Valentina, una mujer de 28 años con una vida aparentemente perfecta, comprometida con un empresario, reconocida por los demás por su gran belleza y ternura acompañada de su enorme amabilidad, la vida le jugó en contra desde su niñez dejando heridas...
La noche llegó a la ciudad, Valentina estaba frente a la computadora trabajando, estaba enviando algunos mails a algunos clientes y socios, de repente se abrió la puerta y alguien entro a la oficina de ella, al ver quién era vio a Ximena
V: ¿Que quieres ahora?
X: Yo solo quiero tu bien estar hermana -sonriendole- Rafael no es para ti, tanto así que ahorita lo vi besándose con la recepcionista
V: ¿Por qué te tengo que creer a ti?
X: Por qué soy tu hermana y nadie te va a querer más que yo
V: Ximena, es más que obvio que lo que dices son mentiras, no sé por qué te duele mi felicidad, si en realidad me quisieras me apoyarias, tratarías de entenderme y conocerme por qué ahora veo que no me conoces en absolutamente nada, entiende que lo que pasó en la niñez no tuvo que ver con nosotras y ellos ya no están, las dos sufrimos por decisiones de nuestros padres ya es hora de tomar las propias y si dentro de ellas está apoyarnos y tener una relación sana adelante pero si sigues queriéndome dañar lo mejor será que eso no pase
X: ¿Cómo puedes decirme eso sí soy tu hermana?
V: El hecho de que seas mi familia no significa que tenga que tener contacto contigo, me has dañado voluntaria o involuntariamente y no voy a permitir que lo sigas haciendo, quiero ser una mujer nueva y dejar todo en el pasado y si es necesario podrías estar tu dentro de ese pasado
X: Valentina, yo pensé que me querías pero claro, mi mamá siempre me lo dijo, mi padre fue un egoísta al solo pensar en el cuando te tuvieron y cómo tú fuiste su adoración eres igual de egoísta que el, solo piensas en ti
V: ¿Me hablas de egoísmo cuando tú hiciste que mis parejas me dejaran? Nunca pensaste ni un segundo en cómo me pudiera afectar y sin embargo yo siempre pensé en ti, en lo que te podía afectar si te dejaba de hablar y ahora entiendo que ti te da igual lo que pase conmigo a menos de que sean cosas buenas por qué ahí si te importa y te da coraje, decidí pensar en mí por primera vez y ser feliz, si tu quieres ser parte de mi vida te esperaré con los brazos abiertos, si solo venías a decirme eso puedes irte
Ximena a regañadientes salió de la oficina, justo cuando iba saliendo Rafael se dirigía a la oficina de Valentina, al verla salir se apresuro a ir con ella
R: ¿Todo bien guapa? Vi salir a Ximena de aquí y después de lo de la mañana me dio miedo que te dijera algo
V: Tranquilo, todo bien creo
R: ¿Como que crees? Te dijo algo
V: Algo así, empezó diciendo que estabas besando a la recepcionista
R: -interrumpiendola- Te juro que yo no hice nada Vale, me quedé viendo unas cosas, yo sería incapaz de engañarte, no soy tan yonto como para dejarte ir
V: Yo te creo a ti Rafa -sonriendole- no me tienes que explicar nada, conozco a Ximena y se que le duele verme feliz y voy a tratar de no dejar que me afecte, quiero ser feliz contigo -dandole un beso-
R: Y lo vamos a ser cariño, ya verás -sonriendole- Que te parece si hoy vamos a bailar un rato, me encanta verte bailar, te vez tan sexy -besandola-
V: ¿Y si lo dejamos para el viernes? Hoy es lunes y la verdad estoy medio cansada
R: Está bien, entonces te dejo en tu casa ¿Esta bien?
V: Perfecto
Ellos así lo hicieron, Valentina ya se había acostumbrado a la moto de Rafa así que se fueron en ella, al llegar a su casa se bajaron de la moto
V: Vamos para que tomes algo
R: No guapa, sabes que me encanta pasar tiempo contigo pero si entramos juntos es muy difícil que descansemos -sonriendole- mejor me voy y mañana me quedo
V: Está bien -sonriendole- te quiero Rafa
R: Y yo a ti preciosa -dandole un beso- nos vemos mañana
V: Hasta mañana -sonriendole-
Valentina como siempre se quedó esperando a que desapareciera entre el tránsito de la ciudad, cuando ya no lo vio entro a su edificio y el vigilante la detuvo en la entrada
Vig: Buenas noches señorita -sonriendole- le aviso que tiene visitas, una señorita que se llama Ximena la vino a ver
V: Muchas gracias -sonriendole-
Ella subió con desánimo, no estaba segura de lo que tenía Ximena para decirle y siendo sincera no tenía ganas de escucharlo una vez más, ese día no había sido el mejor hablando de la relación de hermanas, al llegar a su departamento la encontró en la puerta
V: ¿Que necesitas ahora Ximena?
X: Vengo a decirte que me voy un par de semanas, necesito un tiempo para mí y acomodar mi vida, ha pasado mucho en este poco tiempo así que creo que me va a ayudar -abrazándola- nos vemos luego Vale
Ella se fue sin darle oportunidad a Valentina de que dijera algo, cuando vio que bajo en el elevador se metió a su departamento e hizo su rutina de siempre, rápidamente se quedó plácidamente dormida, la noche paso con tranquilidad y sin ningún avistamiento de Angélica aunque esa tranquilidad no duraría mucho, en el momento que regresará mostraría de lo que era capaz. El amanecer llegó, Valentina se despertó con el ruido de la alarma, se dispuso a prepararse para irse al trabajo, se metió a bañar y al salir se vistió con uno de sus vestidos favoritos, este era en color azul que marcaba sus curvas, lo adornada con un collar dorado, ese día se alacio el cabello y se maquillo como acostumbraba
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Estaba preparando el desayuno cuando alguien tocó a si puerta, al abrirla se encontró a Rafael con un ramo de rosas blancas
R: Buenos días preciosa -sonriendole- hoy te traje esto, las flores blancas son pureza así como tú, eres pureza -dandole un beso-
V: Te adoro -besandolo-
R: Bueno vine a decirte algo que me urgía, no puedo decirte u ocultarte nada -serio-