Capitulo 62

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Desperté porque escuché un ruido, al abrir los ojos me di cuenta que estaba en una habitación, volteé a un lado.

Vi a Lau y Bard dormidos recargado en la pared así que solo sonreí. Me habían traído ellos aquí.

Volteé al otro lado y vi al gato negro, el mismo gatito que estaba en la mansión  conmigo y el mismo que me rasguño.
Me le quedé viendo, en ese momento sentí ganas de llorar de nuevo por alguna razón este gatito me recuerda mucho a Sebastian.

Me acerqué a él y lo abracé, aquél gatito comenzó a ronronear.

-Lo siento...- le dije en un susurró mientras pegaba mi frente a su cabecita.

Cerré de nuevo los ojos y me volví a quedar dormida.

Más tardé desperté de golpe pues escuché la trompeta que sonaba Ada todos los días.

Cuando me levanté la vi a ella parada al lado de mi cama. Me le quedé viendo y ella volvió a sonar la trompeta haciendo que cayera de la cama.

-¡Deja de holgazanear _______! ¡Levantate y ayúdame con los pacientes!- me dijo

-Ya voy...no tenías que hacer eso.- dije mientras me levantaba.

Volteé a la pared en la que estaban Lau y Bard pero no estaba ninguno de los dos por suerte se habían ido antes. Me levanté y miré a la cama, el gato ya no estaba.

-¡Vamos! ¡Despierta, vamos a estar muy ocupadas!- dijo tomando mi mano

-Si Ada, ya voy. Los pacientes estarán bien, no tienes que preocuparte, te ayudaré con cada uno de ellos.

Ada soltó mi mano y se me quedó viendo.

-¿Lloraste?

-¿Qué? Claro que no, es porque bostece ¿no me viste?

-No...pero bueno, ¿vamos?

-Si...

Arreglé mi ropa y luego salí de la habitación con Ada. Me di cuenta que estábamos en los pasillos cercanos a sus habitaciones de los chicos, por eso se fueron tan rápido pero ¿a qué hora se fueron?

-¿Ya ejercitaste a los demás?- pregunté

-Si, de hecho pensé que a esa hora estarías cuidando de los pacientes pero parece que me equivoqué.

-Lo siento pero me sentí muy cansada. Tenía que dormir para poder estar bien al siguiente día

-Si pero debiste haberme dicho. Así te hubiera checado.

-¿Porque? No es necesario, solo con dormir es suficiente. Ahora ya estoy bien.- le sonreí

-Eso es bueno.- me sonrió.- Bien, empecemos el día.

-¡Si!- le contesté

Entonces estuve de paciente en pacientes cuidando o curando. También hablaba con ellos pero con quién más me gustaba hablar era el abuelo Nicolás.
Solía contar historias muy divertidas y de cuando era joven.

Broken Memories (Sebastián y tú) Libro 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora