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El viaje hasta el norte duraría en total una semana, una semana llena de días de marcha y noches de campamentos. Tal y como Malco le había prometido en el cruce del bosque de Bren lo encontró estacionado con más de quinientos de sus mercenarios.

- Es bueno verte mi gigantesco amigo - le dijo cuando entró por la tienda seguido por cuatro de sus capitanes, hombres que a sus ojos merecían más respeto que todos los militares que el rey había puesto bajo su mando en esa campaña.

- Muy bien mi buen amigo - dijo con su voz de trueno - te presento a mis capitanes - los hombres dieron un paso al frente y se quitaron los yelmos.

Sus rostros eran tal y como los de sus propios capitanes en el ejército norte. Eran los rostros de hombres que habían visto tantas batallas como él o incluso más.

- Este es Maximus - le dijo señalando al más joven de todos, era un hombre de su edad - es uno de los mejores que haya visto, quisiera que se enfrentarán para ver quien es mejor.

- Sería un placer - comentó el capitán con una voz aguda y le extendió el brazo.

Se tomaron mutuamente el antebrazo, era un saludo de hermanos de armas.

- Este es mi hermano Karl - le dijo atrayendo al más alto de los cuatro, era tan alto como Malco, pero se notaba su juventud en su rostro, pero no la falta de experiencia, era tan o más experimentado que todos los demás - y a ti también te considero un hermano, así que los tres somos hermanos.

- Es un placer majestad - le dijo el hermano de Malco haciendo una reverencia.

- Él es Alone - dijo señalando al más anciano de los capitanes - es el más experimentado de todos nosotros, estoy seguro de que será de mucha ayuda en la planeación de la batalla.

El anciano simplemente lo miró fijamente, era una mirada penetrante y terrible de ver, tenía los ojos como pedernales, claramente no era una persona muy habladora, pues simplemente le dedico una leve inclinación de cabeza.

- Como último, pero no menos importante, te presento a Magnus - el último de sus hombres era claramente el más animado del grupo, pues para sorpresa de Andros se acercó y lo abrazó con cariño - es un poco cariñoso, pero nada de qué preocuparse - añadió Malco entre risas.

- Bien - dijo finalmente Andros viendo a los cinco mercenarios - me alegro de contar con todos ustedes, como seguramente les comento Malco lucharemos con las tribus de las montañas, guerreros valientes y capaces en mi opinión, pero quiero saber antes de decir nada más, ¿alguno ya se ha enfrentado a ellos en alguna ocasión?.

- Yo los enfrente en más de una ocasión - dijo el anciano Alone con una voz frágil pero cargada de desprecio - son unos malditos animales, les gusta la sangre.

Andros lo miró fijamente a los ojos, no le gustaban los hombres de los clanes, pero eran más que animales, luego de conocer a Kardus se había dado cuenta de que eran más que unos salvajes como siempre le habían explicado los soldados de su tío.

- ¿Cuándo fue que los enfrentaste? - le pregunto al anciano.

- Fue hace mucho tiempo, yo fui contratado junto con otro centenar de hombres para escoltar una gran caravana que debía llegar a Glaumiria en la costa norte del continente, intentamos avanzar rodeando las montañas, pero de igual manera fuimos emboscados por esos malditos, perdí a muy buenos amigos luchando contra ellos.

- Bien, eso significa que conoces su forma de luchar, suelen recurrir a las emboscadas y más cuando se trata de su propio territorio, lamentablemente ese es el caso esta vez, nos meteremos en el corazón de su territorio y acabaremos con muchos de ellos, suficientes como para que paguen la muerte de tus amigos por diez veces.

El Consorte y La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora