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Su padre finalmente se había impuesto sobre todo, ella se casaría con Andros y su amiga Keyla se iría de la corte, pues ella también debía contraer matrimonio con un noble del oeste y por eso se encontraban en la sala del trono, donde esperaban que Andros se presentará. Su padre a pesar de ello, no parecía disfrutar su victoria, es más parecía estar melancólico, como si algo hubiera ocurrido que pudiera arruinar todo lo que había planeado.

En ese momento entró Andros por la puerta lateral, acompañado por dos de sus guardias y con cierta decepción en el rostro. El rey le hizo un gesto para que se acercara, por lo cual el joven se colocó del otro lado del trono.

- ¿A qué se debe este llamamiento? - le preguntó el joven un poco irritado.

- Esto no es algo oficial Andros, es algo que quiero que quede en secreto - le dijo el rey mientras se movía incómodo en su trono - pero antes quiero que me prometas que te controlaras.

- ¿Controlarme?.

- Dejemos eso - dijo finalmente cuando Andros clavó una mirada terrible sobre el - pasen.

Cuando dijo eso, entraron por la otra puerta lateral una docena de hombres, reconoció que sus emblemas eran los de la guardia de la ciudad. Andros no logró entender nada, pero lo que sí hizo fue dirigir su cuerpo hacia adelante. Pero ellos no fueron los únicos en entrar, detrás de ellos, entraron ocho hombres más, los cuales llevaban cuatro camillas, con cuatro cuerpos.

María no pudo evitar sorprenderse y mirar a un costado. Su padre solo miraba a Andros, como si esperara que saltara o que una bestia mostrara los colmillos.

Los cuerpos fueron colocados en el suelo y los soldados se formaron en dos filas.

- Descubran los cuerpos - ordenó el rey.

Los soldados quitaron las telas que los cubrían, María se tapó los ojos y no se atrevió a verlos.

- ¡Nooooo! - escucho que gritó alguien y María abrió los ojos.

Andros había bajado los escalones de un salto y se encontraba arrodillado frente a los cuerpos. María vio que conocía a los cuerpos, tres eran miembros de los soldados que conformaban la guardia de Andros y el cuarto era el cuerpo de una mujer.

- Fueron emboscados en el camino del norte - le dijo el capitán de los guardias.

María en ese momento vio que la mujer era muy hermosa, con cabellos castaños como el bronce, y una piel blanca como la nieve.

- ¿Quienes? - pregunto Andros en un suspiro.

- Andros esto es una tragedia - dijo el rey mientras se levantaba - quiero que sepas que haremos todo lo posi...

- ¿Quién fue? - gritó con furia su prometido que ahora se había levantado y tomaba al capitán por el cuello, ninguno de los guardias se atrevió a mover un dedo.

- No sabemos - dijo ahogado el capitán que parecía sufrir el fuerte agarre de Andros.

Su padre ordenó a los guardias que separaran a Andros del capitán.

- Andros - gritó el rey cuando Andros no pudo ser sometido por los guardias - contrólate, deja al capitán ahora mismo.

- Tenemos dos prisioneros - dijo desesperado uno de los guardias.

- Tráelos aquí - gritó como si de una bestia se tratara.

Andros finalmente soltó al capitán, el cual respiraba con desesperación y vieron como dos guardias más entraban arrastrando a dos hombres vestidos con ropas de cuero.

El Consorte y La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora