Capítulo 56

54 5 3
                                    


Se quitó la jodida capucha de la cabeza y mostró su rostro, pude darme cuenta en ese momento porque su voz me resultaba conocida.

-Lord Alec -El mencionado me miró con una sonrisa.

-Para servirle, señorita -Hizo una pequeña reverencia-. Ya conocen mi identidad, ahora me gustaría conocer las suyas.

Blaine fue el primero en moverse, revelando su identidad, a mí me tomó unos segundos después de él. Segundos en los que pensé miles de formas en las que esto saldría mal.

-Lady Athanassia, es toda una sorpresa verla aquí. Y mucha más sorpresa verla con su futuro cuñado.

-¿Puede ir al punto y hablar? -Preguntó un muy impaciente Blaine.

Alec lo observo con una ceja levantada, sé que no es momento de pensar en esto pero no podía creer que se viera tan bien es muy idiota de Alec.

-De acuerdo -Suspiró-, pero el asunto es con la señorita -La mirada de los dos hombres se posó en mí.

-Creo que sir Blaine quería ir al baño -Lo miré, esperando que capte lo que quise decir.

-No -Me miró confundido-, de hecho estoy bien.

El muy idiota no entendio. Llevé una de mis manos a mi cara con resignación.

-Sir Blaine, por favor déjenos solos -Dije esta vez de manera directa.

Blaine estaba a punto de refutarme pero cerró su boca y con obediencia se fue, solo me basta mirarlo mal para que me hiciera caso.

En cuanto estuvimos solos el ambiente se volvió ligeramente diferente, no podía explicar con certeza que era pero si notaba la diferencia que había.

Los ojos de Alec estaban puestos en mí, sus ojos no reflejaban nada, no podía ver que estaba pensando y sus reacciones estaban ocultas detrás de un gran disfraz. Era un enigma que no me dejaba resolver.

Tomamos asiento en la mesa que habíamos ocupados antes, solo que ahora estábamos uno al lado del otro sin ocultar nuestra identidad.

-¿Comenzará a hablar o solo quiso pasar tiempo conmigo en silencio?

-Es usted muy impaciente, señorita -Dijo con diversión.

-Es solo que usted me causa inseguridad -Le respondí sincera.

-¿De qué habla? -Dejó de lado su tono divertido y me miró serio, con confusión.

-Es un completo enigma, se supone que nuestras familias se odian pero está usted sentado frente a mí, sonriendo como si tratara de seducirme.

-¿Y quién le dice que no estoy tratando de seducirla? -Por la forma tan seria en la que me miraba podía creer que sus palabras eran sinceras.

Los latidos de mi corazón incrementaron y las cosquillas en mi estómago aparecieron. Sentía como si un fuego se hubiera prendido en mi interior, calentando todo mi cuerpo.

-Dejé de jugar estas clases de bromas -Dije incómoda.

Él no me contestó, en cambio acercó su silla a la mía y tomó mis manos entre las suyas. Sus manos estaban tibias, contrastando a las mías que se encontraban frías.

Se incrementaron todavía más los malditos latidos que sentía.

-No estoy jugando ninguna broma.

Una de sus manos fue a parar a mi mejilla. No sabía qué hacer ni cómo reaccionar, solo me quedé allí quieta, sintiendo el calor de sus caricias. Me hipnotice en sus ojos y parecía estar en otro mundo.

De golpe, la imagen de Casian se hizo presente en mi cabeza, haciendo que cayera un balde de agua fría y reaccionará. Me alejé de las manos de Alec y lo miré confundida.

-No sé qué es lo que intenta hacer ni porque, pero no caeré en ningún juego suyo.

-No estoy jugando -Volvió a repetir con su mirada seria.

-No me interesa -Me puse de pie y lo miré desde arriba-. Es mejor que dejé de hacer estas cosas innecesarias.

Me giré para salir de allí pero su voz me detuvo.

-Te darás cuenta de todo y yo seguiré esperando a que vengas a mí.

-A esto me refiero cuando digo que me siento insegura con usted -Fue lo último que dije.

Salí de allí lo más rápido que pude, el pasillo mal iluminado sin nadie alrededor me dio la bienvenida. Casi estaba corriendo y con mi respiración agitada salí del lugar. Blaine me esperaba frente al carruaje, en cuanto me vio se acercó preocupado.

-¿Qué sucedió?

-No tengo la más remota idea -Respondí.

Cuando estuve a punto de entrar al carruaje Blaine me detuvo.

-Tenga cuidado, señorita -Me dijo en un susurro-. Nadie es lo que parece.

-¿En esa advertencia está usted también incluido? -Le susurré cerca de su rostro.

Él solo se quedó en silencio y me dejó subir al carruaje. El camino de regreso fue en completo silencio, solo podía escucharse el sonido del galope de los caballos.

Blaine no me dirigió la mirada en ningún momento, parecía ensimismado en sus pensamientos. Tuve la oportunidad de ver con detalle al hombre frente a mí.

Me di cuenta que el rechazo que sentí durante los primeros días que lo conocí habían desaparecido. Él era guapo, es algo que no negaré pero tampoco lo admitiré en su cara. Su cabello negro estaba siempre en perfecto estado, sus ojos marrones a la luz de la luna tenían un brillo atrapante.

Se había sacado la capa y la dejó a un lado de él, en el asiento. Su camisa se pegaba a su cuerpo dejando ver sus brazos con un poco de músculos trabajados, sus pantalones de fina tela no podían ocultar sus piernas de gran tamaño ni el bulto que estaba entre sus piernas.

Esperen.

¿Qué carajos estoy observando?

Giré mi cabeza y pude sentir como el calor subía desde mi estómago hasta mi rostro. Podía apostar lo que fuera a que en este momento estaba sonrojada a más no poder. Agradecía que Blaine no me estuviera prestando atención, sería bastante vergonzoso que me haya visto.

El tiempo pasaba demasiado lento y el silencio no era de ayuda para aminorar la tensión que mi cuerpo empezó a sentir luego de la revisión visual que le di al cuerpo de Blaine.

La carretera vacía, el silencio y la luz de la luna hacían que el ambiente pareciera el idóneo para una pareja de enamorados, ¿Blaine creería lo mismo? Tal vez yo solo estaba pensando demasiado las cosas.

No tenía ni la menor idea del por qué mi mente empezó a vagar por estos pensamientos idiotas. De golpe la imagen de Alec llenó mi cabeza por completo.

Miles de preguntas sin respuestas empezaron a aparecer y sentí la completa necesidad de volver a verlo.

CielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora