Capítulo 54.

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Capítulo 54.

Me encuentro perdida entre un laberinto lleno de pasillos a blanco y negro aunque llenos de luz y una enorme cantidad de puertas, por alguna extraña razón no puedo mirarme a mí misma más que mis manos que al igual que todo está solo en tonos griseasos, me decido por la puerta más cercana que se encuentra a mi lado derecho y al cruzarla me encuentro en un pasillo totalmente igual, camino un par de pasos y hago funcionar la perilla de otra puerta, después de que recupero la vista debido a él gran destello que surge al abrir la puerta la primera imagen con la que me encuentro a es a mi supuesto padre sentado en su escritorio, esta  tan sumido en su computadora que ni siquiera nota mi presencia así que opto por cerrar  la puerta con cuidado para que no pueda hacerlo. Abro un par de puertas más pero solo me encuentro con mi madre, o a Ross y al darme cuenta que las puertas no son mi mejor opción decido caminar por los pasillos, pero todos me resultan completamente iguales, solo a blanco y negro, comienzo a desesperarme al darme cuenta de que definitivamente estoy perdida, sin más opción me tiro en el piso, sin poder verme, simplemente con el tacto y la sensación de saber que lo estoy haciendo levanto mis rodillas y las rodeo con mis brazos, miro a mi alrededor una y otra vez triste y desesperada antes de rendirme y recargar mi frente en mis rodillas para recargar mi frente en mis rodillas, antes de que me de cuenta estoy llorando como desquiciada, o mejor dicho como niña perdida en un centro comercial. De la nada siento el calor de algo o alguien rodeándome así que decido levantar mi mirada para darme cuenta de que me ese acogedor calor proviene de un majestuoso y divino ángel, que viste una camiseta blanca sin mangas y está tan ajustada que hace que sus trabajados abdominales quieran escapar de allí, unos jeans negros gastados de las rodillas y unos converse del mismo color, pero también lleva atada a la cintura una camisa de manga larga, en realidad no tengo idea de cuál es su tono original ya que nada aquí tiene color, pero pude distinguir que está a cuadros negros, el simple hecho de pensar que el calor de este lugar lo obligó a quitársela para colocársela donde se encuentra ahora mismo me hace sentir escalofríos por toda la piel.

__: ¡LIAM! ¡Sácame de aquí por favor!-exclame exaltada sin dejar de llorar para abrazarlo.

Liam: Tranquila cariño... ya estoy aquí.-trató de tranquilizarme y mientras yo escondía mi temeroso rostro en su echo el pasaba tranquilamente sus dedos por mi cabello, para después depositar un beso en mi sien.

__: Solo sácame de aquí por favor.-le rogué de nuevo.

Liam: Princesa no puedo... eso tienes que hacerlo tú misma.-me dijo tomándome del mentón para que pudiera verlo.

__: Pero...¿cómo?-lloriquee de nuevo.

Liam: Escúchame linda...estás en tu mente... estas aquí para que te des cuenta de lo que  haces mal.-me explico  lentamente mientras pasaba su pulgar por mis mejillas, la comisura de mis labios, mi mentón y mi labio inferior.

__: Pero ¿cómo? Ni siquiera puedo verme yo misma.-reproche más tranquila gracias a los encantos de mi ángel.

Liam: Eso es porque no estas siendo tú misma contigo, amor.-me dijo haciendo una pausa para que yo pudiera procesar sus palabras, después de hacerlo entendí que lo único que tenía que ser yo misma.

Miré mis manos, tenía las uñas pintadas, yo odiaba hacer eso así que pase mis dedos pulgar e índice por cada una de mis uñas quitando el esmalte de ellas, por fin logré mirar mis pies, esas zapatillas no son mías, decidí quitármelas y frente a mí aparecieron unas converse, sin preámbulos las tome y me las coloqué  miré mi atuendo completo y en cuanto negué con mi cabeza el vestido rosa cambio por una blusa sencilla y unos shorts de mezclilla, al ver mi cabello simplemente lo desaté me gustaban las puntas, siempre quise hacer eso así que ellas siguieron igual dejando que algunas ondas naturales se liberaran y pase mis manos por mi cara quitándome así todo el maquillaje que tenía, después de hacerlo miré a Liam quien solo me miraba fijamente con esa sonrisas tan angelical.

" La Pequeña Cowell" - Liam Payne y Tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora