Capítulo 25

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No me quedaba más opción que ir a hablar con Blaine, en el poco tiempo que llevaba en esta casa me di cuenta lo insoportable e intenso que puede llegar a ser cuando quiere algo, igual que un niño pequeño, un maldito niño mimado.

Mientras más rápido llegará al comedor y tuviera la dichosa charla más rápido iba a poder irme lejos de ese idiota, claramente no iba a ir sola, Blaine era capaz de cualquier cosa, era mejor tener a alguien que me sirviera de testigo por si la cosa se pusiera fea y no había nadie mejor que Lara.

En cuanto estuve frente a la puerta que dividía a el espacio en el que se entraba Blaine y en el que me encontraba yo, solté un suspiro con pesadez para luego mirar a Lara y asentir con la cabeza. Ella se encargó de abrir la puerta y entrar detrás de mí.

-Por favor, que sea rápido, Lord Blaine -Le pedí apenas estuve unos metros de distancia de él.

-Lo será -Me aseguro con una sonrisa para luego señalar el asiento detrás de él-, pero primero mejor comamos y luego hablemos.

Por unos instantes miró mal a Lara pero después, al verme, recompuso su mueca a una sonrisa, una falsa obviamente.

Tomé asiento, como él lo pidió, y me apresure a comer sin siquiera darle un mirada o empezar una conversación. Cuando la comida terminó tomé un pañuelo y limpie mi boca mientras miraba a Blaine, quien se encontraba terminando su plato de comida.

No terminaba de sorprenderme lo bello e idiota que era, una belleza desperdiciada en un imbécil. Todo en él era físicamente lo que cualquier muchacha del imperio quisiera en un marido o amante pero todo eso se iba a la basura en cuanto abría su maldita boca y empezaba a hablar.

Me quedé mirándolo y pensando en el desperdicio que era su físico con una personalidad tan pobre que no me di cuenta cuando fue que terminó sino hasta que me habló, sacándome de mis pensamientos abruptamente.

-¿Le parece que empecemos? -Me dio una sonrisa confiado.

-Claro que si -Le devolví la sonrisa.

Mientras que las mucamas se encargaban de levantar la mesa nosotros salimos del comedor; guiada por Blaine, fuimos hasta una de las oficinas de la mansión. Todavía no conocía el lugar por completo pero pude deducir rápidamente que esa oficina era suya.

Sin perder de vista que Lara se encontraba detrás de nosotros me encamine hasta el sofá que se encontraba en medio de la habitación y tomé asiento con total confianza.

-Pongase cómoda -Dijo Blaine para cuando yo ya lo había hecho.

-Gracias -Le regalé una sonrisa inocente.

-Muy bien, mejor vamos a lo que nos compete -Tomó asiento frente a mí y empezó a hablar-. Cómo podrá haber notado, el asunto que quería tratar con usted me tenía muy nervioso y alterado, me disculpo por ello.

-No tiene que preocuparse, entiendo que un asunto tan importante podría llevar a cualquiera a comportarse así -Traté de hacerlo sentir cómodo y en confianza para que de una vez fuera directo y dijera lo que quería.

-Es muy comprensiva, señorita Athanassia.

-Lo sé -Le sonreí-, ¿Puede por favor ser directo?

-Comprensiva y ansiosa -Suspiro-. Necesito su ayuda.

-Me di cuenta de ello desde el momento el que vino todo alterado a tocar mi puerta de manera salvaje -Lo interrumpí.

-Me disculpo por ellos -Dijo incómodo.

Blaine sacó de su traje unos papeles mal doblados y los puso frente a mí, dirigí mi mirada de ellos a él.

¿Un contrato?¿Quería que firmaramos un contrato?

No entendía qué era lo que me estaba tratando de decir o dar a entender, cosa que se dio cuenta por mi mirada y empezó a explicarme.

-Esos papeles son prueba del fraude que cometió la próxima Duquesa Visconti, es decir, la prometida de su hermano -Rápidamente eso captó mi atención y lo mire seria.

-¿Cómo lo consiguió? -Indague mientras tomaba los papeles en mis manos.

-Eso no importa ahora, lo importante es que puede hacer usted con esa información en sus manos. No es que me importe a mí lo que haga pero si usted quiere eso.

-Tendré que darle algo a cambio -Terminé la frase por él, a lo que me dio una sonrisa.

Miré los papeles, algunos eran contratos y otros cartas, todas con la firma de Charlotte Vel Laviti. Los contratos eran con gente del bajo mundo, es decir, personas que se encargaban del trabajo ilegal. Charlotte estuvo robando dinero de su familia por mucho tiempo con la excusa de una beneficencia y no solo de su familia, también de algunos nobles.

Las cartas eran respuestas a otras, aunque no entendía bien el contexto se podría deducir fácilmente que se trataba de un amante al cual ella mantenía. Algo que me parecía estúpido eran algunas leyes, entre ellas estaba la que obligaba a las mujeres nobles a ser vírgenes al momento del matrimonio, si no lo eran el compromiso se rompía y la familia de la mujer debía pagarle una gran suma al ex prometido.

Tenía en mis manos a Charlotte. Si no quería que se enteraran de su pequeño amorío ilegal o de su fraude tendría que hacer lo que le dijera.

-¿Qué le parece la información que acabo de facilitarle? -Me había olvidado que estaba frente a Blaine.

-Interesante -Dije en un susurro mientras seguía leyendo y pensando.

-Lo sé, pero si lo quiere -Dijo arrebatando de mis manos todos los papeles- tendrá que darme algo a cambio, como bien dijo usted.

-¿Que le hace pensar que yo no puedo conseguir esa información ahora que se de su existencia? -Arquee una ceja.

-De hecho lo pensé, pero tardaría mucho, además de que es más fácil tenerlo ahora que sabe que está en mis manos.

-Tal vez, ¿Que quiere a cambio?

-Usted.

-¿Yo? -Pregunté confusa.

-Así es -Sonrió para luego cruzarse de brazos-, la quiero a usted.

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