Capítulo 30.

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Capítulo 30.

__: ¡Mamá! ¿Estás bien?-dije por décima vez, pero logrando por fin que saliera de sus profundos pensamientos.

V: Yo no creo que sea una buena idea hablar de eso, eso ya no importa estas aquí conmigo y ya casi tienes la mayoría de edad y podrás escoger con quien vivir o incluso empezar a vivir sola.- me contesto mientras se levantaba de mí cama tratando de dar el tema por terminado pero se lo impedí al bloquear la puerta

__: ¡Claro que me importa! Y mucho, ambos son mis padres pero jamás he entendido porque me quede con papá, no es que no me guste claro, es solo que investigue mucho y se supone que a la madre siempre se le da preferencia, y con tus condiciones tenías todo a tu favor. Lo único que quiero que me digas es que no negaste mi custodia.-le explique con los ojos ya cristalizados y a nada de estallar en llanto.

V: ¿Cómo se te puede ocurrir eso?- me pregunto incrédula con los ojos tan grandes cual platos.

__: Porque, si todo lo que investigue es correcto, esa debió ser la única razón por la cual mi papá obtuvo la custodia.- le dije mientras una lágrima corría por mi mejilla.

V: ¡Claro que no pequeña! A mí me hubiese encantado que te quedaras conmigo es solo que fue una cuestión de dinero.- me explico mientras tomaba mis manos para tratar tranquilizarme.

__: Entonces ¿solo fue porque papá tenía más dinero que tú? ¡Que estúpida idea!- sentencia mientas limpiaba rápidamente con mi mano algunas pequeñas lágrimas rebeldes.

V: Bueno es algo así… ¿estas segura de que quieres saberlo pequeña?-me dijo con los parpados ya también nublados por las lágrimas y yo solo asentí con la cabeza pues me sentía incapaz de hablar pues sabía que si lo hacía no se escucharía pues apenas sería un pequeño hilo de voz.

V: T- tu- tu papá, bueno tengo sospechas de que tu papá soborno al juez.- me explico tartamudeando mientras me apretaba cada vez más las manos, yo me negué a creerle, solo podía negar con la cabeza, era lo único que podía hacer ninguna otra parte de mi cuerpo reaccionaba.

No veía nada, mis ojos estaban totalmente nublados gracias a las incontrolables lágrimas que salían sin parar, pronto comencé a sentirme mareada, me costaba trabajo respirar y mi cuerpo cada vez se  hacía más pesado, después de un rato, solo sentí un pequeño impacto en mi espalda  cabeza y después de eso ya no volví a saber nada del mundo.

(…)

Cuando recupere la conciencia lo único que veía era el color negro *tal vez si abrieras los ojos* me dijo sarcásticamente mi conciencia, no tenía tiempo para discutir con ella y además tenía razón así que sin pensarlo dos veces trate de abrir mis parpados pero estaban muy pesados así que no lo logré, * A mira que bonita idea* le reproche a mi conciencia pero esta solamente bufo.

Poco a poco fui recuperando cada uno de mis sentidos, sentí algo pesado en mi hombro derecho y enseguida una pequeña gota de agua en el mismo, luego pude escuchar y comprender que tenía una persona recostada en el llorando, no reconocí el llanto hasta que por fin pude escuchar su voz. ¡ERA LA MELODIOSA VOZ DE ROSS!

R: ¡Vamos bonita! Tienes que despertar, nos tienes muy preocupados a tu mamá y a mí.- me dijo cuando por fin se levantó de mi hombro para después acariciarlo.

¡Vamos torpe abre los ojos! Me repetía a mí misma una y otra vez, pero por alguna razón mis parpados no reaccionaban, hasta que después de unos cuantos segundos pude dar un leve parpadeo, intente hablar también pero sirvió de mucho pues pronuncie un sonido prácticamente inaudible.

__: ¿Ro- Ross?-pregunte tartamudeando con hilo de voz, pero gracias a Dios Ross logró escucharme y se sorprendió, levanto rápidamente su hermoso rostro para verme e inmediatamente sonrío y comenzó a acariciarme el rostro.¡

" La Pequeña Cowell" - Liam Payne y Tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora