Capítulo 32

135 15 0
                                    


-Eres tan dramática, cielo -Habló Astello detrás de mí.

Solté un suspiro, no podía dejarme en paz ni un segundo. Seguí caminando sin prestarle ni un poco de atención pero rápidamente él se puso frente a mí obligando a detenerme.

-Astello, no es agradable para nada volver a verte -Le dije.

-Gracias, cariño, ya lo sé -Sonrió.

-Bien, di tu línea habitual y déjame ir, no tengo tiempo.

-¿Disculpa? -Dijo confundido- ¿Que linea?

-Ya sabes, tú diciéndome que Blaine es el amor de mi vida y blah, blah, blah. Ya estoy cansada de siempre escucharte decir lo mismo, podrías cambiar un poco tu guión, ¿Sabes?

-No es ningún guión -Dijo ofendido-. Ni siquiera vine aquí para hablarte de Blaine.

-Seguro -Dije irónica.

-Apareci para ayudarte pero en vista de que estás de mal humor es mejor para mí irme de aquí.

-Adiós, Astello.

Pase al lado de él y seguí mi camino pero pude escuchar sus pasos detrás.

-¿No te ibas? -Le pregunté.

-Vamos por el mismo camino, casualidad -Habló detrás de mí.

Ignorandolo seguí mi camino. ¿Cuánto había corrido? Parecía interminable el pasillo, no me había dado cuenta de que estaba tan lejos. Para suerte mía Astello no hablo en ningún momento, solo se escuchaban los pasos que dábamos.

Seguimos por un buen rato hasta que por fin pude ver la puerta del salón del que salí corriendo, cuando estuve frente a ella tomé un respiro largo y entre.

Todos seguían en sus propios mundos, solo que ahora habían parejas que estaban bailando en el centro del salón, mientras que los demás estaban en los alrededores comiendo, bebiendo y charlando.

Me adentre y con la mirada me puse a buscar alguna cara conocida, cosa en la que falle debido a que no encontré a nadie. Miré hacia atrás y Astello se encontraba hablando con algunas personas, cuando volví mi mirada al frente dos muchachas se encontraban ahí.

-Lady Athanassia -Dijo la primera muchacha con una sonrisa-, mi nombre es Mía Monique, hija del Marqués Bastian Monique -Hizo una pequeña reverencia y luego miró a la chica que tenía al lado-. Ella es mi amiga.

-Solange Cappielli -Habló la otra muchacha-, es un gusto conocerla, lady Athanassia.

-El gusto es mío -Respondí dando una pequeña reverencia a modo de saludo-. No sabía que el Marqués Monique tuviera una hija, tenía entendido que solo tenía hijos -Hablé a Mía.

-Estuve fuera del imperio desde niña, es normal que no sepa de mí -Dijo con una sonrisa.

-Lady Solange, su apellido me resulta familiar, ¿Nos conocemos?

-Mi abuelo poseía contratos con el difunto Duque Sebastián Visconti, su abuelo, señorita -Aclaró-, puede que haya leído sobre él en algunos papeles viejos que se encuentran en su ducado.

-Tal vez así haya sido -Dije.

Las dos muchachas eran muy amables, Mía era más risueña que Solange, quien no sonrió en ningún momento. Sin embargo, las dos eran igual de habladoras.

-En unos días daré una pequeña reunión para tomar el té -Les comenté-, me encantaría que las dos estuvieran presentes.

-Por mí, encantada -Respondió Mía con una sonrisa.

-Es un honor tomar el té con usted, cuente con nosotras -Dijo Solange.

Luego seguimos con la charla, tendría que agregar dos nombres más a la lista de invitadas antes de dársela a Lara.

De la nada, pude ver a Casian de espaldas, a poca distancia de dónde yo estaba. Sin perder más tiempo, me despedí de Mis y Solange para poder ir a dónde él se encontraba.

Camine entre todo el tumulto de gente, disculpándome con alguna que otra dama a la que empujaba sin querer y escuchando las disculpas que me daban por empujarme a mí.

Cuando estuve a tan solo unos centímetros de Casian, alguien me tomo del brazo y me estiró hacia atrás, haciendo que me golpee con el pecho de esa persona. En cuanto levanté la mirada, furiosa, vi de quién se trataba.

-¡Luca! -Exclame con felicidad y lo abrace- No sabes cuánto te eche de menos, hermanito.

Sentí como una de sus manos me acariciaba el cabello, me separé de él sonriendo.

-¿Cómo has estado?¿Por qué no respondes mis cartas?

-Calma, hermanita -Dijo tranquilo-, ya habrá tiempo para hablar todo lo que quieras, primero tengo que darte una buena noticia.

-La ley se aprobó -Lo interrumpí y él me miró mal.

-¿Quien te lo dijo? -Preguntó frunciendo el ceño.

-Casian -Respondí con simpleza.

-Maldito Castiello, yo quería ser el que te diera las buenas noticias -Susurro.

-¿Haz hablado con Jenna? -Pregunté mirándolo seria.

-Si, dijo que ya estaba tratando de convencer a su padre para acabar con el futuro matrimonio que tendría con Charlotte.

-Todo está marchando bien por ahora -Susurré.

-No te preocupes, hermanita, todo pasará de acuerdo al plan -Dijo seguro de sí mismo.

-Pareciera que no sabes cómo es tu prometida -Dije-, ¿De verdad crees que Charlotte dejara ir así nada más el status y dinero que obtendría al casarse contigo?

-Al parecer mi cuñada es inteligente -Por la voz pude darme cuenta de que Charlotte se encontraba detrás de mí-, no voy a dejar escapar un gran premio como usted, Duque Visconti.

No hizo falta que me girará, Charlotte camino hasta detenerse frente a mí y al lado de Luca.

-No van a librarse tan fácilmente de mí, no importa los trucos o trampas que tengan -Paso su mirada de mi a Luca-, tampoco importa mucho las personas que los ayuden.

Al decir eso era claro que hablaba de Jenna. Al parecer estaba muy consciente de que queríamos deshacernos de ella, no era algo que me preocupara ya que Charlotte no era un gran enemigo, solo era una piedra en nuestros zapatos.

Luego de decirnos eso ella tan solo se fue, caminando elegantemente y con la cabeza en alto.

-Te compadezco -Le dije a Luca a lo cual él me miró confundido-, tienes que soportar a ese zángano todos los días, te compadezco tanto, hermanito -Dije mirándolo con lástima y con una mano en el corazón.

Luca solo se largo a reír, estar con mi hermano era tan simple y divertido, extrañaba eso. Extrañaba mi casa, a mi familia, pero no podía hacer nada para evitarlo. Esto era algo que todos debemos hacer al crecer, casarnos e irnos de casa.

-¿Cómo ha estado mamá?

-Bastante bien, ya no se ve como una muerta en vida por los pasillos -Dijo encogiéndose de hombros-. Incluso me ha ayudado con las tareas que tengo, nunca pensé que ser Duque sería tan cansados -Soltó un suspiro.

-Como decía papá: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Buena suerte con tu gran responsabilidad, luquita -Le sonreí tiernamente.

CielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora