el miércoles a las 12 tenemos la cita con la ginecóloga ¿Esta bien?

V: Si, así vamos a estar tranquilos -sonriendole- ven, acuestate conmigo

Rafael se acostó a su lado y como siempre ella se recargo con el, desde que los dos se habían mudado juntos Valentina no haya a otra forma de dormir más que en el pecho de su futuro marido, nunca en su vida se había sentido tan amada y protegida y de igual manera sabía que nunca había ni iba a amar más e igual a alguien que no fuera el, mientras Rafael le encantaba sentir la tranquilidad de Valentina al estar a su lado, sabía que era muy importante en su vida y como tal se sentía en la obligación de protegerla, por eso mismo nuevamente le iba a pedir a Fernanda que dejara de investigar, cualquiera que fuera la verdad el no quería ni necesitaba saberla, aun con todos esos pensamientos los dos se quedaron profundamente dormidos.

Al día siguiente la alarma fue la causante de despertar a Rafael, al hacerlo se dio cuenta que Valentina ya no estaba en la cama, cuando lo noto se asustó un poco hasta que puso atención a la voz que venía de la sala, había puesto música en un tono no muy alto y ella estaba cantando, una sonrisa se le dibujó y no dudo en salir a su encuentro, cuando llegó a la sala pudo ver qué ella había acabado de guardar las cosas y ahora estaba preparando algo del desayuno, ella se veía radiante y muy feliz, tanto así que si alegría se la contagia a el pues mientras preparaba lo que estaba haciendo ocasionalmente bailaba un poco y cantaba, el con esa sonrisa con la que había despertado se acercó a ella para tomarla por la cintura y empezar a bailar al compás de la canción a lo que ella solo soltó una carcajada y lo beso

R: Así como no me voy a despertar de buen humor -él le dio un par de besos en el cuello- ¿Por qué te levantaste tan temprano?

V: Me desperté por qué otra vez tenía náuseas pero de rato se me pasaron así que me puse a empacar lo que faltaba para ya llevarnos todo y que hoy sea nuestra primera noche en nuestra casa -sonriendole- estoy muy emocionada

Las dos caras de una sola mujer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora